(698) Ese descortés trato del Rey le tuvo que encoger
el alma a Gonzalo Pizarro, porque, aunque ya lo temiera, es probable que
hubiese dado cierto crédito a los rumores de que los documentos que traía Pedro
Hernández Paniagua contenían su nombramiento oficial para el ilustre cargo de
Gobernador. Veamos lo que le dice el Rey a Gonzalo Pizarro (resumido):
"Por vuestras cartas, y por otras comunicaciones, he sabido las
alteraciones y cosas acaecidas en el Perú después de que llegara el virrey
Blasco Núñez Vela, a causa de haber querido poner en ejecución las Leyes Nuevas
por Nos hechas para el buen gobierno de esas partes, y buen tratamiento de sus
naturales. Tengo por cierto que, ni vos, ni los que os han seguido, habéis
tenido intención de desobedecernos, sino la de evitar la aspereza y rigor que
el dicho virrey quería usar, sin admitir apelación alguna". Añade a
continuación que, por ese motivo, había
enviado a Pedro de la Gasca con amplios poderes, "para que lo que, en
nuestro nombre, él os mandare, lo cumpláis como si por Nos os fuese mandado, y
de vos confiamos que así lo hagáis, pues tengo y tendré memoria de vuestros
servicios, y de lo que el Marqués Don Francisco Pizarro, vuestro hermano, nos
sirvió, para que sus hijos y hermanos tengan merced".
En el texto, el Rey se muestra, quizá
diplomáticamente, demasiado comprensivo con Gonzalo Pizarro, en perjuicio,
además, de la memoria del virrey, cuya muerte, de haberla conocido (ocurrida un
mes antes, pero sin que aún hubiese llegado la noticia), habría dado como
resultado una carta muy diferente.
Veamos el contenido resumido de la carta
que le envió Pedro de la Gasca a Gonzalo Pizarro. Para empezar, utiliza un
tratamiento más respetuoso. Lo llama 'Ilustre señor', pero eludiendo la palabra
'Gobernador'. El tono es cortés, y se disculpa ante Gonzalo por no haber podido
enviarle antes la carta. Le explica que le envía las dos cartas, la del Rey y
la suya, por medio de Pedro Hernández Paniagua, "porque es persona de la
calidad que requiere Su Majestad, y tan principal en aquella tierra de vuestra
merced (era también de Extremadura, aunque de Plasencia). En España hubo
preocupación sobre cómo se deberían tratar las alteraciones que ha habido en el
Perú tras la llegada del virrey Blasco Núñez, a quien Dios perdone (expresión
habitual para hablar de un difunto), y a Su Majestad, tras oír los
pareceres que sobre esto hubo, le pareció que las alteraciones no se habían
causado para desobedecerle, sino por defenderse del rigor y la aspereza contra
los derechos que, en vuestra apelación ante Su Majestad, habíais
manifestado".
Ya vemos que el tono del escrito sigue la
misma pauta de aparente justificación (de lo que fue una clara rebeldía) que
empleaba el Rey en el suyo, pareciendo casi que el tonto útil del conflicto era
el virrey. La prueba evidente de que la culpa estaba en la actitud de Gonzalo
Pizarro y sus hombres radica en que La Gasca fracasará en su actitud
negociadora, y tendrá que triunfar a sangre y fuego. No obstante, el fracaso de
estos planteamientos, le serviría, al menos, para dejar constancia, ante el Rey
y el mundo entero, de que actuó sin precipitaciones, y de que la guerra fue
inevitable. Como, además, la ganó, ha pasado a la Historia, justamente, como
uno de los grandes personajes de las Indias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario