(505) Fueron al encuentro de Vaca de Castro desde el campamento de Perálvarez (con su permiso) los
capitanes Don Alonso de Montemayor y Vasco de Guevara, que, en aquel ambiente
tan complejo de las guerras civiles, eran vistos con desconfianza por algunos
pizarritas, “porque fue mucha la amistad que tuvieron con Don Diego de Almagro
el Viejo”. Pero Cieza los considera libres de toda sospecha. Ya vimos que
Pizarro le tuvo tanta confianza a Guevara, que le encargó la fundación de la
ciudad de Huamanga. De Don Alonso de Montemayor, también comentamos que, años
después, el gran Pedro de la Gasca, en un amplio informe, le defendió de las
acusaciones que se le hacían en este sentido, y ya Cieza advierte de que se
mantuvo siempre muy fiel al virrey Blasco Nuñez Vela, “pues fue uno de los que
más le siguieron e sirvieron”.
Sirva de ejemplo de las dificultades y sacrificios habituales de
aquellos soldados una petición que hicieron los del capitán Pedro de Vergara:
“Traían toda la ropa gastada e salían tan desbaratados de la conquista de los
bracamoros, que le dijeron al capitán que le pidiese al gobernador Vaca de Castro que los proveyese
de algún socorro. Cuando lo supo, Vaca de Castro mandó proveer diez mil pesos
de oro en aderezos e cosas que ellos necesitasen, y, con aquel socorro,
estuvieron muy alegres e contentos”.
Cada vez más consciente de la valía de Lorenzo de Aldana, pensó Vaca de
Castro en asignarle algún cargo importante: “Vaca de Castro no hacía cosa sin
consultarle a Lorenzo de Aldana, e tenía intención de nombrarle Maese de Campo
del ejército que se juntase al llegar donde estaban los capitanes”. Era un alto
cargo, solo por debajo del de Capitán General. Seguro que a Perálvarez Holguín
le daría gusto que se le concediera a su primo Lorenzo de Aldana. Pero ya
comentamos que Vaca de Castro le obligó después a Holguín a aceptar la misma
categoría, quedando subordinado a Alonso de Alvarado, lo que le sentó fatal, e
incluso, si desistió de rebelarse, fue
porque, precisamente, le pudo tranquilizar Lorenzo de Aldana.
Vaca de Castro y sus acompañantes siguieron hasta Trujillo, donde, como
por todos los sitios a los que llegaba, le aceptaron de inmediato como
Gobernador. Cieza subraya que el viaje era demoledor para Vaca de Castro: “Como
había pasado desde España hasta allí grandes trabajos e grandes caminos, siendo hombre regalado (de vida cómoda) y que solo se
ocupaba de sus estudios, se hallaba muy quebrantado, e deseaba tener algún
descanso, pero pensar en parar en alguna parte le parecía un yerro hasta que
Diego de Almagro volviese al servicio de Su Majestad, dejando de llamarse
gobernador, por lo que deseaba salir pronto de Trujillo”.
Como estaban entonces en Trujillo los capitanes Gómez de Tordoya y
Sebastián Garcilaso de la Vega, se alegró en gran manera Vaca de Castro, y le
pusieron al corriente de muchas cosas. Algunos dijeron que Tordoya le contó a
Vaca de Castro que se había nombrado general a Perálvarez Holguín por temor a
que se uniera con su tropa a los almagristas.
(Imagen) Vimos en la imagen anterior que Fray Tomás de Berlanga y el
oidor FRANCISCO (PÉREZ) DE ROBLES estaban enfrentados. Convendrá añadir algún
comentario para dejar constancia de que Robles (del que mostramos hace tiempo
una dramática carta dirigida al Rey), aunque valioso, era un hombre complicado.
Nació en Baza (Granada), sin duda antes del año 1500. En la parte positiva,
habrá que destacar su inteligencia y el prestigio que logró ya en España. Prueba
de su enérgico carácter es que había tenido el autoritario cargo de Corregidor
en importantes y numerosas poblaciones. No hay duda de que hizo bien su
trabajo, porque el Rey lo nombró después, nada menos que, primer presidente de
la recién fundada Audiencia de Panamá, y eso, sin que nunca hubiese estado en
las Indias. Allá se presentó el año 1538 con su mujer y varios hijos. Como
parte negativa, hay que dar por hecho que era excesivamente mandón. Ya vimos
que alardeaba de que le iba a cortar la cabeza a Hernando Pizarro por matar a
Almagro. Y pronto cometió el grave error de nombrar Gobernador de Costa Rica
(pero sin contar con el permiso de la Corona) a su yerno, Hernán Sánchez de
Badajoz, a quien luego le quitó el cargo, por las armas, alguien que tenía más
derechos, Rodrigo de Contreras, Gobernador de Nicaragua, y lo envió preso a
España. Esto y otras actitudes de Robles que fueron muy criticadas, le hicieron
caer en desgracia, y fue destituido en
1543. Es probable que pesaran mucho sobre su fama las protestas oficiales en su
contra del sabio y sensato obispo de Panamá Fray Tomás de Berlarga. En 1550,
FRANCISCO DE ROBLES volvió a España como hombre rico, y el año 1563, el de su
fallecimiento, era vecino de Baza, su pueblo natal.
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