lunes, 13 de abril de 2020

(Día 1081) Juan de la Torre Villegas animó a Juan Velázquez Vela Núñez, hermano del difunto virrey, para escapar juntos a España. En una vil maniobra, Juan de la Torre se lo contó a Gonzalo Pizarro, diciendo que el plan era obra de Vela Núñez, a quien le cortaron la cabeza.


     (671)  Enseguida veremos la reacción de Francisco de Carvajal cuando Lope de Mendoza desvalijó su almacén de provisiones y objetos valiosos. Creo que ahora merece la pena oír al cronista Santa Clara contar el triste final de Juan Velázquez Vela Núñez, hermano del virrey (a quien Cieza, para que nos persiga la confusión, llama Francisco; doy por hecho, mientras no se demuestre lo contrario, que se llamaba Juan). Considero al poco reconocido Santa Clara como el cronista más expresivo y rico en detalles, lo que dio como resultado un texto de gran extensión. Los hechos ocurrieron en Lima, y ya sabemos que Juan de la Torre, organizador de la trama, haciéndose el arrepentido, le dijo a Gozalo Pizarro que el hermano del virrey planeaba con algunos otros, matarlo a él y escapar a España en un barco. Le aseguró que estaban implicados más de treinta, y, entre ellos Rodrigo Mejía y Bernardino de Loaysa. El apellido de este último le pudo costar la vida a alguien que no tenía nada que ver: "Prendido Rodrigo de Mejía, mandó a Gaspar Mejía que prendiese a Loaysa también, pero él solo conocía a uno con ese apellido, y fue con seis arcabuceros a prender al sacerdote Baltasar de Loaysa. Topó con él en una calle, y le hizo apear de su mula con maltrato". El clérigo le explicó el error, que fue confirmado por la gente, y Gaspar fue en busca del verdadero culpable, pero había tenido tiempo de escapar, e, incluso, posteriormente, por petición de muchos, fue indultado. A los dos días del percance con el clérigo, iba galopando por el mismo sitio Gaspar Mejía, se estrelló contra una pared, y murió. Santa Clara lo interpretó como un castigo divino por el maltrato al religioso.
     Luego se ocuparon del hermano del difunto virrey: "Cuando le prendieron, se demudó, porque el que es honrado, aunque sea inocente, se turba si le acusan de cosa mal hecha. Dijo que su intención no había sido matar ni perjudicar a nadie, sino irse a España para descansar de tantos trabajos y fatigas como él había pasado. Aunque el licenciado Cepeda, encargado de juzgarle, le dijo a Gonzalo Pizarro que no veía motivos para condenarlo, lo sentenció cruelmente a muerte. Esta justicia o, por mejor decir, injusticia se hizo por insistencia del tirano, a pesar de las súplicas de los obispos y religiosos, de hombres buenos y de Francisca Pizarro, sobrina del tirano (hija de Francisco Pizarro). Como había tantos rogadores en su favor, el tirano y Cepeda le dieron mucha prisa para que se confesase, y, después de hacerlo, lo llevaron a la plaza pública, yendo a su lado fray Tomás de San Martín, que fue quien le confesó, y le ayudaba cristianamente a morir. Luego le cortaron la cabeza, y a sus pies se puso un escrito que decía 'por amotinado'. Amortajaron su cuerpo en casa de Hernando de Montenegro, y lo enterraron en la catedral. Cuando el bueno y desdichado Vela Núñez quiso ponerse de rodillas para encomendarse a Dios, Antonio de Robles, hombre muy desvergonzado, hermano del capitán Martín de Robles, quiso atropellar con su caballo al desdichado para impedirle que muriera cristianamente, y fray Tomás, muy airado, le dijo que esperaba que Dios le pusiera en la misma situación, lo cual se cumplió en el Cuzco pasado poco tiempo. Ese mismo día, que fue el 9 de noviembre de 1546, hicieron cuartos a Rodrigo Mejía, a quien no pudo ayudar Hernando Pizarro, hijo del tirano, como lo había hecho antes en la mar (recordemos que Martín de Alarcón no lo había matado en un barco, junto a otros amotinados, porque el hijo de Gonzalo Pizarro le contó que siempre había sido bien tratado por él)".

     (IMAGEN) El cronista Santa Clara se duele profundamente por la muerte de JUAN VELÁZQUEZ VELA NÚÑEZ, el hermano del virrey. De lo que cuenta se desprende que era el mayor de todos los hermanos, y nos da detalles de las trágicas circunstancias que llevaron a tan triste final: "La muerte de Vela Núñez causó gran pesar en todos los que le conocían, pues le tenían mucho respeto y gran amor por ser de mucha bondad y de gran virtud. Influyó mucho en el virrey para que no fuese tan áspero de condición con los vecinos. Tendría unos sesenta años, y toda su persona denotaba valor y bondad". Uno de los mayores errores cometidos por el intransigente virrey fue el de matar al factor Illán Suárez de Carvajal, como muestra en la imagen la lámina dibujada años después por el mestizo Guamán Poma de Ayala. Como dice ahora el cronista, "el traidor que preparó la caída de Vela Núñez fue perdonado, y el inocente, condenado a muerte".  Se refiere a quien ya conocemos, Juan de la Torre, de segundo apellido Villegas (y villano de condición), el polo opuesto del excepcional Juan de la Torre Díaz Chacón, uno de los Trece de la Fama (del que hablamos anteriormente). Juan de la Torre Villegas se hizo el arrepentido ante Gonzalo Pizarro de un plan para matarle y luego fugarse, que él mismo había tramado, acusando de su autoría a Vela Núñez, el cual solo quería huir a España, cansado de tanto sufrimiento y horror, culminado con el asesinato de su hermano, el virrey. Para mayor sarcasmo, Juan de la Torre fue uno de los que le arrancaron pelos de la barba a la cabeza decapitada del virrey, para lucirlos en el sombrero. Años atrás, había dejado en evidencia ante Francisco Pizarro, con datos inventados, al gran Hernando de Soto. Estuvo también excomulgado un tiempo por su mala catadura. Ya vimos con qué exagerado peloteo se dirigía en una carta a Gonzalo Pizarro. Pero di por supuesto, equivocadamente, que aceptaría la oferta de perdón que le hizo Pedro de la Gasca, si abandonaba a Gonzalo Pizarro y se ponía al servicio del Rey. De hecho, se mantuvo a su lado, y sufrió junto a él, en Jaquijaguana, la derrota y la muerte. Al menos, la última página de su vida fue rebelde pero honrosa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario