lunes, 30 de marzo de 2020

(Día 1069) Los apresados por Melchor Verdugo le dieron todo el dinero que les pidió. Partió en un navío, que le quitó en Nicaragua Juan Alonso Palomino. Fue luego a Nombre de Dios y atacó a hombres de Pizarro. Luego a él le persiguió el gobernador Ribera.


     (659) La extraña osadía de Melchor Verdugo resulta algo confusa, aunque parece ser que su principal intención, además de las venganzas personales, era la de ponerse al servicio de la Corona. Para empezar, les dio una explicación a sus atónitos presos: "Les dijo que quería ir en busca del virrey, y que, para llevar gente y armas, tenía necesidad de dinero, por lo que todos ellos podían rescatarse dando la cantidad que cada uno pudiese, y la pagase pronto, porque, de lo contrario, los llevaría presos consigo. Los presos pagaron al contado, y, de la Caja Real, sacó lo que había, y, con lo que él tenía, que era hombre rico, juntó gran fortuna". Inca Garcilaso nos va a contar la enredada aventura de Verdugo, que al final quedó en nada, pero sin decirnos qué fue después de él.
     Resumiendo sus andanzas, ocurrió lo siguiente. Se embarcó en un navío, y saqueó otro que iba repleto de mercancía del capitán Bachicao, repartiéndola entre él y sus hombres. Temiendo a la armada de Gonzalo Pizarro, evitó llegar a Panamá y fue hacia Nicaragua. Al saberlo Pedro de Hinojosa, envió tras él, con dos navíos y ciento veinte arcabuceros, al capitán Juan Alonso de Palomino, quien, viendo que Verdugo había bajado a tierra en un punto de la costa, se apoderó de su navío. No desembarcó para luchar contra Verdugo por temor a que los vecinos de la zona le cortaran la salida a mar abierto, y decidió volverse adonde Hinojosa tras haberse apropiado de todas las naves que vio en su entorno.
     Perdida su embarcación y sin posibilidad de comprar otra porque Palomino se las llevó todas, Verdugo no renunció a su propósito de hacer alguna proeza contra el rebelde Gonzalo Pizarro: "Consideró que, yendo a Nombre de Dios, podría hacer algún hecho grande en aquella ciudad, porque imaginó que Pedro de Hinojosa tendría allí poca gente. Con esta imaginación, preparó cuatro fragatas, y, con cien soldados, fue por la laguna de Nicaragua (actualmente hay un proyecto de hacer allí un nuevo canal como el de Panamá), saliendo por su desaguadero al Mar del Norte (el Atlántico), para llegar a Nombre de Dios. Llegó a media noche a la ciudad, saltó en tierra y cercó la casa donde estaban los capitanes Don Pedro de Cabrera y Hernán Mejía con algunos soldados, los cuales, al oír gente, se pusieron a defender la casa. Los de Verdugo le pegaron fuego, y los de dentro se vieron en mucho peligro, aunque pudieron salir por medio de los enemigos sin resistencia, porque tenían más intención de robar que de matar. Los huidos se salvaron escondiéndose en las grandes montañas que había cerca".
     Los escapados fueron a Panamá, y, enterado Pedro de Hinojosa de lo ocurrido, quiso vengarse, pero amparado legalmente. Para ello, denunció los hechos al gobernador, el Doctor Rivera, quien aceptó sus razones y se dispuso a castigar a Verdugo, llevando como refuerzo a Hinojosa y sus hombres, aunque. "previamente, para asegurarse de ellos, tomó juramento de pleito homenaje a Pedro de Hinojosa y a sus capitanes de que le obedecerían como a Capitán General, y, hecho esto, salieron de la ciudad de Panamá en dirección a Nombre de Dios".

     (Imagen) El Gobernador de Castilla del Oro (zona panameña y colombiana) PEDRO DE RIBERA, fue un hombre sensato y fiel a la Corona. Tuvo el acierto de unirse al rebelde Pedro de Hinojosa para una causa justa: expulsar de Panamá a Melchor Verdugo, quien había llegado para defender, supuestamente, la causa del Rey, pero con procedimientos piratescos. Luego Hinojosa quiso apoderarse por la fuerza de Panamá, se le enfrentaron los vecinos bajo el mando de Ribera, y fueron derrotados. Pero, una vez más, demostraron ambos tener dotes diplomáticas. Aunque Hinojosa se apoderó del territorio para evitar que llegaran fuerzas del Rey desde España que acabaran con la rebelión de Pizarro, no paralizó el gobierno de Ribera (quizá recordando su ayuda para expulsar a Verdugo), sino que, con buenas maneras, calmó a los vecinos y se limitó a mantener un control militar. En una carta (la imagen muestra el primer folio) que Ribera le escribió al Rey, le explicaba varios de los hechos ocurridos justo antes de que llegara Melchor Verdugo. La referencia del documento lo resume: "Carta al Rey del doctor Pedro de Ribera, dando cuenta de las tropelías cometidas por Hernando Bachicao, general enviado por Gonzalo Pizarro a Panamá, por lo que habían recibido al otro general del dicho Pizarro, Pedro de Hinojosa, con 4 capitanes y 600 hombres bajo ciertas condiciones. Panamá, 8 de marzo de 1546". Le escribió otra curiosa carta seis meses después al corrupto licenciado Diego Vázquez de Cepeda, rebatiéndole los tramposos argumentos que utilizaba para justificar la rebelión de Gonzalo Pizarro. Y le daba una noticia que zanjaba el asunto: "Paréceme, señor, que ya no hay para qué tratar de todo lo dicho, porque está a punto de llegar para solucionarlo el licenciado Don Pedro de la Gasca, el cual es un santo hombre de mucha ciencia y paciencia, y el clérigo de más crédito que en España queda". Ya vimos que Cepeda salvó la vida abandonando a Gonzalo Pizarro poco antes de que Pedro de la Gasca lo derrotara y ejecutara, y que luego murió (probablemente, envenenado) estando preso por sus chanchullos.



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