martes, 28 de abril de 2020

(Día 1094) Carlos V había seguido los consejos de su hijo, Felipe, y vio rápidamente en Pedro de la Gasca el hombre ideal para tan difícil misión.


    (684) El cronista Pedro Gutiérrez de Santa Clara ha quedado desvalorizado, y hasta con fama de poco fiable. Sin embargo, a medida que avanzo en su lectura, veo que tiende a contar los hechos de forma literaria, pero sin tergiversarlos, lo que da como resultado una información más extensa que la de los demás, más amena y con datos que, aunque solo él los aporta, se van confirmando indirectamente. Nos acaba de contar Inca Garcilaso que llegaron a España representantes de Gonzalo Pizarro y del virrey para informar de lo que sucedía en Perú. Santa Clara también habla del asunto, pero lo amplía, porque añade que, tras estar con el Príncipe Felipe, los que llegaron de Perú se atrevieron a ir hasta Alemania (concretamente, a Colonia) para hablar con el Emperador y entregarle las cartas que le enviaba su hijo. Y, además, nos revela que iba también como emisario el bilbaíno Jerónimo de Zurbano, acompañando a Diego Álvarez Cueto, cuñado del virrey, de quien los dos eran representantes. Dije en su día que Zurbano luchó contra Gonzalo Pizarro bajo el mando de La Gasca, pero, según este dato, ya lo habría hecho anteriormente sirviendo al virrey.
     Además de leer el contenido de las cartas que le envió su hijo, Carlos V escuchó las versiones sobre la situación de Perú que le dieron los emisarios de ambas partes. Le quedó claro que era inaceptable que los oidores de Lima hubiesen apresado al virrey, así como la rebelión que estaba iniciando Gonzalo Pizarro, pero también la torpeza del virrey al pecar de excesivo rigor en la exigencia del cumplimiento de las leyes, aunque se daba cuenta de que no hacía más que cumplir las órdenes que le dio: "Su Majestad sintió mucho lo que los mensajeros le habían dicho cada uno por su parte, y, como sabía bien la dificultad que había para pacificar las tierras del Perú a  no ser con blandos medios, le dijo con gran modestia y templanza a Francisco Maldonado (representante de Gonzalo Pizarro) que todo se haría muy bien, para poder solucionar los conflictos. Luego escribió a los de su Real Consejo y al Príncipe Felipe para que se hiciesen las cosas como ellos habían propuesto, de manera que se preparasen los documentos para que el licenciado Pedro de la Gasca fuese nombrado presidente de la Audiencia de Lima".
     Entonces Carlos V le envió una carta a Pedro de la Gasca. Santa Clara copia el texto, y, contagiado por las críticas que se le hacen, me parecía que no era auténtico, por tener una fecha imposible, pero, una vez más, el cronista me gana la partida: he comprobado que es una errata. Así que sigo confiando en él y resumo su contenido. El Rey da por hecho que La Gasca conoce bien lo que está pasando en Perú. Le dice que será necesario cambiar de estrategia: "Nos ha parecido que lo mejor es llevar los asuntos con blandura y moderación, y que vaya una persona con experiencia y celosa de nuestro servicio. Puesto que tenemos por cierto que en vos hay estas cualidades, deseamos elegiros y nombraros para ello". La Gasca estaba entonces en Valencia, y el Rey, que, sin duda, había hecho gestiones anteriormente para complacer al prudente clérigo con un cargo importante en alguna iglesia, le tranquiliza: "Cuando volváis del Perú, os honraremos y favoreceremos como corresponda". La carta está firmada en Colonia el 16 de agosto de 1545, y refrendada por Francisco de Eraso, quien, efectivamente, era allí su secretario.

     (Imagen) Para confiar en la autenticidad de una carta de Carlos V que transcribe el cronista Santa Clara, nos sirve el hecho de que está firmada en Colonia el año 1545, y refrendada por el secretario que allí tenía el Emperador. La carta está dirigida a Pedro de la Gasca, y en ella le comunica que le ha escogido para solucionar los gravísimos problemas de Perú. Ya que nos ha salido al paso ese secretario, hablemos de él: se trataba de FRANCISCO DE ERASO. Aunque sus padres eran de Eraso (Navarra), él nació en Madrid el año 1507. Era hijo de Hernando de Eraso, personaje de mucho relieve en el entorno de los Reyes Católicos, quien le abrió muchas puertas en la Corte. Ejerció como secretario de reyes al servicio de Carlos V y su hijo, Felipe II, y tuvo la suerte de coger gran experiencia trabajando a la sombra de Francisco de los Cobos, el gran secretario de Carlos V, tan apreciado por el emperador, que le regaló (de forma poco correcta) una bella culebrina (cañoncito) de plata maciza que le había dado Hernán Cortés, grabada con un pomposo lema: "Aquesta nació sin par; yo, en serviros, sin segundo; Vos, sin igual en el mundo". Para mayor descortesía, Los Cobos la fundió después. Fue Eraso quien formalizó el documento por el que Carlos V, el año 1555, dejó en manos de su hijo el gobierno de los territorios de Flandes y de las Indias. El emperador mostró entonces el aprecio que le tenía a su secretario diciéndole a su hijo que "estimase tanto el haberle dado estos reinos como el dejarle a Francisco de Eraso de consejero". No tardó en convencerse de su valía, pues lo nombró poco después secretario del Consejo de Indias, por fallecimiento de Juan de Sámano (al que ya mencioné). FRANCISCO DE ERASO conoció muy de cerca grandes acontecimientos y algunos espantos que los secretarios ven, pero se callan. Murió en Madrid el año 1570. Hombre muy adinerado, encargó para su tumba las estatuas que vemos en la imagen. Aparecen de rodillas él con Mariana de Peralta, su mujer, y, detrás, San Francisco de Asís, llamado el Poverello porque de riquezas sabía poco.










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