sábado, 2 de mayo de 2020

(Día 1098) Pedro de la Gasca fue bien recibido por todos en Panamá, pero Pedro de Hinojosa y sus hombres tuvieron la descortesía de dar amenazantes vivas al Rey y al 'Gobernador' Gonzalo Pizarro, aunque PEDRO LUIS DE CABRERA se pasó a su bando


     (688) Ya calmado Hinojosa, les mandó a Hernán Mejía y a su suegro, Pedro Luis de Cabrera, que fueran a Nombre de Dios para que se enterasen bien de cuáles eran las verdaderas intenciones de Pedro de la Gasca, y, asimismo, para que defendiesen el puerto de aquella ciudad, pues tenía noticias de que los franceses iban robando y destruyendo por aquellas costas. Cuando el presidente La Gasca los vio llegar, les recibió muy bien, y habló enseguida con Pedro Luis de Cabrera, y lo atrajo al servicio de Su Majestad, pues hacía días que él también lo deseaba, y, por lo que su yerno le vino diciendo en el camino, no fueron necesarias muchas razones, de manera que, sin más, hizo lo que el presidente le rogó".
     Cuando Pedro de la Gasca se dispuso a partir hacia Panamá, le dijeron Mejía y su suegro (cumplidas ya en Nombre de Dios las órdenes recibidas) que deseaban presentarse antes que él, para saber de qué talante estaba Hinojosa. Así lo hicieron, con su visto bueno, y, llegados a Panamá, le contaron maravillas sobre la buena disposición de La Gasca, y le dijeron "que no era hombre del que se pudiera recelar, pues era pacífico, nada soberbio, ni guerrero, sino un clérigo muy humilde, pero que no habían podido saber de él si traía el nombramiento de gobernador para Gonzalo Pizarro, por ser hombre muy callado en todas sus cosas; el general Hinojosa, creyéndolo así, se despreocupó".
     Por fin, partió hacia Panamá Pedro de la Gasca. Le acompañaban los oidores Andrés de Cianca y Juan de Rentería, el Adelantado Pascual de Andagoya y el mariscal y maestre de campo Alonso de Alvarado, entre otros notables (pasado un tiempo, habrá un duro encontronazo entre Cianca y Alvarado). Comenta Santa Clara que tuvieron que atravesar el río que une Nombre de Dios con la ciudad de Panamá "más de 95 veces, porque es muy tortuoso". El recibimiento que se les hizo fue algo extraño: "Cuando llegaban a la ciudad, toparon con el general Pedro de Hinojosa y los capitanes Don Pedro Luis de Cabrera, Don Baltasar de Castilla (protagonista de otra futura rebelión), Pablo de Meneses y Hernán Mejía de Guzmán, con otros capitanes y muchos soldados. Los arcabuceros hicieron una calle por donde Pedro de la Gasca había de pasar, y, al llegar junto a ellos, dispararon todos a una los arcabuces, diciendo en alta voz muchas veces: '¡Viva el Rey y el Gobernador Gonzalo Pizarro, por mar y por tierra!". Aunque a Pedro de la Gasca le agradó el solemne recibimiento, no cabe duda de que era descortés, porque contenía una clara amenaza. Ese 'viva el Rey' era un querer y no poder, puesto que salía de bocas rebeldes, y lo era igualmente llamar gobernador a Gonzalo, ya que no lo era legalmente. Según Santa Clara, a Pedro de la Gasca no le pasó desapercibido que le habían hecho una exhibición "de las fuerzas tan pujantes que tenían para rechazar a cualquiera que no fuese amigo de Gonzalo Pizarro".
     Luego se presentaron para recibirle los vecinos y (algo inevitable en zona de tanto tráfico comercial) los mercaderes. Y después, "estando cerca de la iglesia mayor, llegó el obispo (el recién nombrado como tal, Pablo de Torres) con toda la clerecía, y Pedro de la Gasca les habló a todos graciosamente. Después de rezar en la iglesia, él y los oidores fueron aposentados en las casas del catalán Juan Vendrell". Así que La Gasca, el dulce cordero, se metió en la boca del peligroso lobo (Hinojosa), pero sabrá cómo vencerlo.

     (Imagen) Ya sabemos que el primer capitán que se pasó al bando de Pedro de la Gasca fue Hernán Mejía de Guzmán, y, el segundo, su suegro, PEDRO LUIS DE CABRERA FIGUEROA, nacido en Sevilla el año 1504, y cuya única hija se llamaba Luisa de Cabrera y de la Cerda. Llegó a Perú, con su hermanastro Jerónimo Luis de Cabrera, el año 1538, y, en la carta de la imagen, el gran Pedro de la Gasca, en 1548, recién derrotado y muerto Gonzalo Pizarro, le concedió como recompensa por sus servicios una encomienda de indios que había pertenecido al factor Illán Suárez de Carvajal, a quien tan injustamente había ejecutado el virrey Blasco Núñez. Por el escrito se sabe que Pedro Luis se puso de inmediato bajo el mando de Vaca de Castro en el puerto de Buenaventura, sufriendo muchas penalidades, de lo que se deduce que luchó después junto a él contra Diego de Almagro el Mozo en la batalla de Chupas. Con su típica diplomacia, La Gasca dice que, en cuanto él llegó a las Indias, Pedro Luis se le unió de inmediato, aportando, además, hombres, caballos y armas; lo cual era verdad, pero deja de lado el hecho de que estaba entonces formando parte, como capitán, del ejército de Gonzalo Pizarro. Probablemente, eso ocurrió porque el virrey le había desterrado a Panamá, quizá pensando que era un traidor. La Gasca le nombró capitán a Pedro Luis, y el siguiente gran mérito que menciona de él es el de haber estaba a su lado en la histórica y decisiva batalla de Jaquijaguana, final definitivo de la terrible, aunque demencial, rebelión de Gonzalo Pizarro. Original en todo, la firma de Pedro de la Gasca es, al mismo tiempo, sencilla (El Licdo Gasca), y grandilocuente, por el tamaño de la letra y rúbrica. Como les ocurrió a otros, el estricto Marqués de Cañete, virrey de Perú, le exigió a Pedro Luis en 1556 que marchara a España para hacer allí vida común con su mujer, Doña Francisca de Saavedra (se supone que por reclamación de ella). Seis años después, moría PEDRO LUIS DE CABRERA FIGUEROA en Madrid, siendo enterrado en la iglesia de Santa María de los Ángeles.



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