miércoles, 20 de mayo de 2020

(Día 1113) La Gasca publicó un perdón general para quienes le obedeciesen, y declaró la guerra a los recalcitrantes. Santa Clara explica con nitidez que, sin haber conseguido la armada de Pizarro, La Gasca habría fracasado.


     (703) Después de enviar copias de los documentos, Pedro de la Gasca dio otro paso destinado a formalizar la adhesión de los que estaban decididos a ponerse bajo su mando: "Redactó el auto del perdón general, para que todos los que lo oyesen se pusiesen al servicio de Su Majestad, y se preparó un cadalso desde el que se pregonó en voz alta todo su contenido, el cual fue oído con grandes aplausos de todos los capitanes que habían servido a Gonzalo Pizarro y de todos los demás que estaban presentes. Luego salió Pedro de la Gasca con los capitanes, acompañados de muchos soldados con banderas tendidas, las cuales le entregaron, y, tras haberlas tenido un poco en su poder, se las devolvió, e hizo nombramiento de capitanes, y dio a Pedro de Hinojosa el de capitán general de Su Majestad. Ellos les entregaron las banderas, para su fiel guarda, a sus alféreces, con la solemnidad del juramento que se suele hacer".
     Era evidente que Pedro de la Gasca le iba ganado hábilmente terreno a Gonzalo Pizarro, para quien fue una catástrofe que Pedro de Hinojosa le hubiese entregado toda su armada. Lo consiguió con las suaves maneras de la diplomacia, pero también sabía mostrar sus garras: "Después mandó pregonar guerra abierta, a fuego y sangre, contra todos aquellos que seguían a Gonzalo Pizarro en su rebeldía. A los pocos días, envió a los capitanes Pablo de Meneses y Juan Alonso Palomino a las islas de las Perlas en dos navíos para que evitaran que se fuesen por allí algunos barcos a dar noticia a Gonzalo Pizarro de todo lo que pasaba en Panamá y de lo que contra él se ordenaba". Como estaba bien informado por Lorenzo de Aldana, también les ordenaba que detuviesen las naves "en las que iban a llegar los clérigos y Gómez de Solís, y que les tomasen todos los escritos de Gonzalo Pizarro que llevaban para el Papa y para su Majestad, y que, sin hacerles ningún daño, trajeran pacíficamente a los portadores ante él".
     Santa Clara explica lúcidamente que, de no haber logrado Pedro de la Gasca hacerse con la armada de Gonzalo Pizarro, lo más probable era que fracasara en su misión: "En verdad digo que, si La Gasca no se hubiera apoderado, con su habilidad y diligencia, de estos diez navíos, le sería muy dificultoso lograr su propósito, porque, si intentara llegar por mar al Perú,  no tendría navíos para ello, y, aunque tuviera alguno, serían destruidos por los pizarristas, porque contaban en la flota con muchos soldados diestros y animosos, y llevaban mucha artillería. Y, si quisiese ir por tierra con los pocos hombres que tenía, lo haría con gran peligro de su persona, porque habría de pasar grandes trabajos de hambre y de frío, y la mayoría de sus hombres quedarían muertos en la tierra de los manglares, o siendo maltratados o comidos por las muchas fieras malas y ponzoñosas que hay por allí. Mas como, con el favor divino, halló tan buena coyuntura en Panamá, no tuvo necesidad de seguir este camino tan trabajoso".
     Es cierto que, a más de mil kilómetros, había tropas con importantes capitanes que luchaban contra los hombres de Gonzalo Pizarro, pero en precarias condiciones, y, además, era de vital importancia que Pedro de la Gasca se presentara en Perú con refuerzos y organizara la lucha agrupando a todos los soldados leales a la Corona.

     (Imagen) JERÓNIMO DE ALDERETE nació en Olmedo (Valladolid) hacia el año 1516. Llama la atención su precocidad. Con solo 19 años, ya estaba bajo el mando del gran capitán Diego de Rojas (muerto años después de un flechazo envenenado). Pero pronto se unió a la expedición chilena de Pedro de Valdivia (coincidiendo con el Juan Fernández de Alderete de la imagen anterior). Valdivia y Jerónimo hicieron entonces su sociedad económica con Francisco Martínez de Vegaso. Alderete dio muestras de sensatez allá por donde pasó. En cuanto se fundó Santiago de Chile, fue nombrado repetidas veces regidor (concejal) de la ciudad. En 1544 formó parte de una expedición marítima, por encargo de Valdivia y dirigida hacia el Estrecho de Magallanes. Descubrieron nuevos parajes, y llegaron hasta cerca de lo que hoy es la ciudad de Osorno (Chile), tomando Alderete oficialmente ante el escribano posesión de aquellas tierras. Luchó contra los temibles araucanos, quienes, en 1553, mataron salvajemente a Valdivia. Poco antes, Jerónimo había sido enviado por Valdivia a España, llevando, por primera vez, una importante cantidad de oro para el Rey. La estancia en la Corte puso de manifiesto su gran carisma personal. Fue muy admirado y recompensado, hasta el punto de que lo incorporaron al grupo de notables que se presentaron en Inglaterra para asistir a la boda de Felipe II con la reina María Tudor. Antes de volver de España, lo nombraron Caballero de Santiago, y también Gobernador y Adelantado de Chile, pues ya se conocía la muerte de Valdivia, quien, por otra parte, queriéndolo como a un hijo, ya lo había nombrado para tal cargo en su testamento. De éxito en éxito. Pero, desgraciadamente, JERÓNIMO DE ALDERETE enfermó en su viaje de regreso, y murió el año 1556 en la panameña isla de Taboga. Fue enterrado en la iglesia de La Merced (Ciudad de Panamá). De no haber ocurrido, se habría encontrado un serio problema en Chile, pues se disputaban su puesto Francisco de Aguirre y Francisco de Villagra, conflicto que fue solucionado por el virrey de Perú nombrando para tal cargo a su hijo, García Hurtado de Mendoza.



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