lunes, 24 de octubre de 2022

(Día 1862) Por fin llegaron a la la parte principal de Colombia, donde los poderosos caciques Bogotá y Tunja. Los indios nunca habían visto españoles y creyeron que eran hijos de sus dioses, el Sol y la Luna. Luego perdieron esa ingenuidad.

 

Yendo en busca de más esmeraldas, Gonzalo Jiménez de Quesada dio con un personaje muy importante: “Subió más arriba y, en el valle que luego llamaron de los Alcázares, se topó con el rey Bogotá, hombre inteligente que, por echar de su tierra a los españoles al verlos tan codiciosos y osados, le dio muchas cosas de oro y le dijo que  las esmeraldas estaban en las tierras del rey Tunja. El Nuevo Reino de Granada está muy poblado, es tierra llana y se halla cercado de montañas en las que viven los indios panches, que comen carne humana, a diferencia de los del Nuevo Reino, que no la comen y se llaman muiscas. Este Nuevo Reino se divide en dos partes, una llamada Bogotá, y la otra Tunja, y sus caciques han tomado sus nombres de ellas. La provincia de Bogotá es mayor, y su señor es más poderoso que el de Tunja. Estas dos provincias han tenido siempre guerras muy continuas. Partió Jiménez de Quesada de Bogotá, y, llegado a Tunja, se informó sobre el origen de las esmeraldas. Hechas las averiguaciones, llegó al valle Somondoco y, tras hablar con el cacique Somondoco, de quien era la mina de esmeraldas, fue hasta ella y sacó muchas. Fue una riqueza nueva y admirable, pues  jamás se vio tanta ni tan fina piedra junta. Y de allí, volvió a  Bogotá. Aunque fue grande la riqueza que se tomó en ambas provincias, no lo fue, ni con mucho, tanto como la de Perú. Pero, en lo de esmeraldas, fue esto mucho mayor, no solo que lo de Perú, sino que lo que jamás se haya oído, pues, cuando se hizo el reparto entre la gente de guerra, terminada la conquista, había más de siete mil esmeraldas, que fueron descubiertas aunque los indios quisieron tenerlas ocultas durante mucho tiempo. Se asombraban los españoles de que, teniendo aquellos indios tanta riqueza, criasen hormigas para comer, y fueran tan simples que no trocasen  aquellas ricas piedras por pan. En cuanto a la conquista, al entrar los cristianos en aquel Nuevo Reino, fueron recibidos con grandísimo miedo por toda la gente, pues aquellos indios creían que los españoles eran hijos del Sol y de la  Luna, a quienes ellos adoran, y  que esos dioses los habían engendrado para castigarlos por sus pecados. Y por eso llamaron a los  españoles usachías, ya que en su lengua Usa quiere decir sol, y Chía luna. Y hasta ofrecían a sus hijos pensando que los españoles se calmarían comiéndolos. También temían mucho a los caballos, tanto que es difícil creerlo. Pero, cuando los españoles se hicieron más tratables, dándoles a entender lo que realmente querían, fueron poco a poco perdiendo parte  del miedo. Sabiendo ya que eran hombres como ellos, quisieron probar  ventura, pero, para entonces, los españoles  ya estaban en Bogotá, muy metidos  en  el interior del Nuevo Reino de Granada”. (La distancia entre Tunja y Bogotá es de 148 km, y están en el centro de Colombia).




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