viernes, 22 de diciembre de 2017

(Día 571) Alvarado arenga a sus hombres. Se pone en marcha, unos por mar (con el piloto Juan Fernández) y otros por tierra. Cieza critica el sufrimiento causado a los indios en estas expediciones. Alvarado, presionado por sus hombres, se desvía hacia Quito, vulnerando claramente los derechos de Pizarro.

     (161) Llegaron a la bahía de Caraques. Alvarado arengó a sus hombres, y Cieza subraya, de paso, la manipulación de los poderosos: “Con las palabras con que suelen los gobernadores engañar para hacer sus hechos, le dijo a su gente que harto tenía para sí y era ya gobernador de Guatemala, por lo que había querido preparar aquella empresa para que ellos se hiciesen ricos, de manera que, sabiendo lo que en esto le debían, esperaba que le fuesen fieles y buenos amigos”.
     Luego hizo los nombramientos oficiales, civiles y militares, que Cieza detalla. Y continuaron el viaje (empezando el horror, sobre todo para los indios que llevaban): “Determinó Alvarado que los navíos fuesen a Puerto Viejo, y que la gente marchase por tierra con los caballos y gente de servicio (indios) que sacaron de Guatemala y Nicaragua, muchos hombres y mujeres, de los cuales murieron muchos, así por la mar como con los grandes trabajos que tuvieron por tierra”. Lo que le da pie para hacer una descarnada denuncia: “Unos de los notables daños y crueldades que los españoles han hecho en estas Indias, ha sido sacar de sus tierras a los pobres indios con sus mujeres estando pacíficos (no en pie de guerra) para llevarlos a las tierras que tienen intención de descubrir y de robar”. Hay dos cosas que siempre llaman la atención en Cieza: su insistencia en criticar esos abusos (que otros cronistas consideraban más bien como ‘daños colaterales’) y que pudiera hacerlo con plena libertad de expresión, sin que sus textos tuvieran ningún problema ni censura para ser publicados. Sin duda era un hombre que lamentaba los daños que sufrían los nativos, pero es imposible que esa sensibilidad fuera constante porque, aunque no en la campaña de Pizarro, sí estuvo en otras incorporado a la maquinaria militar de aquellas conquistas.
     Pedro de Alvarado, sin más contemplaciones ni asegurarse de que la ‘chica’ que le gustaba no estuviera ya comprometida con Pizarro, se lanzó a conquistarla: “Tenía intención de descubrir tierra más allá de Chincha, donde acababan los términos de la gobernación de Pizarro. Mandó al piloto Juan Fernández con todo lo que no les fuera necesario a los que habían de caminar por tierra, debiendo poner en todos los puertos señales para que se viese haber sido descubiertos, y tomase posesión en nombre del rey de Castilla y suyo (el de Alvarado). A los demás navíos los despachó a Nicaragua y Panamá para que pudiesen traer más gente, y él volvió a su campo con gran noticia que tuvo de la riqueza que había en Quito, según le contó un indio que dijo haberlo visto por sus ojos”. Está claro que Alvarado, después del gran triunfo que vivió en México, seguía soñando a lo grande; y grande va a ser el embrollo que provocará al disputarle territorio a Pizarro con dudosa legitimidad. Su intención inicial era dirigirse a Chincha, lo que parecía respetar los derechos de Pizarro, pero, presionado o convencido por los suyos, cambió de plan de forma temeraria: “Los votos y pareceres de los principales de su real fueron tantos sobre que fuesen a Quito, que lo hubo de poner por obra”.
 

     (Imagen) Al organizar sus tropas Pedro de Alvarado para entrar en Perú, nombró a su hermano GÓMEZ (era su nombre) DE ALVARADO capitán de caballería. La biografía de Gómez no puede ser más intensa. Llegó a las Indias en 1514 con sus seis hermanos, lo que añadido a otro cúmulo de parientes Alvarado, se presta a confusiones; incluso hay otro Gómez de Alvarado. El ‘nuestro’ aparece siempre al lado del gran Pedro de Alvarado en un ‘no va más’ de tormentosas campañas bélicas por Cuba, México, Guatemala y Perú, que es donde se separan. Pedro vuelve a Guatemala y Gómez se queda en Perú justo cuando van a empezar las terribles guerras civiles entre almagristas y pizarristas, en las que había que hacer habilísimos regates para salvar la vida. Fue un hombre muy importante para Almagro, y muerto éste, Pizarro, para suavizar los conflictos, lo incorporó a sus tropas e incluso lo envió a fundar una población. Gómez cumplió la orden y así nació lo que hoy es otra de las innumerables ciudades de origen español que aún perviven, la actual HUÁNUCO. Muerto Pizarro, Gómez participó en la batalla de Chupas al lado de Gonzalo Pizarro, en la que fue derrotado y ejecutado el hijo de Almagro. Poco después, en 1542, murió Gómez, un año más tarde que su hermano Pedro. Por algo Bernal Díaz del Castillo, que, por viejo, lo conoció todo (incluso los desastres de Perú), escribió que Pedro de Alvarado y toda su familia (su mujer, sus hijos y sus hermanos) terminaron de mala manera.


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