sábado, 5 de febrero de 2022

(1638) Los capitanes Portocarrero y Godoy obtuvieron juntos una gran victoria sobre los mapuches, pero luego se enfrentaron peligrosamente por obtener el mando. Grandes alabanzas del cronista al fallecido RODRIGO DE QUIROGA.

 

     (1238) Fallecido el extraordinario gobernador Rodrigo de Quiroga (como veremos en la imagen), que fue una persona llena de virtudes militares y humanas, le sucedió, por voluntad suya, su yerno, Martín Ruiz de Gamboa, otro hombre dotado de buenas cualidades: "Apenas había expirado el gobernador Rodrigo de Quiroga, le comunicaron a su yerno Martín Ruiz de Gamboa, que estaba en la ciudad de Chillán, la muerte de su suegro y el nombramiento de gobernador que dejaba hecho en su persona. Oyendo esto bajó luego a la ciudad de Santiago, donde tomó la posesión del gobierno despachando a su sobrino Andrés López de Gamboa a las ciudades del norte con cargo de teniente de gobernador. Estaban entonces en las lagunas de Villarrica los capitanes Juan de Godoy y Rafael Portocarrero. Ocurrió que, repentinamente, unos cinco mil indios acometieron con gran ímpetu a los españoles que allí estaban, no siendo más de cuarenta y cinco. Se trabó una batalla muy sangrienta, en la que se vieron los nuestros en gran peligro, sin tener más refugio que el de Dios, el cual consiguieron con la oración, de suerte que los enemigos fueron vencidos, sufriendo grandes pérdidas en su bando. Fue casi milagrosa esta batalla por haber cogido los indios a los dos capitanes españoles en enemistad y disputando sobre cuál de los dos había de mandar en la tropa, lo que suele ser comúnmente causa de la perdición de los ejércitos desavenidos. Por ese motivo, Rafael Portocarrero, viendo los escuadrones de los indios puestos en orden, acometió contra ellos antes de tiempo queriendo que se le atribuyese la victoria. Habiendo entrado en combate, dio muestras fingidamente de flaqueza, retirándose poco a poco para cebar a los enemigos hasta llegar al escuadrón del capitán Juan de Godoy, el cual salió de inmediato a socorrer a los cristianos peleando tan varonilmente, que fue mucha la sangre derramada en los pobres indios, que huyeron tarde por mostrar exceso de valor. Murieron en este conflicto los capitanes indios Alchinanco, Anchotureo, Nigualande, Naicoyan, Calmangue y otros caudillos y caciques de los más famosos que había entre los indios".

     A pesar de haber llevado a cabo los dos capitanes una excelente táctica de colaboración, estuvieron a punto de arruinarlo todo: "No fue de poca importancia el haber salido estos capitanes a enfrentarse a los indios para que no destruyesen la ciudad de Cañete, que estaba entonces en harto peligro. Pero no abandonaron la pretensión que entre ellos había de querer cada uno ser cabeza, sobre lo cual llegaron a ruptura poniendo mano a las espadas, peleando con gran coraje, hasta el punto de que se habrían matado si no entraran algunos buenos soldados de por medio, que los pusieron en paz sin volver más a desafiarse. Consiguieron esta victoria el día 18 de abril del año de 1580, en tiempo en el que había en todo el reino alteraciones y alborotos de los indios rebelados, los cuales no sacaron escarmiento de este desastre, sino que (como era habitual en ellos) se encarnizaron más para hacer cada día asaltos a los españoles, y no solamente daban inquietud los indios sino también otros muchos desasosiegos levantados entre los mismos españoles".

 

     (Imagen) Aunque ya le dediqué una imagen al excepcional RODRIGO DE QUIROGA, voy a copiar lo que comentó de él el cronista Pedro Mariño de Lobera, que lo conoció bien: "El gobernador Rodrigo de Quiroga fue natural de un lugar de Galicia llamado Sober, hijo de Hernando de Camba y María López de Sober. Salió muy mozo de casa de sus padres para servir al conde de Lemos, el cual lo encaminó al Perú, donde se halló en las batallas del tiempo de los Pizarros y Almagros. Después fue adonde los indios chunchos, donde pasó innumerables calamidades, y no habiendo esperanza de su conquista, pasó a la de Chile con el capitán Valdivia. Habiendo servido al Rey por largos años, casó con doña Inés Suárez, que fue la primera mujer que entró en Chile (siempre se oculta su relación con Pedro de Valdivia). Y andando el tiempo vino a ser gobernador de este reino por nombramiento que le hizo el licenciado Castro, gobernador (en funciones de virrey) de los reinos del Perú, en lo que después fue confirmado por Su Majestad por espacio de cinco años, desde 1575 hasta 1580, año en que pasó a mejor vida, de acuerdo con  las virtudes que dejó como recuerdo a los que le conocieron, cuya muerte sucedió en Santiago el día 25 de febrero de dicho año. Fue hombre de muy buenas cualidades, como la sobriedad, la templanza y la afabilidad con todos. Por lo cual era muy querido y respetado en todo el reino de Chile. Por no descender en particular a todas sus muestras de mucha cristiandad, que eran manifiestas a todos sus conocidos, las reduzco a una sola, que fue la de las muchas limosnas que hacía de ordinario, gastando con los pobres y los soldados descarriados treinta mil pesos de oro que tenía de renta cada año, de suerte que se amasaban en su casa de ocho a doce mil fanegas de pan para los pobres, además de otras semejantes obras pías. Todo lo cual se lo premió Dios dándole el fin que tiene prometido a los que se esmeran en hacer bien a los pobres, pues murió en su cama habiendo recibido todos los sacramentos como persona que los había frecuentado en vida. Sucedió a Rodrigo de Quiroga en el oficio de gobernador de este reino el mariscal Martín Ruiz de Gamboa, su yerno, que había sido general muchos años antes y dado mucha satisfacción de su persona en todos los lances que se ofrecieron, tanto que, cuando aún vivía, delegaba en él muchas cosas del gobierno el comendador (de la Orden de Santiago) Rodrigo de Quiroga, y así, al tiempo de su muerte, lo nombró en su lugar como gobernador en tanto que su majestad el rey don Felipe proveyera persona idónea para tal cargo".




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