(1254) Viendo los indios que los españoles
estaban separados, juntaron un ejército bajo el mando del cacique Cadiguala,
indio con fama de muy fuerte y belicoso: " Y fue tanto su atrevimiento,
que llegó con sus hombres a la ciudad de Angol y le puso fuego sabiendo que
estaba dentro el gobernador don Alonso de Sotomayor con su gente. Salió el gobernador
en persona con doscientos de a caballo, pero fue tan escaso el provecho de este
encuentro, que los indios pelearon sin recibir daño, y, además, ellos mataron a un indio amigo llamado Caninango,
que era capitán de los que luchaban en nuestro bando. Hecho esto se fueron a
dar contra la fortaleza de Purén, lo cual entendió luego el gobernador, y salió
con sesenta hombres a dar socorro al maestre de campo. Aunque se dieron cuenta
los enemigos, no acometieron, a pesar de que había entre ellos trescientos de a
caballo (los mapuches utilizaron pronto la caballería) y gran cantidad
de a pie, porque, al ver que la ciudad quedaba con poca gente, les pareció más
acertado volver contra ella. Don Alonso se dio cuenta de esto, y eran tantas las
ganas que tenía de enfrentarse con brío a los enemigos, que volvió a la
fortaleza, hizo una empalizada para su defensa y alojó su gente cómodamente en
un sitio próximo. El cacique Cadiguala. con cien de a caballo, llegó al fuerte y
retó al maestre de campo con gran soberbia. Pero no pudo irse contento, porque, saliendo los
nuestros, le desbarataron su ejército, matando al mismo Cadiguala y a muchos de
los suyos. De esta manera se vivía en aquel tiempo en este fuerte de Purén, de
donde salía el maestre de campo ordinariamente a campear la tierra peleando hasta
Angol, y teniendo siempre buenos resultados".
No era fácil vivir en Chile en medio de la
perpetua y mortífera amenaza mapuche. La
crónica va dejando claro, indirectamente, que, además, muchos soldados vivían
casi en la indigencia. Es por eso que, como hemos visto, de vez en cuando
surgían motines o intentos de llevarlos a cabo: "Llegó el tiempo de que el
gobernador partiera para visitar las
ciudades del norte. Le ordenó al maestre de campo que, por otra parte,
fuera a Concepción y Santiago para proporcionar provisiones y municiones a los
dos fuertes de Biobío, llamados Santísima Trinidad y Espíritu Santo. Sustituyendo
al maestre de campo, se quedó en la fortaleza de Purén Tiburcio de Heredia, el
cual enfermó a los pocos días por los muchos trabajos de aquel lugar. Algunos
soldados, que se sentían pobres, hambrientos, afligidos y sin esperanza de
remuneración de sus trabajos, acordaron amotinarse, pues el maestre de campo
Alonso García Ramón estaba ausente, y el que hacía sus veces muy enfermo. El
plan era que, tomando las mejores armas y caballos, habían de ir a la ciudad de
Angol y a la de Chillán, así como a los dos fuertes de Biobio, y llevar de
camino algunos amigos suyos tan desesperados como ellos, de manera que, con
toda esta fuerza, habían de ir a la ciudad de Santiago, saquearla y luego
marchar con todas sus riquezas al territorio de Tucumán, apoderándose de él como
señores absolutos".
Era un asunto muy grave, que forzosamente
había de acabar mal. Se enteró de lo que ocurría Tiburcio de Heredia, por lo
que, astutamente, envió a algunos de los amotinados a La Imperial (donde estaba
el gobernador), utilizando la excusa de que era necesario traer de allí
provisiones. Además Heredia hizo que los acompañaran soldados de su confianza,
a quienes les entregó una carta en la que le explicaba al gobernador en
holandés (porque ambos lo entendían) lo que estaba ocurriendo: "Viendo el
gobernador la carta, acudió puntualmente a la Purén con un escuadrón de
españoles, dando a entender que lo hacía para visitar al enfermo y abastecer la
fortaleza, y, habiéndolo hecho, se fue de vuelta a Angol, sacando previamente a
algunos soldados, entre los que estaban los cabecillas del motín que se tramaba.
Llegando con ellos a la ciudad de Angol, mandó darles garrote a todos, con lo
cual se evitó el notable daño que pudiera causarse en estos reinos si Dios Nuestro
Señor no lo remediara".
(Imagen) Ya hemos visto que el virrey de
Perú Martín Enríquez Almansa murió en marzo del año 1583. Le sucedió FERNANDO
DE TORRES Y PORTUGAL, estando también bajo sus órdenes, como le correspondía a
su cargo, el Gobernador de Chile. Nació probablemente en Jaén, sin que se sepa
la fecha. Era descendiente de la familia real portuguesa y fue el primer Conde
de Villardompardo (Jaén). Tuvo desde muy joven cargos políticos de gran
importancia, adquiriendo el prestigio suficiente para que Felipe II lo
escogiera como virrey de Perú. A lo largo del ejercicio de sus funciones tuvo
siempre serios enfrentamientos con el poder eclesiástico, e incluso con la
Inquisición, todos debidos a su deseo de que no interfirieran en los asuntos
políticos. El año 1584 Felipe II, por estimar su valía, lo nombró virrey de
Perú, a pesar de que se lo desaconsejaron debido a que entonces Fernando de
Torres era ya un anciano. Llegó a Lima a finales del año 1585, acompañado de
familiares, entre ellos, su hijo Jerónimo de Torres y Portugal, que resultó
bastante problemático. El nuevo virrey, a pesar de andar escaso de salud,
trabajó intensamente los numerosos asuntos que le competían, acabando
enérgicamente con muchos abusos que se iban consolidando. Sin embargo, no
consiguió mejorar lo suficiente la situación en que se encontraban los indios
que trabajaban para los españoles en las
minas. Dispuesto a acabar con las incursiones de los piratas ingleses,
capitaneados por Cavendish, logró preparar una flota de cinco navíos, una
fragata y dos galeras, que puso bajo el mando de su hijo Jerónimo. Tomó medidas
importantes frente a otros problemas muy serios: la propagación de tres
epidemias seguidas, viruela, sarampión y peste, más un terremoto en el que él mismo estuvo a
punto de perder la vida. También se enfrentó a las intromisiones eclesiásticas,
teniendo, entre otros, un conflicto con el arzobispo de Lima Santo Toribio de
Mogrovejo, que se debería probablemente a puntos de vista distintos acerca de
los derechos de los indios. Además, alguien que se la tenía jurada hizo
públicas acusaciones de que su hijo
Jerónimo de Torres y Portugal y su sobrino Diego de Portugal se dejaban
sobornar a cambio de favores políticos y llevaban una vida escandalosa con
importantes damas de la sociedad limeña. El año 1590 Felipe II decidió que el
virrey fuera sustituido por García Hurtado de Mendoza (a quien ya lo vimos
actuando como Gobernador de Chile). FERNANDO DE TORRES Y PORTUGAL llegó a España
en 1592, muriendo poco después en su condado de Villardompardo (Jaén). La
imagen nos muestra que era también Caballero de la Orden de Santiago.
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