A
Gonzalo Jiménez de Quesada se le
presentó un problema muy serio y completamente inesperado, dado que le
surgieron dos temibles rivales: “Un mes antes de su partida, llegó Nicolás Federman,
teniente de gobernador de Jorge Espira, gobernador de la provincia de Venezuela,
reservada por el Rey a los alemanes, pues había tenido noticia de la riqueza de
estas tierras, y traía 150 hombres. Asimismo, quince días después (en el
colmo de las casualidades) vino desde Perú Sebastián de Belalcázar,
teniente capitán en Quito del marqués don Francisco Pizarro, con poco más de 100
hombres, que también tuvo la misma noticia. Los cuales se sintieron burlados al
hallar que el dicho Licenciado y los españoles
de Santa Marta estaban allí desde hacía casi tres años. El Licenciado se quedó con
toda la gente de Federman y la mitad de la de Belalcázar (esos soldados
suyos regresaron a Popayán, en el límite con Ecuador). Después de tomada la
gente a estos capitanes, les mandó
a ellos que se embarcasen en los bergantines
con él, para ir a España. Lo cual, tanto
esto como lo de la gente, lo tomaron muy a disgusto estos capitanes,
especialmente Nicolás Federman, que afirmaba que se le hacía notorio agravio al
no darle la gobernación de Nueva Granada (el cronista simplifica la extrema
gravedad de la situación; sus dos temibles rivales consideraban que eran suyos
los derechos de conquista en ese territorio, aunque Quesada contaba con la
ventaja de los hechos consumados). Pero, a pesar de todo, el Licenciado los
sacó de aquella tierra y los trajo en sus bergantines hasta la costa de la mar,
siguiendo después la travesía marítima hasta llegar a España, donde terminaron
su viaje por noviembre del año mil quinientos treinta y nueve, cuando Su Majestad
comenzaba a atravesar Francia para ir a Flandes. El dicho Licenciado, al llegar
a España, tuvo grandes pleitos con don
Alonso de Lugo, relativos al mando en el Nuevo Reino de Granada, ya que don
Alonso decía que su padre, don Pedro de Lugo, ya fallecido, tenía los derechos
de la gobernación de Santa Marta por dos vidas (la suya y la de su heredero),
y que el dicho Nuevo Reino de Granada pertenecía
a la demarcación de la provincia de Santa Marta. Y resultó que los del Consejo de
Indias mandaron que el Nuevo Reino de Granada perteneciese a la dicha
gobernación de Santa Marta, y metieron la una en la otra, de manera que después
el dicho don Alonso quedó como gobernador de ambos territorios. Sin embargo,
para administrar mejor el Nuevo Reino de Granada, Su Majestad decidió nombrar
allí el año mil quinientos cuarenta y siete a ciertos Oidores que tienen autoridad
en aquellas provincias y en otras comarcanas”. En la imagen vemos el Nuevo
Reino de Granada y Popayán incluidos en la demarcación de Santa Marta.
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