(606) A pesar de las distancias, las noticias llegaban rápidamente:
"Sabiendo Gonzalo Pizarro que Pedro de Puelles, Corregidor de Huánuco,
estaba en la Ciudad de los Reyes, siendo recibido por el virrey con toda honra,
y confirmado en el cargo que tenía desde el tiempo de Vaca de Castro, le envió
cartas, rogándole que se juntase con él trayendo a todos los hombres que
pudiese". En un princicio, Puelles se mostró algo reticente, pero una
nueva carta lo convenció, "y hablaba mal de las cosas del virrey". Ya
vimos que el aliarse con Pizarro le va a costar caro, porque, tras haber
ahorcado en Quito a una mujer que daba vivas al Rey, Pedro de Puelles fue
acribillado a puñaladas.
También estaba al corriente Gonzalo Pizarro de la próxima llegada al
Cuzco del obispo Loaysa y de los otros mensajeros del virrey. Le dio orden a
Francisco de Almendras de que partiera con varios hombres, interceptara por el
camino a los que venían y les quitara los documentos: "Habiendo pasado un
puente pequeño, les salió al paso el capitán Francisco de Almendras, y preguntó
con muy gran soberbia quién traía las provisiones. Le dijeron que Pedro López,
y él le llamó, con voluntad de matarle, y lo metió por unas quebradas ásperas.
Le preguntó que por qué se había atrevido a venir por un camino tan
dificultoso. Le respondió que no había podido excusarse de traer los despachos
porque se lo había mandado el virrey. Almendras, teniendo en cuenta que en el
tiempo pasado Pedro López le había hecho alguna buena obra, determinó, por
entonces, no matarlo. Tras quitarle los papeles del seno, llamó luego a Fancisco
de Ampuero, y le dijo que mucho le maravillaba que viniera con aquellas cosas,
pues sabía que no le acarreaban ningún bien a Gonzalo Pizarro, y que, si no
fuera por el amor que el mismo Pizarro le tenía, le mataría". Como era de
esperar, el encargo que les había hecho el virrey era un asunto envenenado,
pero aél no debió de importarle mucho.
Lo que también va a quedar claro es que Almendras era un mal bicho: "Pensando
Francisco de Almendras que no convenía
dejar con vida a Pedro López, para que no diese testimonio de lo pasado, y, por
otra parte, pareciéndole gran crueldad mandarlo matar él mismo, acordó decirle
que fuesen él y Simón de Alzate solos, y que se quedase Ampuero, de manera que,
viéndolos solos los indios, los mataran. Pedro López, que bien entendió la
intención de Almendras, le dijo que tenia el caballo tan fatigado, que no se
atrevía a ir en él, y que le dejase reposar dos o tres días. Francisco de
Ampuero, valientemente, dijo que no irían Pedro López y Alzate sin él, y que
solamente se quedaría forzado, porque luego sería mal contado".
Es muy probable que los pormenores de esta situacion se los contara
personalmente Pedro López a su primo, el cronista Cieza, quien nunca menciona
ese parentesco. La respuesta que dio Ampuero le molestó mucho a Francisco de
Almendras, pero, de momento, no decidió nada, sino que todos se fueron a dormir
porque ya era tarde: "Y, al fin, aquella noche, Pedro López, temiendo que
le matasen, la pasó sin dormir sueño alguno".
No hay comentarios:
Publicar un comentario