jueves, 2 de abril de 2020

(Día 1072) Tras un desastroso rodeo del virrey hacia Quito, y después de descubrir, ya tarde, el engaño de Gonzalo Pizarro, empezó el enfrentamiento.


     (662) A pesar de ver muy fácil derrotar a Pedro de Puelles, por creer que Gonzalo Pizarro estaba ausente, el virrey tuvo una reunión con sus capitanes, y decidieron no precipitarse: "Les pareció que era de menos riesgo meterse en la ciudad, y el virrey, dejando su campamento con las tiendas y los indios que traía, atravesó con su tropa mucha sierra lloviéndole toda la noche, de manera que muchas veces los caballos caían rodando por las cuestas abajo hasta caer en los ríos. Caminaron toda la noche de esta manera, dejando muertos algunos caballos, y perdidos algunos soldados, que después no llegaron a tiempo a la batalla, y, siendo ya día claro, se halló a una legua de Quito. Con este largo rodeo, fue necesario andar más de ocho leguas. Se atribuyó este daño a un gran yerro de los consejeros del virrey, pues, con ello, tras andar, antes de la batalla, ocho leguas por sierras y caminos tan ásperos, se fatigaron la gente y los caballos".
     Cuando el virrey entró en Quito, recibió el gran disgusto de saber que se encontraba presente entre sus enemigos Gonzalo Pizarro, quien, a su vez, tuvo el gran gusto de conocer con detalle que el virrey había vuelto a Quito con su gente agotada, tras el nefasto recorrido: "Gonzalo Pizarro, con gran prisa, alzó su campamento, y caminó ordenadamente, con determinación de dar la batalla dondequiera que topase al virrey. El cual, sabiendo la ventaja que los enemigos tenían, y que no esperaba ningún otro remedio, determinó poner el negocio en riesgo de batalla, con la esperanza de que se le pasarían los que eran fieles a Su Majestad".
    En realidad, la situación era desesperada, pero el virrey y sus hombres reaccionaron con coraje: "Salió de la ciudad a recibir al enemigo, animó a su gente con gran esfuerzo, y todos fueron marchando con gran ánimo como si tuvieran ya la victoria por suya, pues, aunque Gonzalo Pizarro tenía más gente, el virrey llevaba hombres muy señalados. Eran capitanes de infantería Sancho Sánchez de Ávila, su primo Juan Cabrera y Francisco Sánchez. Eran capitanes de caballería el Adelantado Sebastián de Belalcázar (que iría más o menos forzado por las circunstancias), Cepeda y Pedro de Bazán".
     Y la batalla empezó: "Así llegaron los escuadrones a vista el uno del otro. Salieron los arcabuceros de ambas partes a trabar la escaramuza. Los de Pizarro tenían mucha ventaja sobre los del virrey, por la mucha pólvora que llevaban y porque eran más diestros. Los escuadrones se acercaron tanto, que fue necesario retrasarlos. En el campo de Pizarro, retiró a los suyos el capitán Juan de Acosta, con otro buen soldado llamado Páez de Sotomayor. Entonces Gonzalo Pizarro ordenó al licenciado Carvajal que acometiese por el lado diestro de los enemigos, y él se puso delante de su gente de a caballo, pero sus capitanes no lo consintieron, y le pusieron a un lado de la infantería, para que desde allí gobernase la batalla. La gente de a caballo del virrey, que serían hasta ciento cuarenta hombres, viendo que los del licenciado Carvajal iban a ellos, salieron a su encuentro, y arremetieron todos juntos en tropel".

     (Imagen) A veces es difícil encontrar datos sobre lo que voy contando, y tendré que dar ahora un rodeo. Hemos visto que, al atacar al virrey, Gonzalo Pizarro mandó retirar un poco la vanguardia, y lo hicieron el capitán Acosta y Páez de Montemayor. Solamente he podido averiguar que Páez era el maestre de campo de Acosta, y también que nació en Guadalajara. Es muy probable que se tratara de un tal Diego Páez, y me va a servir de hilo de conducción en estos comentarios. DIEGO PÁEZ DE MONTEMAYOR nació el año 1517, se casó en Pamplona (Colombia) con Beatriz de Vargas. Tuvieron un hijo muy importante, ANDRÉS PÁEZ DE SOTOMAYOR, juez y militar, nacido el año 1574 en esa misma localidad. En 1622 fundó lo que sería la colombiana ciudad de Bucaramanga, que hoy cuenta con medio millón de habitantes. Tuvo un origen curioso. Los caciques de la zona protestaron por abusos de los españoles, y, para solucionarlo, Andrés Páez, acompañado del sacerdote Miguel de Trujillo, desplazó a unos indios belicosos, y estableció allí la población de Bucaramanga, concentrando a varios grupos de indios, con intención también de facilitar su evangelización. La escultura de la imagen muestra a Páez, al clérigo y a un cacique de los indios rebeldes en actitud violenta. La ciudad de Pamplona, tan vinculada a los Páez de Sotomayor, está a unos 100 km de Bucaramanga, y la fundó en 1549 otro extraordinario capitán (de trágico destino): el pamplonés PEDRO DE URSÚA. Hizo grandes cosas Ursúa (sobrino del importante oidor Miguel Díez de Armendáriz, a quien iremos conociendo), pero lo que más se recuerda de él es su infernal bajada por el Amazonas, llevando bajo su mando al terrible Íñigo Lope de Aguirre, quien lo mató traicioneramente, y, no pareciéndole suficiente, hizo lo mismo con su amante, la mestiza INÉS DE ATIENZA. Luego continuó diezmando a la tropa, hasta que otros soldados del Rey le pagaron con la misma moneda. Previamente, mató a su hija "para que no fuera colchón de sus enemigos".



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