jueves, 2 de enero de 2020

(Día 994) Gonzalo Pizarro se dirige hacia el Cuzco. Muchos le apoyaron, pero, según Cieza, aunque tenía grandes cualidades, carecía de suficiente sensatez.


     (584) Muchos iban más allá, tratando de que Gonzalo Pizarro encabezara una revuelta violenta: "Venían cartas incitándole a que saliese con brevedad y tomase la empresa como suya, y, para que con más voluntad lo hiciere, escribíanle que a él mismo, y a todos los que se habían hallado en las alteraciones pasadas, mandaba el virrey cortar sus cabezas y quitarles las haciendas". Cieza insiste otra vez en que  Gonzalo (a quien  no le negaba muchos méritos) era torpe: "Vistas estas cosas, Gonzalo Pizarro, quien, como dije, era hombre de poco saber, sin mirar que era locura oponerse contra los ministros del Rey, concibió  en su pecho acercarse a la ciudad del Cuzco, donde tenía amigos muy fieles, para ver con ellos qué le convenía más. Recogió toda la plata que tenía, que era gran cantidad, y salieron con él hasta catorce hombres, todos criados suyos, y un hermano suyo que tenía por nombre Blas de Soto".
     Envió Gonzalo Pizarro a un soldado apellidado Bazán con la misión de enterarse por dónde andaba el virrey. Pocos días después, Bazán comprobó que estaba ya muy cerca de Trujillo, y volvió con la noticia. "Cuando Gonzalo Pizarro llegaba al lago Titicaca, se encontró con el capitán Francisco de Almendras, quien, juntamente con dos mancebos sobrinos suyos llamados Diego de Almendras y Martín de Alendras, venía a juntarse con él. Cuando se vieron, Gonzalo Pizarro y él mostraron gran contento, porque tenían gran amistad desde el tiempo de la conquista de Perú". Ya les dediqué un apartado a los tres. Francisco de Almendras salió mal parado pronto, pues será apresado y ejecutado por Diego Centeno, el gran capitán que se mantuvo fiel al Rey.
     Según avanzaba Gonzalo Pizarro hacia el Cuzco, se unieron a su grupo muchos descontentos, algunos por miedo a perder gran parte de lo que tenían si se aplicaban las Leyes Nuevas, y otros, deseosos de que ocurrrieran alteraciones, para así mejorar su situación, "porque barruntaban la guerra y aborrecían la paz, para poder robar a su gusto y usar de lo ajeno como propio". Cita nombres de varios, de mayor o menor renombre, que apostaron por Gonzalo: "Gómez de León, Noguerol de Ulloa y Hernando de Torres, vecinos de Arequipa, un soldado llamado Francisco de León, Martín Monje, que siguió la guerra harto  tiempo, y ahora es vecino de la Plata, Alonso de Toro (a quien también conocemos), Francisco de Villacastín, Tomé Vázquez y otros vecinos del Cuzco. Todos, muy alegres, se ofrecían a Gonzalo Pizarro, mostrando estar prontos para todo lo que les mandase, y él, neciamente, les agradecía la voluntad que le mostraban. También dicen que habló palabras feas en deservicio del poderoso Emperador, nuestro señor, que no poca lástima es pensar en ello".
     Eran muchos los que le salían al paso a Gonzalo Pizarro animándole a que encabezara la oposición al cumplimiento  de las Leyes Nuevas, pero hubo excepciones: "Encontró en la provincia de Collao a Juan Ortiz de Zárate (ya le dediqué una imagen), y le animó a que fuese con él al Cuzco, pero le respondía hábilmente, sin querer seguirle, pues, conociendo las desvergonzadas palabras que se decían de él, y a los que le seguían, sabía que no llevaba buena intención ni leal propósito".

     (Imagen)  Nos dice Cieza de pasada que Gonzalo Pizarro tenía un hermanastro llamado BLAS DE SOTO, lo cual es muy poco conocido. Apenas hay datos suyos, pero he encontrado algo muy curioso. Veremos en su día que los oidores de la Audiencia de Lima, que ya de por sí le tenían un odio acérrimo a Blasco Núñez Vela, eran presionados por Gonzalo Pizarro para que lo destituyeran como virrey, lo encarcelaran y lo enviaran preso a España, y luego le nombraran a él Gobernador de Perú (y así lo intentarán, aunque el virrey conseguirá escapar). Había, al menos, un oidor, el de más edad y el de mayor experiencia, que se oponía rotundamente a la destitución del virrey y a nombrar gobernador a Gonzalo Pizarro, porque era una clara rebeldía contra la Corona. Se trataba del licenciado Ortiz de Zárate. Le presionaron de mil maneras para que claudicara. Incluso, Pizarro logró que Ana de Salazar, hija de Ortiz de Zárate se casara con BLAS DE SOTO, el hermanastro suyo, con la intención de tener mayores posibilidades de presionar a su padre. Hubo boda, pero ni así les resultó fácil conseguir su objetivo. El día 28 de febrero de 1547, el brutal Francisco de Carvajal, en su peculiar estilo, le escribió a a Gonzalo diciéndole, entre otras muchas cosas: "El capitán Blas de Soto, que sea en gloria, murió en el Cuzco de muerte natural sirviendo a vuestra señoría. Su mujer parió hace tres días un hijo muy galán. Vuestra señoría concierte la manera en que han de servirse de su repartimiento de indios, de tal manera que, aunque la madre y el hijo lo aprovechen, no participen de bien ninguno los malvados viejos, al menos el padre, porque querría vernos hechos pedazos". Esta última frase de Carvajal denota que odiaba ferozmente al LICENCIADO ORTIZ DE ZÁRATE, a quien lo envenenaron en Lima el año 1547, es decir, poco después de que escribiera la carta Carvajal.




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