(28) Y dicho esto, nos toca ya abrir el
telón para contemplar ojipláticos y de forma secuencial la gran epopeya de
Pizarro, desde sus inicios temblorosos hasta el trágico final, pasando por
escenas de la máxima intensidad dramática, en las que veremos una mezcla de
todo lo mejor y lo peor del ser humano, así como de los mayores éxitos y los
más dolorosos fracasos. Haría falta un Homero o un Shakespeare para que el
narrador estuviera a la altura de lo narrado. No obstante, vamos a tener la
suerte de poder seguir textualmente lo que escribieron los cronistas de la
época, quienes, sin alcanzar ese nivel literario, supieron contarlo con
claridad, y algunos hasta con buena prosa, a lo que hay que añadir el valor
incomparable de haber sido protagonistas de casi todo lo que nos comunicaron.
Voy a seguir fundamentalmente el texto
escrito por PEDRO CIEZA DE LEÓN en su libro DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DEL
PERÚ, aunque lo completaré comparándolo con los comentarios de los otros
cronistas que mencioné al principio de este trabajo. Esa será la estructura de
la narración, pero, como ya advertí, ‘me iré por las ramas’ cada vez que surja
algún personaje (y serán muchos) cuya vida tenga interés histórico (prometo
volver ‘al tronco’ lo más rápidamente posible).
Vuelto Andagoya con poco éxito de su
viaje, y sin ganas ni condiciones físicas y anímicas para repetir la jugada,
Pedrarias, que vivía obsesionado por la ambición de explorar y conquistar las
costas del Pacífico, buscó rápidamente a alguien que lo intentara de nuevo. Le encargó la misión al capitán vasco
Juan Basurto (ese apellido es de ‘mi’ Bilbao). Lo que pasó después lo cuenta
mejor Cieza y, sin excesivos adornos literarios, nos va a meter de lleno en el
arranque del protagonismo de Pizarro: “Basurto determinó ir a Santo Domingo
para traer más gente y caballos, pero la muerte atajó su pensamiento y le llamó
para que fuera a dar cuenta de la jornada de su vida. Cuando se supo en Panamá,
siendo en ella compañeros Francisco Pizarro y Diego de Almagro, que también lo
eran con Hernando de Luque, clérigo, trataron, medio de burla (lo que
quiere decir que nunca lo habían pensado en serio), sobre aquella jornada (expedición) y cuánto había deseado
hacerla Vasco Núñez de Balboa. Pizarro dio muestras a sus compañeros de tener
de aventurar su persona y hacienda en aquella jornada, de lo que Almagro plugo
mucho, y determinaron pedir la jornada para Francisco Pizarro; y así fueron
adonde Pedrarias y le pidieron la licencia de aquel descubrimiento, quien se la
concedió con la condición de que hiciesen con él compañía para que tuviese
parte en el provecho que hubiese. Y siendo de ello contentos los compañeros, se
hizo por todos cuatro la compañía, dando Pedrarias a Pizarro, en nombre del
emperador, provisión como capitán, de lo que no se reían poco los más de los
vecinos de Panamá teniéndolos por locos porque querían gastar sus dineros para
ir a descubrir manglares y pedregales. Pero no por esto dejaron de ir a buscar
proveimientos y compraron un navío que dicen que era de los que hizo Vasco
Núñez de Balboa. Procuraron allegar gente y juntaron unos ochenta españoles (otros hablan de 112), llevando al navío
cuatro caballos; la gente se embarcó, y
Francisco Pizarro, despidiéndose de Pedrarias y de sus compañeros, hizo lo
mismo”. EL DÍA 14 DE NOVIEMBRE DE 1524, FRANCISCO PIZARRO inicia su terrorífica
y gloriosa aventura.
(Imagen) Viendo el mapa, es fácil entender
la lógica del proceso de la expansión en las Indias. Aunque Balboa ya había
descubierto el Pacífico, Cortés prefirió aventurarse en territorio mexicano
(muy próximo a las islas de Santo Domingo y Cuba) por saberse de la existencia
de los aztecas a poca distancia de la costa. Triunfó plenamente (llegando a
intervenir en Honduras y Guatemala), y, pocos años después, a Pizarro, un veterano
en las campañas de Colombia y Panamá que estaba sujeto a la autoridad de
Pedrarias Dávila, extendida por el resto de Centroamérica, solo le quedó una
salida hacia tierras vírgenes, prometedoras pero muy inciertas: las bañadas por
el océano Pacífico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario