(709) Por entonces tuvo problemas Pedro de
la Gasca con Diego García de Paredes. Abreviaré lo que cuenta al respecto el
cronista Santa Clara. Primero hace referencia a que, mientras estaba en
Alemania el emperador Carlos V luchando contra los luteranos, "no faltaron
hombres de su ejército, como suele ocurrir, que anduviesen con mala intención y
perversa voluntad; se escaparon unos doce hombres, entre los cuales estaba
Diego García de Paredes, y dicen que fue porque habían pedido a su Majestad que
les diese de comer, y, como no se lo dio tan presto como ellos querían, se
volvieron a España sin su real licencia, con determinación de pasarse al rey de
Francia o al Perú, y con mala intención, como pareció después". La
decisión final fue ir al Perú, cuyos conflictos conocían bien, porque les había
puesto al corriente Francisco de Maldonado, el mensajero que Gonzalo Pizarro
envió a Alemania para defender ante el Emperador su causa.
En cuanto se enteró Carlos V de lo que
había ocurrido, cursó orden a España para que se detuviera a los fugados, pero,
a pesar de que hubo controles, consiguieron embarcarse de tapadillo hacia las
Indias. Diego simuló ser un criado de Cristóbal Gutiérrez, un vecino importante
de Plasencia, el cual estuvo de acuerdo en ayudarle: "Navegando ya mar
adelante, García de Paredes descubrió quién era, y comenzó a hablar sin freno
alabando a Gonzalo Pizarro y a los que le seguían, diciendo que él estaba
dispuesto a ayudarle. Además, comenzó a hablar muy mal de Su Majestad,
afirmando que pagaba muy mal a los que le servían. Por esto, y por cosas peores
que se atrevió a decir con palabras furiosas y malsonantes, le reprendieron
muchos, incluso el mismo Cristóbal Gutiérrez".
Cuando llegaron a Nombre de Dios, se
enteró Diego de que Pedro de Hinojosa y los demás capitanes de Gonzalo Pizarro
habían entregado toda su flota al servicio del Rey. Empezó a despotricar contra
los autores y, especialmente, contra Pedro de la Gasca, diciendo que sus
intenciones eran tomar posesión de la flota para luego convertirse en
Gobernador de Perú. Entonces, Pedro Luis de Cabrera, que era la máxima
autoridad judicial de Nombre de Dios, lo apresó, hizo un informe y se lo envió
a Pedro de la Gasca, cuya reacción, a pesar de su sensatez, fue inevitablemente
dudosa. En principio estuvo dispuesto a enviarlo preso a España, pero
intercedieron por Diego Pedro de Hinojosa, el obispo Loaysa y Lorenzo de
Aldana, que tenían cierto parentesco con el preso, "diciéndole que le
dejase venir a Panamá, para servir a Su Majestad, pues era buen soldado".
La Gasca lo consideraba improcedente, ya
que Diego había llegado a las Indias huyendo del Rey. El inteligente clérigo
veía claros todos los contradictorios matices, y, por fin, lo que más pesó fue
la necesidad de tener contentos a hombres tan importantes en aquellos momentos
sumamente decisivos para derrotar a Gonzalo Pizarro, por lo que les concedió lo
que le pedían. Después, tras ser llevado a Panamá el ya liberado preso,
tuvieron un encuentro casi milagroso, pues Pedro de la Gasca trató amablemente
a Diego, quien, a su vez, se deshizo en arrepentimientos. Pero, aunque el
cronista Santa Clara nos muestra un final feliz, de hecho, no fue así. Veremos
en la imagen que luego 'la cabra tiró al monte'.
(Imagen) Está claro que DIEGO GARCÍA DE
PAREDES (el hijo del heroico 'Sansón de Extremadura') era también un bravo
militar, pero de carácter muy complicado. Aunque hemos visto que Pedro de la
Gasca llegó a creer que había renunciado a su defensa de la rebeldía de Gonzalo
Pizarro (paisano suyo), no hay duda de que volvió a las andadas. Queda patente
en varias cartas que después escribió La Gasca. Durante bastante tiempo,
pareció que Diego iba a actuar con fidelidad. En abril de 1547, La Gasca
comunicó al Consejo de Indias que llevaba a su lado, junto a otros selectos
líderes, a Diego. A finales del mismo año, escribió que tenía los mejores
hombres para luchar contra Pizarro. Y añadió: "También es persona de
importancia Diego García de Paredes". Pero enseguida se torció todo. El 7
de marzo de 1548, a solo un mes de la derrota y muerte de Gonzalo Pizarro, decía
en una nueva carta (lo resumo): "Habiéndose quedado en Guatemala Diego García
de Paredes, me avisaron de la dañada voluntad que tenía y del disgusto que
mostraba con las noticias malas para Gonzalo Pizarro y su rebelión, pero lo
pasé por alto, esperando que, al fin, haría lo que debiese. Entonces no supe
que era asunto tan grave como ahora me han dicho. De manera que, por no errar
disimulando, se lo comuniqué al obispo de Lima, al general Hinojosa y al
licenciado Cianca, y les pareció que no se debía disimular, porque hombre tan
agrio y deseoso de favorecer al enemigo, dificultaba el sometimiento de los
rebeldes y la paz de esta tierra. Y pareció que convenía enviar a vuestra
señoría (el presidente del Consejo de Indias) la información". El
tres de mayo de 1548, tras la muerte de Gonzalo Pizarro, mandó otra carta a
Francisco de los Cobos, Secretario del Rey, para que ordenara que Diego fuera
enviado preso a España. Pero no hubo tal. DIEGO GARCÍA DE PAREDES, huyó de
nuevo, esta vez hacia Venezuela, donde hizo grandes proezas. Es justo que le
dediquemos la próxima imagen. En la imagen actual vemos el merecido premio que
recibió La Gasca: su nombramiento, en 1551, como Obispo de Palencia por el papa
Julio III (texto en latín).
No hay comentarios:
Publicar un comentario