lunes, 9 de octubre de 2017

(Día 507) Pizarro, para animar a sus soldados a que escojan el camino más corto y difícil, los arenga centrándose sobre todo en la ayuda de Dios. La tropa, enardecida, decide seguirle. Marcha lenta y frío intenso.

     (97) Xerez nos explica cuál era la situación: “Algunos de los cristianos fueron de parecer que fuese el Gobernador con ellos por aquel camino del Cuzco, porque por el otro camino había una sierra mala de pasar antes de llegar a Cajamarca. El Gobernador respondió que Atahualpa ya tenía noticia de que él iba en su demanda desde que partió de San Miguel,  y que si dejasen ese camino, dirían los indios que no osaban ir contra ellos y tomarían más soberbia de la que tenían, por lo que no se debía dejar el camino comenzado”. Y Pizarro se puso épico. El que lo cuente Xerez, que allí estaba y así sentía, es una prueba palpable de la motivación y las creencias que impulsaban a aquella gente. En su papel de líder nato, Pizarro les arengó porque era consciente de que aquel terrible momento era el punto clave para culminar, con un éxito glorioso o una muerte espantosa,  aquella durísima empresa que había durado ocho años: “Les dijo que todos se animasen a hacer lo que de ellos se esperaba, que no les pusiese temor la mucha gente que decían que tenía Atahualpa, porque, aunque los cristianos fuesen menos, el socorro de nuestro Señor era suficiente para que ellos desbaratasen a los contrarios y los hacer venir en conocimiento de nuestra fe católica, pues cada día se ha visto hacer nuestro Señor milagros en otras mayores necesidades, y ellos iban con buena intención de atraer a aquellos infieles al conocimiento de la verdad, sin les hacer mal ni daño sino a los que quisieren contradecirlo y ponerse en armas. Hecho este razonamiento por el Gobernador, todos dijeron que fuese por el camino que le pareciese que más convenía, y que todos le seguirían con mucho ánimo”.
     La sierra debía de ser verdaderamente ‘peliaguda’, porque tardaron siete días en llegar hasta Cajamarca. Xerez es el cronista que da más detalles sobre esta marcha, en la que iba incorporado. Pizarro comenzó a subir la sierra dejando el fardaje en la retaguardia con algunos hombres bajo el mando del capitán Juan de Salcedo: “Es tanto el frío que hace en esta sierra que, como los caballos venían hechos al calor de los valles, algunos de ellos se resfriaron. El Gobernador fue a dormir a un pueblo, y mandó aviso a los que atrás quedaron para que viniesen porque podían subir seguros aquel paso”. Los indios del lugar eran partidarios de Atahualpa, y por ellos supo Pizarro que hacía ya tres días que estaba en Cajamarca con muchos guerreros, pero sin intención de atacar a los españoles. Los que se habían quedado en la retaguardia llegaron  a este poblado en el que se encontraba Pizarro esperándolos. Atahualpa vería con inquietud que los españoles se iban aproximando y envió a varios notables con algunos regalos y el mensaje de que los esperaba amistosamente. “Preguntole el Gobernador a uno de los indios lo que había pasado en aquellas guerras y cómo empezó Atahualpa a conquistar”. Le contestó (sin duda por encargo del ‘amo’) contando a grandes rasgos el origen y proceso del conflicto, con hechos reales pero dejando claro que el ‘malo de la película’ era Huáscar y que todas las actuaciones de Atahualpa estuvieron justificadas.


     (Imagen) No fue un discurso como el de Marco Antonio en la obra de Shakespeare, pero lo superó en dramatismo y en la valentía de aquel analfabeto de Trujillo. Hay que imaginarse la escena. Allí están unos ciento setenta veteranos que han superado mil pruebas y dejado muchos compañeros muertos por el camino. Queda el último y peor desafío; algunos son partidarios de llegar a la meta evitando la dureza de la ruta más corta. Pizarro no está de acuerdo. Reúne a todos sus hombres y les habla apasionadamente. Ni siquiera menciona la grandeza de lo que pueden alcanzar, porque ellos ya lo saben. Solo quiere quitarles el miedo y se convierte en un líder predicador: Dios les ha mantenido vivos, y lo seguirá haciendo porque ellos van a llevar la fe cristiana a los nativos. Escribe el cronista Xerez (que allí estaba): “Todos dijeron que fuese por el camino que le pareciese que más convenía, y que todos le seguirían con mucho ánimo”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario