lunes, 4 de diciembre de 2017

(Día 555) Paullu no acepta ser nombrado emperador por Quizquiz, y este capitán decide luchar por su cuenta. Pizarro promete repartir también entre los recién llegados los próximos botines. El capitán Rumiñahui planea hacerse con todo el poder del imperio.

     (145) El Inca Garcilaso explica el  relevante papel del capitán Qizquiz en aquellos azarosos momentos: “Con la muerte de Huáscar y Atahualpa, quedaron los españoles como dueños absolutos, y los indios de un bando y del otro procuraron servirlos y agradarlos para hacerlos de su parte contra la contraria. Y así, los capitanes que quedaron de Atahualpa, unos resistieron a los españoles y otros deshicieron sus ejércitos y procuraron nombrar un Inca. Eligieron a Paullu, hijo de Huayna Cápac, uno de los que se salvaron de la crueldad de Atahualpa. El principal autor de esta elección fue Quizquiz, aunque hasta entonces había sido contrario de Paullu. Quizquiz era ministro de Atahualpa, bravo soldado, muy experimentado en la guerra. Le dieron la borla a Paullu (símbolo de la realeza), mas hizo poco caso de ella porque el heredero legítimo era Manco Inca. Viendo Quizquiz que Paullu no quería reinar, le dejó y decidió valerse por su propio esfuerzo”. Cuando lleguen los españoles al Cuzco, veremos salir al escenario a Manco Inca, un personaje que tendrá protagonismo especial en la continuación de este histórico drama; era hermano de Paullu y, entre otras andanzas posteriores, se fueron los dos con Almagro a la campaña de Chile.
     El cronista Pedro Pizarro cuenta cómo partieron de Cajamarca: “El Marqués mandó preparar a toda la gente para ir a Jauja, diciendo que todo el tesoro que de allí adelante se hallase sería para todos, lo que contentó  a los que habían venido con Almagro. Fuimos caminando hasta Huamachuco”. Cuenta Cieza que a Caracuchima lo llevaban preso, “temiendo que, por su autoridad, algunos indios quisieran hacer guerra a los españoles. Pareciéndole a Pizarro que, con haber muerto Atahualpa, estaba todo seguro, mandole soltar, amonestándole que tuviese en mucho la amistad de los cristianos”.
        Se nos mete de por medio el cronista Inca Garcilaso de la Vega para darnos detalles del comportamiento de los capitanes indios en esos momentos: “Luego que los españoles salieron de Cajamarca para irse al Cuzco, desenterraron los indios el cuerpo de su rey porque les pareció que era indecente y contra la costumbre que su Inca quedara enterrado en una pobre sepultura, y lo llevaron a Quito. Cuando lo supo el capitán Rumiñahui, hizo el mayor aparato que pudo para recibirlo y embalsamarlo, aunque ya iba corrompido. Y en secreto, preparó lo que le convenía para la tiranía y el levantamiento que pensaba hacer. Mostrose muy obediente a Quilliscacha, hermano de Atahualpa. Y para ver si tenía ánimo de reinar, le dijo que se pusiese la borla real, siquiera hasta vengar la muerte de su hermano. Todo lo cual lo decía Rumiñahui para quitar cualquier sospecha que Quilliscacha pudiese tener de su mal ánimo, y así poder hacer más a su salvo lo que tenía imaginado”.
     Quilliscacha rechazó el consejo porque le pareció insensato dado el poder que habían demostrado los españoles, y porque, en cualquier caso, consideraba que la sucesión le correspondería a los herederos de Huáscar. Ante la negativa, Rumiñhaui vio el campo libre para hacerse con el poder: “Como un gran tirano bárbaro, les dijo a sus amigos que el único derecho a reinar era tener ánimo para quitar el reino y matar a su dueño, como lo había hecho Atahualpa con su hermano Huáscar, y los españoles con Atahualpa, y que él haría lo mismo que ellos”.
     

     (Imagen) Cuando Cortés acertó definitivamente en la cabeza del imperio azteca, se derrumbó. Pizarro empleó la misma táctica acabando con Atahualpa, pero sus ejércitos siguieron luchando contra los españoles, no como pollo sin cabeza, sino con tres cabezas: los prestigiosos capitanes Quizquiz, Caracuchima y Rumiñhaui, todos de origen quiteño, como Atahualpa. Dieron mucha guerra, que era lo suyo, aunque no pudieron hacerlo de forma conjuntada, e incluso Rumiñahui tenía el plan de asumir todo el poder del imperio. Ya veremos que los tres fracasaron en sus ataques y murieron malamente: Quizquiz asesinado por un traidor, Caracuchima, quemado por los españoles, aunque el Inca Garcilaso dice (cosa difícil de creer) que lo mató Rumiñahui, y este, sin duda alguna, abrasado en la hoguera tras ser apresado por Belalcázar  y procesado en Quito. Quedará un nuevo rebelde que había colaborado con los españoles creyendo ingenuamente que le iban a entregar todo el poder imperial que tuvo Atahualpa. Se trataba de MANCO INCA (el mismo, el hermano de Inés Huaylas, la princesa inca amante de Pizarro). Fue el más importante de todos y el que opuso mayor resistencia a los españoles, pero también acabó trágicamente. (Esto es el tráiler de la apasionante película que nos espera).


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