(1457) No olvidemos que la desembocadura
de Río de la Plata, aunque había quedado muy escasa de soldados, seguía siendo
un punto de desembarque de cierta importancia para quienes llegaban desde
España. Como las comunicaciones con Asunción eran lentas y dificultosas, el
Gobernador Juan Ortiz de Zárate, a principios de 1570, le había ordenado a
Felipe de Cáceres descender navegando por el río Paraná con 150 soldados para ver
si había llegado a aquella costa gente de España. Durante su marcha, tuvieron
que liarse a arcabuzazos con algunos guaraníes, pero, más adelante, fueron bien
recibidos por los indios timbúes. Luego llegó al golfo de la abandonada Buenos
Aires, pero, estando aquello vacío de españoles, decidió dar la vuelta, aunque
dejando algunos mensajes: “Cáceres metió en una botija al pie de una cruz
varias cartas, y luego, río arriba, volvió a la ciudad de Asunción con con sus
hombres, y sin ningún incidente. Nada más llegar, persuadió con muchas razones
al capitán Alonso de Riquelme para que se hiciese cargo de la provincia de Guairá,
pues era lo que había ordenado el gobernador Juan Ortiz de Zárate”.
Recordemos que Riquelme había abandonado
aquel puesto por no soportar la presencia de Ruy García Melgarejo, quien ahora
tendrá con él un trato absolutamente miserable: “Riquelme partió con 50
soldados, y, estando cerca de Ciudad Real (capital de Guairá), le envió
mensajeros al capitán Ruy Díaz, dándole aviso de su venida, y ofreciéndole toda
la amistad y fidelidad del mundo. Pero, al recibir el mensaje, en lugar de mandarle
el avío conveniente, y agradecer como honrado caballero la oferta y amistad que
le prometía, mandó convocar a sus amigos para que supieran que no tenía intento
de recibir al que venía, ni obedecer los poderes que traía. Y con esa maniobra,
unos por temor, y otros por interés, se juntaron en su casa, donde, con sus
votos y firmas, eligieron a Ruy Díaz Capitán General y Justicia Mayor, en
nombre de su hermano Francisco Ortiz de Vergara (que había sido gobernador
interino, y murió en 1574). Ya elegido, salió de Ciudad Real con 100
arcabuceros, se puso con ellos en la
travesía del río, asentó allí su campamento, y colocó la gente en orden de
guerra, mandando que ninguno pasase a la parte donde estaba Alonso de Riquelme,
so pena de muerte. Por la noche envió a algunos amigos para tantear a toda la
gente que traía, y, como la mayoría de los soldados eran vecinos casados en Ciudad
Real, fue fácil persuadirlos de que abandonasen a su capitán, quedando con él solamente
cuatro. Entonces Riquelme le suplicó a Ruy Díaz que le enviase adonde estaba a
su mujer e hijos, pues vivían allí, para poder regresar con ellos y sus pocos
soldados a Asunción. A esto le respondió que, si le entregase los poderes que
traía, le daba su palabra de no hacerle ningún agravio, de manera que podría ir
a su casa, no encargándose de asuntos de justicia y gobierno, sino viviendo
allí quieta y pacíficamente. Visto por Alonso de Riquelme lo que le prometía y que
no podía hacer otra cosa, se mostró conforme. Confiando en su palabra, fue al
campamento, donde enseguida le quitaron las armas, y lo pusieron en prisión por
orden de Ruy Díaz. El cual volvió a Ciudad Real, donde entró en escuadrón con
pífano y tambor, llevando delante de sí a su preso en una hamaca. Luego puso a
Riquelme dentro de su casa en una mazmorra que ya tenía prevenida, y allí lo
tuvo con muchas guardias y notable riesgo de la vida, padeciendo mil vejaciones
y molestias. Al cabo de un año, lo desterró a un fuerte que tenía a cuarenta
leguas de allí, lo dejó en poder del alcaide, Luis de Osorio, quien lo retuvo otro año, hasta que fue Nuestro Señor
servido librarle de esta prisión”.
(Imagen) Hubo momentos muy complicados y demasiado
juego sucio en las relaciones entre
quienes tenían un alto mando en Chile. Ahora hemos visto que Ruy Díaz
Melgarejo se ha comportado traidoramente con ALONSO RIQUELME DE GUZMÁN. Quizá eso sea síntoma de la mala
entraña de Ruy, y pueda explicar que, por celos posiblemente infundados, matara
a su mujer y a un fraile. Además de apresar largo tiempo a Riquelme, lo
destituyó de su legal mando en la localidad de Ciudad Real. Alonso de Riquelme
nació en Jerez de la Frontera hacia el año 1519. Tenía parentesco con Álvar
Núñez Cabeza de Vaca, y estuvo de su parte cuando fue destituido y apresado ilegalmente.
Incluso había llegado a Río de la Plata con la expedición que, capitaneada por
Cabeza de Vaca, había partido de España a finales del año 1540. Pero, enviado a
España preso Cabeza de Vaca, el nombramiento de un gobernador interino dio
origen a duros enfrentamientos entre diversos pretendientes. Fue elegido
Domingo Martínez de Irala, que no se había llevado bien con Cabeza de Vaca, y
después, en 1547, quienes no estaban conformes con el nombramiento (Riquelme
era uno de ellos), aprovecharon su ausencia para imponer la autoridad de Diego
de Andreu, quien luego, a la vuelta de Irala en 1548, fue apresado, junto con
otros partidarios. Entonces, Alonso de Riquelme mantuvo su postura rebelde. En
junio de 1549 llegó a Asunción, liberó a los presos y huyeron a un monte
cercano. Riquelme partió de nuevo de campaña, pero, al regresar, en 1551, él y
los suyos fueron apresados y condenados a la horca, bajo la acusación de querer
derrocar a Irala. Sin embargo, en esas circunstancias se impuso la sensatez de
Irala. Les propuso a Alonso de Riquelme, y a Francisco Ortiz de Vergara (los
dos capitanes del grupo rebelde), casar a cada uno con una de sus varias hijas
mestizas, y ambos lo aceptaron. Y así, en 1552, Alonso de Riquelme se casó con
Úrsula de Irala, y Francisco Ortiz de Vergara lo hizo como Marina de Irala. Luego
ambos capitanes pasaron de ser peligrosos opositores a leales aliados del
Gobernador Irala, de manera que los actos subversivos de Alonso Riquelme de
Guzmán cesaron por completo. No deja de ser curioso el hecho de que Francisco
Ortiz de Vergara fuera hermano del gobernador Francisco de Vergara, y también
de Ruy Díaz Melgarejo, a quien acabamos de ver actuando sádicamente con Alonso
de Riquelme. Cuando este ensañamiento de Ruy ocurrió (año 1569), arrebatándole
incluso el puesto de Gobernador de Guairá, Riquelme permaneció encarcelado
largo tiempo, pero después cambiaron las tornas. Tras
14 meses de cárcel, el vengativo gobernador trasladó a Riquelme al fortín de
Guaraciberá, donde estuvo dos años más, hasta que Ruy Díaz Melgarejo fue
llamado a la Asunción. Y ocurrió entonces que a Alonso de Riquelme lo liberaron
los vecinos de Ciudad Real de Guairá, recuperando su cargo de Teniente del
Gobernador y Justicia Mayor, puesto que ocupó hasta su muerte, ocurrida allí el
año 1576.
