jueves, 7 de diciembre de 2017

(Día 558) Los españoles salen tras los provocadores indios de Jauja y hacen una masacre, tomando a la gente de servicio y a las mujeres que llevaban; el resto de los guerreros indios huyen hacia el Cuzco, donde estaba Quizquiz. Muere Túpac Hualpa envenenado. Fundan Jauja y parten para el Cuzco.

     (148) Vamos a ver que, incluso muerto Atahualpa, los españoles iban a estar obligados a seguir con batallas más a menos peligrosas hasta apoderarse de la gran capital del imperio, el Cuzco. Los indios del valle de Jauja estaban dispuestos para la lucha, incluso provocando a los españoles, que decidieron atacarlos y los hicieron huir. Pero da la impresión de que los españoles querían lanzar un aviso a todo el imperio inca; así que decidieron ser implacables. Entre poético y crudo, Cieza explica que “Hernando de Soto, sabiendo por dónde iban a salir los indios, se puso en su delantera de tal manera que no pudieron escapar de ser alanceados algunos de ellos. Juan Pizarro, que iba por el río, y Almagro, por el mismo camino que los indios llevaban, dando con ellos los hicieron dividir en dos partes; muy turbados de ver los caballos encima de ellos e cómo, rasgando las lanzas sus cuerpos, hacían camino para que salieran sus ánimas, se dividieron: unos tomaron la sierra, y los otros se movieron hacia el poniente, temerosos de ver cuán feroces enemigos tenían. Les dieron los españoles tal mano que por todas las partes corría la sangre de los cuerpos muertos que había; y cansados los españoles de matar, volvieron al llano del valle, donde hallaron al gobernador”.
     Según lo que cuenta Juan Ruiz de Arce, que participó en estos enfrentamientos, los indios eran unos mil, y ya derrotados, huyeron hacia el Cuzco porque allí estaba el grueso del ejército. Lo que quiere decir que los capitanes de Atahualpa (y se supone que Caracuchima incluido) estaban dispuestos a aniquilar a los españoles: “Partimos ochenta de a caballo adonde estaba el real de los indios, pero habían marchado. Seguimos tras ellos, y a media legua los alanceamos. Dimos con la retaguardia y los desbaratamos. Caminan en escuadrones de ciento en ciento; entre los escuadrones iban las mujeres  y gente de servicio. Seguimos el alcance cuatro leguas y alanceamos a muchos indios. Tomámosles toda la gente de servicio y las mujeres. Hicimos noche en un campo; hubo buen despojo, así de oro como de plata. Llamábase el capitán de esta gente Quizquiz y era capitán de Atahualpa (pero él se encontraba con la mayoría de sus tropas en el Cuzco)”.
     Pedro Pizarro recoge otros detalles: “El Marqués se detuvo algunos días en el valle de Jauja para que descansase la gente y para poblar en él un pueblo, que después se trasladó a Lima para tener el puerto cerca. Fue el segundo que en el reino se pobló (recordemos que el primero era San Miguel). Estando en este lugar, Túpac Hualpa murió de los bebedizos que Caracuchima le dio en Cajamarca, como tengo dicho. Después de estar descansada la gente, el Marqués acordó dejar aquí españoles (como siempre: establecían una población y dejaban a algunos compañeros para conservarla), aunque por entonces no hizo la fundación oficial del poblado, sino cuando volvió del Cuzco. Pues acordado esto, mandó prepararse a la gente que habíamos de ir con él al Cuzco (nótese que habla en primera persona), mandando que Soto fuese adelante a la ligera con alguna gente, y que le diese aviso siempre de lo que adelante había; y así nos partimos los unos y los otros”. Sin darse cuenta, Pedro Pizarro deja claro que se equivocó cuando dijo, páginas atrás, que Túcac Hualpa murió ‘siete u ocho’ meses después de que Caracuchima le diera el bebedizo, ya que, entre la muerte de Atahualpa (que fue cuando nombraron emperador a Túpac) y la salida de Jauja tras fundarla (en octubre de 1533) solo transcurrieron tres meses.


     (Imagen) Tupac Hualpa era uno de los cientos de hijos de Huayna Cápac, como Huáscar y Atahualpa. En la guerra civil fue partidario de Huáscar.  No pudo disfrutar de la placentera Jauja porque murió allí, al parecer envenado. Hay quien dice que  lo mataron los españoles por tratar de rebelarse. Pero ningún cronista da esa versión. Todas las sospechas recayeron en Caracuchima, que lo consideraba un enemigo. Cierto o no, le vino muy bien a Pizarro ese rumor para justificar su ejecución añadiéndolo a otros cargos. Túpac Hualpa fue entronizado por los españoles para que los incas siguieran teniendo un orden social. Como nunca había sido emperador, quizá hasta le hiciera ilusión, pero tuvo que sentirse muy humillado.  Fue de pésimo tacto que a su distintivo real, la ‘mascaipacha’ (que la llevaba en la frente), le añadieran los españoles un escudo de Castilla. Sin embargo, parece ser que siempre se mostró colaborador, quizá para conservar el máximo nivel social posible, como los maharajás de la India bajo el imperio británico. O como Pu Yi, el último emperador de China, al servicio de los japoneses, y quizá con su mismo vacío existencial soportado a base de drogas. El siguiente emperador entronizado por los españoles en Perú va a ser Manco Inca, pero, en este caso, se tratará de alguien que morirá con la gloria de una rebeldía heroica.


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