miércoles, 26 de octubre de 2022

(Día 1864) Los indios de Bogotá y Tunja eran muy respetuosos con sus caciques, y muy religiosos. El cronista alaba que castigaran duramente a los sodomitas (porque también se hacía en las naciones cristianas).

 

     (1464) Al hablar el cronista de las virtudes de los indios de la zona de Bogotá y Tunja, subraya que estaban libres de algo muy frecuente en el resto de Las Indias: “Son muy limpios en lo del pecado nefando, pues no consienten putos, que no es poco mérito siendo indios. Y para ello, hay más horcas por los caminos y más hombres puestos en ellas que en España. Atan a los malhechores a dos palos, por pies, brazos y cabellos. También cortan manos, narices y orejas por otros delitos no tan grandes. Y hay penas humillantes para personas importantes, como cortarles los cabellos. Es grandísima la reverencia que tienen los súbditos a sus caciques, porque jamás les miran a  la cara, de manera que, si entran donde está el cacique, lo hacen de espaldas. Cuando el gran cacique Bogotá escupía, se hincaban de rodillas  los de su cortejo para tomar la saliva en unas  toallas muy blancas, e impedir que tocase la tierra· algo de tan gran príncipe. Los indios se casan todas las veces que quieren y con todas las mujeres que pueden mantener. Y Bogotá, que era rey de todos los caciques, tenía más de cuatrocientas. Pero es gente muy mentirosa, como todos los nativos de Las Indias. Dentro de sus creencias, son religiosísimos, porque, además de tener cada pueblo sus templos, tienen otros muchos fuera. En todos ellos hay colocado mucho oro y esmeraldas. Hacen también sahumerios mientras cantan sus oraciones. Sacrifican en ellos  muchas aves, derramando la sangre por el  templo,  y dejan allí todas sus cabezas atadas y colgadas. Con sangre humana no sacrifican, si no es una de estas dos maneras. Una consiste en que, si en la guerra prenden a algún muchacho que suponen no haber tocado a mujer, lo sacrifican después en un santuario matándolo con grandes clamores y guardan allí su cabeza. La otra es que tienen sacerdotes aún muchachos que han comprado en un lugar donde los crían para eso. Traídos con unos ocho años al Nuevo Reino, sirven en los santuarios y los tratan con mucha veneración. Pero, cuando  llegan a  una edad que les parece que pueden ser potentes para tocar a mujer, los matan en los templos, y ofrecen la sangre a sus ídolos. Tienen muchas lagunas y bosques consagrados a su falsa religión,  de donde por nada del mundo toman agua ni cortan un árbol. En estos bosques entierran oro y esmeraldas, que nadie tocará porque creen que, de hacerlo, caerían muertos. En las lagunas dedicadas a sus sacrificios echan mucho oro y  piedras preciosas, quedando todo perdido para  siempre. Ellos consideran que el Sol y la Luna son los creadores de todas las cosas, y  aseguran que se juntan como marido  y mujer para tener sus ayuntamientos. Además, tienen otra muchedumbre de ídolos, como nosotros acá a  los santos, para que rueguen al Sol  y  a la Luna por sus cosas, estando cada templo dedicado al nombre de  su ídolo”.




No hay comentarios:

Publicar un comentario