(1468) Fueron, pues, los tres rivales (ya
bien avenidos), en 1539, a España, y lo que obtuvieron del Rey fue diferente
para cada uno. El que salió peor parado fue el alemán Nicolás Federman, ya que
se quedó sin nada, pues, quizá ya harto, abandonó incluso el alto cargo que
había tenido en Venezuela. Belalcázar tampoco consiguió que el Nuevo Reino de
Granada quedara incluido en la Gobernación de Perú, ostentada por su jefe,
Francisco Pizarro, pero tuvo el buen regalo de ser nombrado gobernador de la
ciudad de Popayán. Lo concedido a Gonzalo Jiménez de Quesada fue inferior a lo
que esperaba. No fue designado gobernador, pues ya lo era Alonso de Lugo del
territorio de Santa Marta, en el que quedaba absorbido el Nuevo Reino, pero sí
le concedió el Rey diversas mercedes: lo nombró Mariscal de todo lo
conquistado, y le adjudicó el derecho a rentas muy importantes, incluso transmisibles
a sus herederos. Vendrá bien mencionar algunos datos de los orígenes de GONZALO
JIMÉNEZ DE QUESADA y de las circunstancias que le empujaron a irse a Las
Indias. Llama la atención que permaneciera soltero toda su longeva vida, sin
que se hable nunca de alguna relación amorosa. Nació el año 1509, y, al
parecer, en Granada, aunque hay quien dice que fue en Córdoba. El hecho de que
a la futura Colombia le pusiera el nombre de Nuevo Reino de Granada no zanja la
cuestión, ya que, en España, ese reino
incluía a Córdoba. Pero no hay duda de que, siendo muy niño, ya vivía en
Granada, debido a que su padre era abogado en esta ciudad. Siguiendo la
tradición familiar, Gonzalo ejerció como abogado en la Real Audiencia de
Granada, pero también sintió la llamada de las armas, y en 1534 se incorporó en
Italia al ejército español, donde su estancia debió de ser corta, ya que, en
1535, hizo el viaje a las Indias en el mismo barco que el nuevo gobernador de
Santa Marta, Don Pedro Fernández de Lugo, quien, a su vez, le confió el cargo
de Justicia Mayor de aquel territorio a Gonzalo. Se encontraron allí con una
situación económica calamitosa y una epidemia. El gobernador, para movilizar a
sus hombres, le confió a su hijo Antonio Luis Fernández de Lugo una expedición
que resultó muy rentable, pero el ‘espabilado’ joven se fugó a España con gran
parte del botín. Jiménez de Quesada reaccionó con alma de responsable letrado y
envió una denuncia a la Corte de Madrid, pero no sirvió de nada. No solo quedó
absuelto, sino que, no tardando mucho y fallecido su padre, se convirtió en el
nuevo y vengativo gobernador de Santa Marta. Poco después. GONZALO JIMÉNEZ DE
QUESADA decidió llevar a cabo algo que otros habían pretendido pero sin el
coraje suficiente: ascender sin tregua por el río Magdalena, pues todo indicaba
que, por él, se podría llegar hasta el territorio de Perú, conquistado y entonces
gobernado por Francisco Pizarro.
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