(722) Se supone que para despertar el
entusiasmo de su ejército tras la pésima noticia de la pérdida de la flota,
pocos días después organizó Gonzalo Pizarro un espectacular desfile de sus
tropas por la ciudad de Lima, uniformadas lujosamente e integradas por más de
mil cuatrocientos hombres, desfilando todos, yendo él a la cabeza, al son de
las trompetas y con incesantes salvas de arcabuz: "Finalmente, Gonzalo
Pizarro entró en su palacio, y, desde los corredores, despidió a los capitanes
y soldados, quienes luego se fueron a sus posadas a descansar de lo mucho que
habían andado".
No obstante, la inquietud de Gonzalo
Pizarro era permanente. No se le iba de la cabeza la imagen de los cuatro
misteriosos navíos que habían pasado por Tumbes, y le extrañaba que Diego de
Mora, que estaba al mando, en su nombre, del puerto de Trujillo, no le enviase
cartas hablándole del asunto. Santa Clara no cuenta lo que ocurría:
"Lorenzo de Aldana llegó con los cuatro navíos a un puerto despoblado
llamado Malabrigo, que está a cinco leguas de Trujillo, para tomar allí agua y
leña. Al saberlo Diego de Mora, se alegró mucho de ello, aunque no sabía con certeza
quiénes eran los que venían en los barcos. Para saberlo, hizo un ardid que le
salió bien. Tomó un navío que estaba en Trujillo, lo proveyó de alimentos y
llamó a treinta hombres de los más principales, y verdaderos amigos suyos. Les
declaró la intención que tenía, y les pidió que le diesen su parecer. Ellos le
respondieron que todo lo que había pensado estaba bien encaminado, y que ellos
le seguirían adonde quiera que él fuese. Marcharon todos a sus casas, y
hablaron de ello con sus mujeres. Después se embarcaron todos en el navío,
llevando Diego de Mora a su mujer, que estaba preñada, así como el oro y la
plata que tenía. Su propósito era ir en busca de los cuatro navíos para
juntarse con ellos. Si se tratara de partidarios de Gonzalo Pizarro, podrían
decir que habían salido para tener noticias de lo que ocurría en Panamá, y si
eran del bando de Su Majestad, se juntarían con ellos". El plan salió
perfecto: "Un día después de salir del puerto, se encontraron con los
navíos, pasaron al de Lorenzo de Aldana, que era un galeón muy grande. Tras
avisar a los capitanes de los otros navíos, llegaron en una barca, y, como se
conocían de antes los unos y los otros, se recibieron muy bien. Después Diego
de Mora y los que le acompañaban se pusieron al servicio de su Majestad como
leales vasallos suyos".
Como puros hombres de acción, se decidió
de inmediato algo importante: "Tras las muchas pláticas que hubo entre
ellos, fue acordado que Diego de Mora y los que le acompañaban fuesen al pueblo
de Cajamarca, para que allí pudiesen con más seguridad alzar la tierra contra
el tirano, y esperar a que llegara el presidente La Gasca. Dispuestos a hacerlo,
retornaron primeramente a la ciudad de Trujillo, donde alzaron públicamente
bandera en nombre de Su Majestad, y Diego de Mora hizo llamamiento de gente,
tomó los dineros del Rey, y los repartió entre ciertos soldados que allí se
encontraban. Hecho esto, envió las copias de los perdones del Rey, con muchos
indios, a los cabildos de San Miguel, Puerto Viejo, Chachapoyas, Huánuco y
otras partes, para que todos acudiesen al pueblo de Cajamarca y se pusieran al
servicio de su Majestad".
(Imagen) Ya hablé de DIEGO DE MORA, pero
no estará de más ver cómo cuenta su hijo (del mismo nombre) sus méritos al Rey
en un escrito del año 1581 (la imagen muestra una página). Lo resumo: "Estando
en Trujillo, Diego de Mora tuvo noticias de la llegada del virrey. Salió a su
encuentro y le recibió espléndidamente en su propia casa. Luego el virrey
reclutó gente. Diego de Mora estaba enfermo, y le envió soldados al virrey, que
le sirvieron hasta que fue derrotado por Gonzalo Pizarro (el hijo oculta
que, después de esa visita, Mora luchó contra el virrey, por miedo a Pizarro,
como veremos enseguida). Habiendo entrado Gonzalo Pizarro en Lima, desconfiando
de Diego de Mora por conocerle como fiel servidor de Su Majestad, intentó
matarlo, y lo dejó de hacer porque Diego de Mora, por miedo, le prometió
servirle. Gonzalo lo llevó a Quito (nada dice de la batalla de Iñaquito, en
la que Mora, sin duda, batalló contra el virrey, que fue derrotado y asesinado).
Gonzalo Pizarro, por asegurar su fidelidad, lo nombró lugarteniente de Trujillo.
Mora aceptó por creer que así tendría oportunidad de servir a Su Majestad. Allí
logró que nadie fuese obligado a ir contra el servicio de Su Majestad (esto no
es creíble). Escribió muchas veces a Pedro de Hinojosa, que estaba en
Panamá con gruesa armada, procurando atraerlo al servicio de Su Majestad. Le envió
recado a La Gasca cuando supo que llegaba, diciéndole que él pondría a su
servicio la ciudad de Trujillo. Recibió contestación por medio de Pedro
Hernández de Paniagua, a quien le facilitó mucha información útil para La
Gasca. Diego de Mora fue el primero que se alzó con una ciudad, Trujillo,
contra Gonzalo Pizarro. Luego convenció a los capitanes Gómez de Alvarado, Juan
de Saavedra, Mercadillo, Juan Porcel y Villalobos para que abandonaran a
Gonzalo Pizarro (fue un trabajo de zapa, que le iba desguazando). Estuvo
también en primera línea durante la derrota definitiva de Gonzalo
Pizarro". Para que no faltara nada, luchó y venció contra el rebelde
Francisco Hernández Girón, el cual trató de convertirlo en traidor. DIEGO DE
MORA murió el año 1554.
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