(603) Después del primer entusiasmo con el liderazgo de Gonzalo Pizarro,
numerosos vecinos del Cuzco se enfriaron: " Les pesaba que se hiciese
cargo de aquella empresa y fuese con mano armada contra el virrey, y decían:
'¿Quién fue el que nos engañó para que nos opusiéramos contra el Rey? ¿Qué
alegación podemos hacer con arcabuces? Detrás de esto, vemos a Pizarro
inclinado a querer mandar'. Otros querían acudir cuerdamente al Rey antes de
que la cosa pasara adelante. De manera que, con un clérigo llamado Baltasar de
Loaysa, acordaron Diego Centeno, Gaspar Rodríguez de Camporredondo, el maese de campo Alonso de Toro, Diego de
Maldonado el Rico, Pedro de los Ríos y algunos otros escribir al virrey para
que les perdonase lo que habían inventado, sin darles ninguna pena por ello.
Para que Loaysa pudiese ir sin que le impidiesen hacerlo, le dijeron a Gonzalo
Pizarro que sería bueno que el clérigo fuese a la Ciudad de los Reyes como
espía y supiese lo que allí pasaba, volviendo a avisar con toda presteza.
Gonzalo Pizarro estuvo de acuerdo y le dio licencia al padre Loaysa para
hacerlo". Todo esto confirma las tormentosas dudas que obligaban a dar
bandazos, por puro miedo, a muchos de los protagonistas principales. Algunos de
los que ahora quieren ser perdonados por el virrey, como Rodríguez de Camporredondo y Alonso de Toro, habían sido
entusiastas promotores de la rebelión de Gonzalo Pizarro. El más cabal fue
Diego Centeno, manteniéndose después siempre fiel a la Corona y convertido en
enemigo mortal de Alonso de Toro, quien, dando otro volantazo, terminará siendo
uno de los principales capitanes de Gonzalo Pizarro.
Los dos grupitos de mensajeros que había enviado el virrey al Cuzco se
encontraron por el camino, pero el de Pedro López prefirió adelantarse yendo más deprisa. De
uno de los que le acompañaban, Francisco de Ampuero, comenta Cieza que era muy
querido por Gonzalo Pizarro porque había sido criado de su hermano Francisco.
(Este detalle basta para confirmar que la separación entre Pizarro e Inés
Huaylas Yupanqui, así como el matrimonio de esta con Ampuero, fueron bien
aceptados por los Pizarro). En su viaje hacia el Cuzco, pararon en Huamanga:
"Allí, al conocer los vecinos a lo que venían, y sabiendo la pujanza que
tenía Gonzalo Pizarro, les pesó, y les gustaría no verlos en la ciudad. Se
reunió el Cabildo, tuvieron sus pláticas, y acordaron hacer lo que su Majestad
les mandaba, y reconocer a Blasco Núñez Vela como virrey. Habiéndoles
notificado Pedro López la provisión por la que el virrey mandaba que acudiesen
con sus armas y caballos a la Ciudad de los Reyes, les pidieron que señalasen
vecinos que les acompañasen para llevar las reales provisiones al Cuzco.
Estaban tan temerosos, que no se atrevieron a nombrarlos, y le rogaron al
secretario Pedro López que señalase los que él quisiese. Se nombró a Juan de
Berrio, Antonio de Aurelio y a otros, con los cuales partieron de la ciudad de
Huamanga".
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