jueves, 12 de marzo de 2020

(Día 1054) El virrey, airado por la muerte de sus capitanes, atacó a los gonzalistas, haciéndolos huir, y dos fueron matados luego por los indios. Con ansia de venganza, Gonzalo Pizarro no se lo pensó más, y se preparó para ir a enfrentarse personalmente con el virrey.


    (644)  Al virrey le apenó en gran manera la muerte de sus capitanes y que los hombres de Gonzalo Pizarro hubiesen forzado a seguirles a los soldados que los acompañaban: "Determinó tomar ocasión de vengarse. Salió de San Miguel con hasta ciento cincuenta de a caballo, y llegó de noche a Collique, donde los capitanes Gonzalo Díaz y Villegas estaban con menos cuidado del que debían tener, dado lo que habían hecho. Sorprendidos y muy turbados los capitanes, casi no tuvieron tiempo de ponerse en orden, ni de dar batalla. Huyeron cada uno como mejor pudo, tan derramados, que Gonzalo Díaz de Pineda, casi solo, fue a dar en una provincia de indios de guerra, los cuales fueron contra él y le mataron, ocurriéndole lo mismo a Hernando de Alvarado. Jerónimo de Villegas pudo reunir alguna gente, y se fue tierra adentro hacia Trujillo. Luego el virrey se volvió a San Miguel". Triste forma de acabar la de un gran capitán, Gonzalo Diaz de Pineda, de impresionante hoja de servicios. Él inició las incursiones a tierras amazónicas, y luego padeció lo indecible con Gonzalo Pizarro fracasando durante la campaña que exploraba el río Amazonas, en la que solo hubo un vencedor (quizá desobedeciendo a Gonzalo): Francisco de Orellana.
     Aunque tardaría en enterarse bastantes días, le tocó a Gonzalo Pizarro su ración de amarguras: "Enterado de la muerte de sus capitanes, y de que el virrey iba creciendo día a día en gente y armas, determinó deshacer al virrey y su ejército lo antes posible, pues sabía que cada día le iba a llegar más gente de España y de otras partes de las Indias. También le preocupaba que llegase algún despacho de Su Majestad favorable al virrey, con el que pudieran quebrarse los ánimos de los que andaban con él. Por lo cual determinó juntar su ejército antes de que su mal creciese, e ir a buscar a sus enemigos. Envió la caballería y los demás impedimentos por delante hacia Trujillo, quedándose él y los más principales de su ejército solos, para salir a la postre. En ese tiempo fue al puerto de Lima un bergantín de Arequipa con más de cien mil pesos de oro para Gonzalo Pizarro. Llegó también de Panamá otro navío, que era de Gonzalo Martel de la Puente, en el que enviaba a su mujer y a sus hijos para que fuesen al Cuzco, donde tenía su casa. Con la buena suerte de los navíos (requisados o pagados, se quedaron con ellos), que les eran necesarios, quedaron Gonzalo Pizarro y los suyos tan ufanos y soberbios, que, viendo que la fortuna les favorecía en todos los sentidos, no temían a nadie en el mundo".
     Con semejante entusiasmo, hicieron algunas reflexiones cínicas, pero basadas en hechos reales: "Algunos le decían a Gonzalo Pizarro que se coronase como rey. El licenciado Cepeda argumentaba que el origen de todos los reinos venía de la tiranía, que la nobleza procedía de Caín, y la gente plebeya del justo Abel, y que así se mostraba en las armas que los nobles ponían en sus blasones. Aprobaba mucho esto Francisco de Carvajal, diciendo que se viese el testamento de Adán para saber si daba el Perú al Emperador Don Carlos. Todo lo cual lo oía Gonzalo Pizarro de buena gana, aunque con palabras tibias lo disimulaba". Pero estaban tan ciegos, que eran incapaces de ver que vivían sumergidos en un sueño imposible. Podían ganar batallas, pero de ninguna manera la guerra. Todo era cuestión de tiempo.

     (Imagen) GONZALO MARTEL DE LA PUENTE Y GUZMÁN fue un personaje notable, pero ajeno a la profesión militar. Se dedicó fundamentalmente, y con gran éxito, a tareas de funcionario y a cargos políticos, sin perder de vista la acumulación de riquezas. Nació en Sevilla hacia el año 1506. Era de familia noble. Su padre, Alonso de la Puente Martel, tenía el título de Señor de Almonaster (provincia de Huelva), y lo heredó a su muerte, el año 1542. A diferencia de Gonzalo, su progenitor se dedicó intensamente a la milicia. Tras haber sido paje del Príncipe Don Juan, el malogrado hijo de los Reyes Católicos, estuvo guerreando en Orán y luego partió para las Indias, donde batalló sin parar bajo mando del duro Pedrarias Dávila, y siendo testigo, sin duda, de la vil muerte que le dio al glorioso Vasco Núñez de Balboa. Por su parte, Gonzalo también llegó a aquellas tierras. El texto de la imagen muestra que, en 1529, era nombrado regidor del Cabildo de Panamá. Su vida se cruzó con viejos conocidos nuestros, como Pascual de Andagoya, Gaspar de Espinosa, Francisco de Barrionuevo, Rodrigo de Contreras y otros. En un curioso documento del año 1535, se ve que el inmenso cronista de Indias Gonzalo Fernández Oviedo, que además era controlador de las fundiciones de oro, le dejó en depósito a Gonzalo una importante cantidad del precioso metal. En 1545 se trasladó al Cuzco. Por eso vemos que ahora llega una nave suya desde Panamá a Lima, de la que descendieron su mujer y su hija para juntarse con él, haciendo el resto del largo camino por tierra. Gonzalo Pizarro, encantado porque le hacía mucha falta, se quedó con la nave, comprada o requisada. En 1551, GONZALO MARTEL DE LA PUENTE fue nombrado Tesorero del Virreinato de Perú, lo que quiere decir que sorteó hábilmente los riesgos de las guerras civiles y se mantuvo fiel a la Corona. El año 1553 regresó a España, incólume y adinerado, y aún tuvo la suerte de vivir plácidamente hasta fallecer, el año 1569, en la villa de La Parra (Badajoz).



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