lunes, 25 de abril de 2022

(1706) Francisco Hernández Ortiz sustituyó al fallecido Francisco del Campo, y cometió el gravísimo error de no socorrer a tiempo a la ciudad de Villarrica, la cual, en 1602, fue escenario de una de las peores tragedias de Chile.

 

     (1306) La  muerte era algo muy frecuente, y había que evitar la posibilidad de que  una tropa quedara descabezada: "El capitán Francisco Hernández Ortiz llevaba orden del Gobernador de asumir el mando de aquellas provincias en caso de que hubiese muerto el coronel Francisco del Campo, de aquietar la tierra, de fundar un fuerte en Valdivia y de socorrer a Villarrica. Habría debido, sin duda, comenzar por esto último, ya que era allí donde más se necesitaba ayuda de fuera. Pero, prefiriendo reunir la gente que poco antes había salido de Osorno con el Coronel, y proponiéndose, además, recoger provisiones en Chiloé, partió apresuradamente hacia el sur, y perdió un tiempo precioso en hacer correrías entre los indios. Cuando creyó aquietados esos lugares, dio la vuelta al norte, y con acuerdo de sus capitanes, se dirigió a Valdivia, donde lo esperaba todavía uno de sus buques. El 13 de marzo de 1602 echó allí los cimientos del fuerte que se   le había mandado construir, y que, según el pensamiento del Gobernador, debía ser el principio de una nueva ciudad que se intentaba poblar. Cuatro largos meses se habían empleado en estas operaciones. Cuando a mediados de marzo partió con una parte de sus fuerzas en socorro de Villarrica, se vio obligado a sostener reñidos combates con numerosas turbas de indios que andaban exaltados y orgullosos, celebrando sus recientes triunfos. Esa ciudad, después de un sitio de tres años, y sin recibir socorro alguno de ninguna parte, acababa de desaparecer lastimosamente". Resulta chocante que un militar tan verano y prestigioso como Francisco Hernández Ortiz (ya reseñamos su extraordinaria biografía) cometiera la irresponsabilidad de ocupar su tiempo en peleas no muy urgentes, y decidiera ir a proteger en último lugar a los vecinos de Villarrica, una ciudad que llevaba ¡tres años cercada por los mapuches!

     Como era de esperar, el gobernador Alonso de Ribera, se irritó mucho por lo ocurrido: "Ribera se hallaba en Concepción cuando tuvo la primera noticia de estos desastrosos sucesos. El capitán Francisco Hernández Ortiz, al comunicarla desde Valdivia, pedía empeñosamente que se le enviasen nuevos socorros para hacer frente a los peligros que por todas partes amenazaban a aquellas apartadas poblaciones. En medio de la consternación que tales desastres debían producir, el gobernador Ribera, impetuoso y arrebatado por carácter, dispuesto siempre a condenar a los otros, atribuyó a aquel capitán la responsabilidad de la pérdida de Villarrica por la tardanza que había puesto en el desempeño de su comisión. Inmediatamente acordó quitarle el mando de las provincias australes, y someterlo a un juicio de residencia". Se diría que el historiador Diego Barros es algo contradictorio al hablar de este desastre. Primeramente ha dicho que Francisco Hernández Ortiz perdió mucho tiempo dedicándose a cosas que no eran prioritarias, y en eso basa la perdición de Villarrica. Y, sin embargo, acabamos de ver que censura al Gobernador por haber castigado a Hernández Ortiz dejándose llevar de su carácter "dispuesto siempre a condenar a los demás". Quizá Ribera empleara malas maneras, pero no cabe duda de que Francisco Hernández Ortiz cometió un gravísimo error. Por ser un hecho tan trágico, dedicaré la imagen a la acertada descripción que Diego Barros hace de la tragedia de Villarrica.

    

     (imagen) Aunque ya hice referencia a este desastre, oigamos lo que nos cuenta Diego Barros: "La defensa de Villarrica constituye el episodio más heroico y más trágico de la tremenda guerra en que estaban envueltos los españoles desde la muerte del gobernador Martín García Óñez de Loyola. La ciudad, situada a gran distancia de otras poblaciones, fue embestida por los indios desde los inicios de la rebelión. El capitán Rodrigo de Bastidas rechazó los primeros ataques y decidió resistir a todo trance. Pero la lucha se repetía sin cesar mientras los españoles estaban privados de ayudas  y de toda comunicación. A finales de 1599, después de casi un año de miserias y combates, su situación comenzaba a hacerse insostenible. Los defensores de Villarrica recibieron entonces la terrible noticia de que la ciudad de Valdivia acababa de ser tomada y destruida por los bárbaros. Los jefes de la insurrección araucana les advirtieron que, después de este último desastre, era inútil prolongar por más tiempo la resistencia de Villarrica. Bastidas, sin embargo, no hizo caso de amenazas, y persistió en su plan de defenderse hasta morir, aferrándose a la esperanza de que quizá les llegara ayuda a tiempo. La guerra se continuó en Villarrica durante dos años más, con heroica porfía y con los sacrificios y miserias más espantosas que es posible imaginar. Los españoles se alimentaban con las cosas más inmundas y llegaron a comer la carne de los indios que morían en los combates. En los primeros días de febrero de 1602 no quedaban en la ciudad más que once hombres y diez mujeres. Finalmente, el 7 de febrero los indios dieron el asalto definitivo a los últimos atrincheramientos de los españoles. El combate, empeñado en esas condiciones, no podía ser largo ni con final dudoso. Bastidas y algunos de sus compañeros sucumbieron peleando, o fueron sacrificados por los vencedores, pero otros, y sobre todo las mujeres, quedaron en cautividad, obligadas a servir a sus antiguos esclavos, y recibiendo de estos el mal tratamiento que los indios solían dar a los prisioneros. Más tarde, algunos de ellos, y otros que habían sido apresados en los combates anteriores, reconquistaron su libertad por canje o por fuga, y pudieron dar a sus compatriotas la noticia cabal de las dolorosas escenas de los últimos y tremendos días de Villarrica. Después del saqueo de los pocos edificios que todavía estaban en pie, sólo quedó un montón de ruinas calcinadas y humeantes en el sitio en que se levantaba esa ciudad". En la imagen vemos que los chilenos han rodado una serie sobre aquel trágico acontecimiento y acerca del persistente y brutal ataque de los mapuches a los españoles en general.




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