martes, 14 de abril de 2020

(Día 1082) Fracasó un atentado de varios soldados suyos contra Francisco de Carvajal. Quedó levemente herido, y con la sospecha de que había sido intencionado. Los autores huyeron al bando contrario.


     (672), Tal y como lo cuenta Santa Clara, se ve que, junto a la tropa de Lope de Mendoza, iba otra capitaneada por Nicolás de Heredia, ambos recién venidos de su fracasada campaña por Tucumán bajo el mando del fallecido Diego de Rojas. Antes de que Lope de Mendoza hubiese saqueado los bienes de Francisco de Carvajal, este implacable luchador estuvo a punto de ser víctima de un motín. Por entonces, según nos aclara el cronista, estaba también en la tropa de Carvajal el valioso capitán Alonso de Mendoza, quien, algún tiempo después, se pasará al bando de los leales al rey, tras ser convencido por el gran Diego Centeno.   
     Había ocurrido que en el pueblo de Pocona, se dio una batalla nocturna, en la que algunos de los de Carvajal perdieron los nervios. Escuchemos a Santa Clara: "Con aquellos asaltos tan furiosos que daban los soldados mendocinos y heredianos, hubo pizarristas que se atemorizaron, creyendo que habían de ser vencidos. El que más se asustó fue Pedro de Avendaño, secretario de Francisco de Carvajal, quien, para ponerse al servicio de Su Majestad, propuso a otros matar a su amo, para sacar del mundo a hombre tan malo y cruel como lo era este endemoniado. Convenció a Damián de la Bandera y a Francisco Rodríguez Matamoros, grandes amigos suyos, quienes, a su vez, se pusieron de acuerdo con diez arcabuceros animosos que, desde hacía tiempo, deseaban matarlo. Aunque solía ir disfrazado, Damián de la Bandera y Matamoros tuvieron la suerte de reconocerlo entre varios que peleaban, porque era un poco cojo. Estando algo apartados de él, le dispararon los dos, pero tuvo la suerte de que una bala no le acertó, y la otra le dio en la punta de una nalga sin gran daño, y, pasando adelante fue a dar en las espaldas de un portugués llamado Pedro Galván, quien no tardó en morir de las consecuencias".
     Carvajal no vio claro lo que había ocurrido, pero desconfió: "No descartó que hubiera entre sus hombres algún traidor. Fue con gran presteza adonde Alonso de Mendoza, y le dijo que fuese a la plaza para averiguar lo ocurrido. Damián de la Bandera y Francisco Rodríguez Matamoros tenían miedo de ser descubiertos, y no se atrevieron a quedarse allí. Con este recelo, escaparon adonde Lope de Mendoza, el cual les recibió muy amigablemente". También se pasaron al bando de Lope los arcabuceros que iban a colaborar para matar a Carvajal, los cuales no pudieron llevarlo a cabo porque, tras haber sido herido, se metió en medio de su gente. Fue entonces cuando correspondieron al buen recibimiento de Lope de Mendoza haciéndole saber que le sería muy fácil despojar a Carvajal de los muchos bienes que tenía, con poca protección, en un campamento cercano. Olvidado de este punto débil, Carvajal estaba entonces ocupado en otro asunto: "Se metió en su recámara, y el médico le curó secretamente, sin que nadie lo sintiese, y, mudando sus vestidos, salió, cenó y bebió, pues se hallaba muy fatigado por la sangre que le había salido del arcabuzazo, por no haber dormido, por lo mucho que había andado a pie, que no estaba acostumbrado a ello, y porque anduvo siempre armado (y, naturalmente, porque ya había cumplido ochenta años)".
    
     (Imagen) Al hablarnos Santa Clara de la triste e injusta muerte de Juan Velázquez Vela Núñez, el hermano del virrey, dice que fue llevado su cuerpo a la casa de HERNANDO DE MONTENEGRO para amortajarlo. ¿Por qué allí precisamente? Lo veremos sobre la marcha. Da gusto hablar de Hernando porque, aunque poco mencionado, tuvo una biografía espléndida, y, además, mantenida con una conducta ejemplar. En la imagen vemos que una nieta suya, Doña Lucía de Montenegro, en 1586, pide que se le muestre la relación de méritos que su abuelo había presentado treinta años antes, y que se confirmen los hechos con testigos. Hernando nació, probablemente, en Villanueva de Alcorón (Guadalajara) a finales del siglo XV. Llegó a las indias hacia 1516 y estuvo entonces al servicio del cruel Pedrarias Dávila. Aparece en Perú poco después de la muerte de Atahualpa, y, cuando asesinaron a Pizarro, intentó avisarle, pero llegó tarde. Pedro de la Gasca, en 1549 le premió generosamente y con sumo placer, justificándolo con un brillante resumen de sus grandes méritos. Que, dicho más brevemente, fueron estos: Se puso bajo el mando de Vaca de Castro contra Diego de Almagro el Mozo. Al ser apresado el virrey Blasco Núñez Vela (y luego asesinado), Hernando tuvo en su casa a su buen hermano Juan Vela Núñez, recogiendo y amortajando después su cadáver cuando le cortaron la cabeza. Gonzalo Pizarro le maltrató "al conocer de vos la constancia que teníais en el servicio a Su Majestad". La Gasca, que no olvida nada, añade que le ayudó para que avanzara con su tropa, aportando suministros y preparando puentes para facilitarles el acceso. Elogia su participación en la derrota final de Gonzalo Pizarro. Y alaba su productividad: "Fuisteis uno de los primeros en plantar en estas tierras viñas, legumbres, membrillos, granadas, higueras e otros géneros de frutas de Castilla, e dado plantas de ellas a otras personas para que hiciesen lo mismo". HERNANDO DE MONTENEGRO fue premiado también con un escudo de armas familiar, y llegó a la edad de ochenta años.



No hay comentarios:

Publicar un comentario