viernes, 10 de enero de 2020

(Día 1001) Cieza hace un elogioso retrato de Diego Centeno, sin ocultar sus defectos. Gonzalo Pizarro, desmoralizado, estuvo a punto en el Cuzco de abandonar su empresa.


     (591) Los del cabildo de Lima no perdían la esperanza de que el virrey moderara su actitud con respecto a  la ejecución de las Leyes Nuevas, y querían que nadie se precipitase con reacciones violentas. Con esa intención, alarmados por el clima de protesta que había en el Cuzco, le enviaron allá con un mensaje de tranquilidad a Diego Centeno, a quien le pillaba de paso aquella ciudad en su vuelta a la villa de La Plata. El virrey dio, muy contento, su aprobación, y le entregó a Centeno, para los del Cuzco, una copia de las Leyes Nuevas y de los poderes que le había dado el Rey.
     Cieza no suele hablar de la trayectoria personal de los protagonistas de estas historias, salvo en casos muy especiales, aunque siempre con brevedad. Ahora lo hace refiriéndose a Diego Centeno (al que ya me he referido muchas veces), y eso bastaría para reconocerlo como un gan capitán, a pesar de que Cieza no oculta sus defectos: "Puesto que, en lo de adelante, hemos de hacer gran mención de Diego Centeno por las altas cosas que emprendió, aunque acabaron la mayoría infelizmente y con desgracia por algún secreto juicio de Dios, diremos ahora su naturaleza y quiénes eran sus padres. Era un hijodalgo natural de Ciudad Rodrigo. Su padre se llamó Hernando Carveo, y su madre, Marina de la Vera. Tenía el cuerpo no muy alto, su rostro, blanco y alegre, la barba rubia y nobles condiciones. Le consideraron poco liberal con su hacienda, y de la del Rey gastó mucho, atribuyéndosele algunos vicios generales que los hombres de las Indias tienen con soltura. También le censuraban por algunos afectos naturales, aunque los malos y envidiosos nunca dejan de hallar defectos en los buenos y virtuosos. Pasó a estas partes de las Indias con edad de veinte años. Tuvo gran afinidad con el capitán Peransúrez y con otros caballeros de este reino". Como cuenta Cieza, es verdad que Centeno sufrió duras derrotas, pero terminó triunfando brillantemente, aunque tuvo la fatalidad de fallecer, de muerte natural, poco después.
     No estaba muy contento Gonzalo Pizarro en el Cuzco: "Cuando llegó a la ciudad, aunque le visitaban Alonso de Toro, Villacastín y Tomás Vázquez con algunos otros, mostrándole su apoyo y diciéndole que eran sus fieles amigos, había en todos un gran deseo de no cumplir lo que él quería, porque sabían qu el virrey estaba ya en la Ciudad de los Reyes y no les parecía que fuera cordura oponerse al mandato real. Viéndolo Pizarro, muy triste y algo enojado decía que había sido un necio al dejarse llevar por lo que le decían en cartas, y mandó enseguida que viniesen indios para preparar su salida del Cuzco. Y, así, cuentan que todo su fardaje salió. Y estando su persona a punto de hacer lo mismo, llegó Gómez de Mezcua, quien se había encontrado con Gaspar Rodríguez de Camporredondo, con Bachicao y con otros, que venían abrasando la tierra y echando de sí palabras feísimas contra el virrey y sus ordenanzas,  los cuales, cuando supieron que el capitán Gonzalo Pizarro estaba en el Cuzco, recibieron un grandísimo placer".

     (Imagen) El capitán TOMÁS VÁZQUEZ tuvo una línea continua de fidelidad a los Pizarro, pero, por eso mismo, en algunos momentos quebrantó la lealtad a la Corona. El texto de la imagen deja claro que ya estuvo al lado de Francisco Pizarro en Cajamarca. Un testigo confirma literalmente que "fue uno de los primeros descubridores y conquistadores de este reino, y en la conquista sirvió mucho a Su Majestad, principalmente en Cajamarca, en la prisión de Atahualpa, señor de estos reinos". Años más tarde, el también sometido emperador Manco Inca se quejó de que los soldados que lo tenían preso, entre ellos Vázquez, lo maltrataron y de que, además, 'lo mearon'. En la batalla de Chupas, luchó al lado de Vaca de Castro, pero era lógico, porque Vázquez permanecía pizarrista. Pero, por continuar siéndolo, se enfrentó al virrey Blasco Núñez Vela. De ahí que su viuda, Brianda de Acuña, lo demandara por tener responsabilidad en su asesinato. Sin duda, también luchó contra Pedro de la Gasca, el representante del Rey, pero es muy probable que se pasara a su bando en el último momento, pues no fue castigado. No obstante, algo le inclinaba a la rebeldía: poco tiempo después actuó como hombre importante al servicio del último de los sublevados. Así lo confirma otra viuda, que presentó una demanda porque "su marido murió a manos de Tomás Vázquez, capitán de Francisco Hernández Girón". Y el cronista Inca Garcilaso nos explica cómo, en el último momento, Vázquez pegó el cambiazo en medio de la batalla. Resumo sus palabras: "Se hizo una escaramuza pequeña, pero de mucha importancia, porque el capitán Tomás Vázquez y unos doce amigos suyos se pasaron a los de Su Majestad. Los oidores (estaban al mando porque no había virrey) y todo el ejército recibieron grandísimo contento por ver perdido al tirano Francisco Hernández Girón y acabada su desvergüenza, pues Tomás Vázquez era el pilar más principal que le sustentaba, y, faltando él, no había que hacer caso de todos los demás".



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