(584) Muchos iban más allá, tratando de que Gonzalo Pizarro encabezara
una revuelta violenta: "Venían cartas incitándole a que saliese con
brevedad y tomase la empresa como suya, y, para que con más voluntad lo hiciere,
escribíanle que a él mismo, y a todos los que se habían hallado en las
alteraciones pasadas, mandaba el virrey cortar sus cabezas y quitarles las
haciendas". Cieza insiste otra vez en que
Gonzalo (a quien no le negaba
muchos méritos) era torpe: "Vistas estas cosas, Gonzalo Pizarro, quien,
como dije, era hombre de poco saber, sin mirar que era locura oponerse contra
los ministros del Rey, concibió en su
pecho acercarse a la ciudad del Cuzco, donde tenía amigos muy fieles, para ver
con ellos qué le convenía más. Recogió toda la plata que tenía, que era gran
cantidad, y salieron con él hasta catorce hombres, todos criados suyos, y un
hermano suyo que tenía por nombre Blas de Soto".
Envió Gonzalo Pizarro a un soldado apellidado Bazán con la misión de
enterarse por dónde andaba el virrey. Pocos días después, Bazán comprobó que
estaba ya muy cerca de Trujillo, y volvió con la noticia. "Cuando Gonzalo
Pizarro llegaba al lago Titicaca, se encontró con el capitán Francisco de Almendras,
quien, juntamente con dos mancebos sobrinos suyos llamados Diego de Almendras y
Martín de Alendras, venía a juntarse con él. Cuando se vieron, Gonzalo Pizarro
y él mostraron gran contento, porque tenían gran amistad desde el tiempo de la
conquista de Perú". Ya les dediqué un apartado a los tres. Francisco de
Almendras salió mal parado pronto, pues será apresado y ejecutado por Diego
Centeno, el gran capitán que se mantuvo fiel al Rey.
Según avanzaba Gonzalo Pizarro hacia el Cuzco, se unieron a su grupo
muchos descontentos, algunos por miedo a perder gran parte de lo que tenían si
se aplicaban las Leyes Nuevas, y otros, deseosos de que ocurrrieran
alteraciones, para así mejorar su situación, "porque barruntaban la guerra
y aborrecían la paz, para poder robar a su gusto y usar de lo ajeno como
propio". Cita nombres de varios, de mayor o menor
renombre, que apostaron por Gonzalo: "Gómez de León, Noguerol de Ulloa y
Hernando de Torres, vecinos de Arequipa, un soldado llamado Francisco de León,
Martín Monje, que siguió la guerra harto
tiempo, y ahora es vecino de la Plata, Alonso de Toro (a quien
también conocemos), Francisco de Villacastín, Tomé Vázquez y otros vecinos
del Cuzco. Todos, muy alegres, se ofrecían a Gonzalo Pizarro, mostrando
estar prontos para todo lo que les mandase, y él, neciamente, les agradecía la
voluntad que le mostraban. También dicen que habló palabras feas en deservicio
del poderoso Emperador, nuestro señor, que no poca lástima es pensar en
ello".
Eran muchos los que le salían al paso a Gonzalo Pizarro animándole a que
encabezara la oposición al cumplimiento
de las Leyes Nuevas, pero hubo excepciones: "Encontró en la
provincia de Collao a Juan Ortiz de Zárate (ya le dediqué una imagen), y
le animó a que fuese con él al Cuzco, pero le respondía hábilmente, sin querer
seguirle, pues, conociendo las desvergonzadas palabras que se decían de él, y a
los que le seguían, sabía que no llevaba buena intención ni leal
propósito".
(Imagen) Nos dice Cieza de pasada
que Gonzalo Pizarro tenía un hermanastro llamado BLAS DE SOTO, lo cual es muy
poco conocido. Apenas hay datos suyos, pero he encontrado algo muy curioso. Veremos
en su día que los oidores de la Audiencia de Lima, que ya de por sí le tenían
un odio acérrimo a Blasco Núñez Vela, eran presionados por Gonzalo Pizarro para
que lo destituyeran como virrey, lo encarcelaran y lo enviaran preso a España,
y luego le nombraran a él Gobernador de Perú (y así lo intentarán, aunque el
virrey conseguirá escapar). Había, al menos, un oidor, el de más edad y el de
mayor experiencia, que se oponía rotundamente a la destitución del virrey y a
nombrar gobernador a Gonzalo Pizarro, porque era una clara rebeldía contra la
Corona. Se trataba del licenciado Ortiz de Zárate. Le presionaron de mil maneras
para que claudicara. Incluso, Pizarro logró que Ana de Salazar, hija de Ortiz
de Zárate se casara con BLAS DE SOTO, el hermanastro suyo, con la intención de
tener mayores posibilidades de presionar a su padre. Hubo boda, pero ni así les
resultó fácil conseguir su objetivo. El día 28 de febrero de 1547, el brutal
Francisco de Carvajal, en su peculiar estilo, le escribió a a Gonzalo diciéndole,
entre otras muchas cosas: "El capitán Blas de Soto, que sea en gloria,
murió en el Cuzco de muerte natural sirviendo a vuestra señoría. Su mujer parió
hace tres días un hijo muy galán. Vuestra señoría concierte la manera en que
han de servirse de su repartimiento de indios, de tal manera que, aunque la
madre y el hijo lo aprovechen, no participen de bien ninguno los malvados
viejos, al menos el padre, porque querría vernos hechos pedazos". Esta
última frase de Carvajal denota que odiaba ferozmente al LICENCIADO ORTIZ DE
ZÁRATE, a quien lo envenenaron en Lima el año 1547, es decir, poco después de
que escribiera la carta Carvajal.
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