jueves, 18 de noviembre de 2021

(1570) El cronista critica a los dominicos por predicar una 'caridad' con los indios que provocaba en los soldados un sentimiento de culpabilidad. LORENZO BERNAL DE MERCADO: un duro pero excepcional capitán.

 

     (1160) Sigue hablando Marmolejo de Villagra padre y Villagra hijo de manera confundible, así que tendré que interpretar poniéndoles el nombre para que el texto tenga sentido. Empieza hablando  del padre (que no se encontraba en el mismo lugar que el hijo, y lo primero que dice es que los 'sermones' buenistas de fray Gil de Ávila estaban dañando su firmeza. Hay que tener en cuenta que era dominico, en cuya orden pesaban mucho los criterios de Bartolomé de las Casas, que pertenecía a la misma orden: "Se le añadía a Francisco de Villagra, para no acertar en hacer la guerra, que fray Gil de Ávila, en las predicaciones que hacía a los soldados, les decía que se iban al infierno si mataban indios, y que estaban obligados a pagar todo el daño que hiciesen y todo lo que comiesen, porque los indios defendían una causa justa, que era su libertad, casas y haciendas, pues Pedro de Valdivia no había entrado a la conquista como lo manda la Iglesia, amonestando y requiriendo con palabras y obras a los naturales. En lo cual, el clérigo se engañaba como hombre que no fue testigo de lo que decía. Yo me hallé presente con Valdivia en el descubrimiento y la conquista, y allí lo hacía todo como cristiano. Fray Gil pronunciaba sus palabras con tanta fuerza, que hacían gran impresión en los ánimos de los capitanes y soldados. Sucedió una vez que Villagra estaba mandando a algunos soldados que hiciesen lo que sus capitanes les mandasen, y alanceasen a todos los indios que pudiesen, mientras que fray Gil les decía que, los que quisiesen irse al infierno, lo hiciesen así, siendo una grandísima confusión ver estas cosas y que Villagra no las remediase, de lo que resultaba que se hacía la guerra perezosamente. Hasta el punto de que los vecinos de Cañete le pedían a Francisco de Villagra que se fuese de su ciudad y les dejase gente para hacer la guerra. Villagra les dejó a su hijo Pedro de Villagra, y con él al capitán Reinoso, con ciento veinte hombres de guerra, y él se fue a la ciudad de Los Infantes (la ciudad de Angol), que estaba a diez leguas de Cañete".

     Marmolejo va a seguir insistiendo en la falta de empuje militar del gobernador Francisco de Villagra. Subraya que no tuvieron que insistir los vecinos de Cañete para que abandonara la ciudad. Después de irse, llegó a la de Villarrica, que estaba muy cerca de las  minas de la de Valdivia. Allí se encontraba el licenciado Altamirano, con orden suya de que juntase todo el oro que extraían los españoles, tomando nota de la cantidad que pertenecía a cada uno. Hubo muchos que desconfiaban de sus intenciones, porque quizá quisiera enviárselo todo al Rey, o darle otro destino. Y comenta Marmolejo:  "Pero el juez recto, que es Dios, le impidió hacer lo que tenía pensado, porque sufrieron tanto de  viruelas los indios que sacaban el oro, y morían tantos de aquella pestilencia, que algunos religiosos, haciéndole responsable, le pidieron que se dejase de sacar, y que lo sacado se lo entregase a sus dueños. También le sucedió en este tiempo que, estando en la ciudad Villarrica la pascua de Navidad del año de 1562, enfermó de mal de costado, con algunas calenturas de que pensó morir, y de un mal que le dio en los empeines de los pies de tan terrible dolor, que no podía andar a pie ni a caballo".

 

     (Imagen) LORENZO BERNAL DE MERCADO va a aparecer de inmediato en acción, y tendrá un importante protagonismo. Nació el año 1516 en Cantalapiedra (Salamanca). Llegó a Perú con el virrey Blasco Núñez Vela en 1544. Por lo que, sin duda, adquirió gran experiencia militar en el durísimo ambiente de las guerras civiles que allí había. Estuvo en el bando de los leales al Rey, luchando contra Gonzalo Pizarro, el cual fue vencido y ejecutado por Pedro de la Gasca. En 1549, Francisco de Villagra lo convenció para que fuera con él a Chile y se uniera a las tropas de Pedro de Valdivia, el cual, por sus méritos, le otorgó una excepcional encomienda de indios, a cuya administración se dedicó de lleno. Pero la muerte salvaje de Valdivia le provocó el ansia de dedicarse únicamente a guerrear contra los indios, a los que, al parecer, odiaba. Aunque en sus inicios en Chile hubo algunos que lo consideraban un irresponsable, pronto demostró que era todo lo contrario. Su valentía, y sus dotes de líder con extraordinarias habilidades estratégicas, hicieron que la gente lo llamara 'El Cid de los Andes', título que no estaba al alcance de cualquiera. Pronto veremos la participación que tuvo en el fuerte de Angol contra los araucanos, y en sucesivos enfrentamientos de la llamada Guerra de Arauco, por cuyos méritos fue nombrado en 1565 Maestre de Campo de todo el ejército chileno. Ejerció como corregidor en el cabildo de las ciudades de Concepción y Santiago. En 1578, Rodrigo de Quiroga, gobernador de Chile, iba a presentar su renuncia por motivos de salud, y le manifestó a Francisco de Toledo, virrey de Perú, que consideraba a LORENZO BERNAL DE MERCADO como la persona apropiada para sustituirle en el cargo. Pero su idea fue rechazada, quizá debido al carácter duro y poco diplomático de Lorenzo. El año 1580, Felipe II, reconociendo sus grandes méritos, lo nombró  General del Ejército. A partir de entonces, solicitó el retiro profesional, pero continuó siendo el hombre imprescindible de los gobernadores y militares para organizar las estrategias de ataque contra los indios rebeldes. Lorenzo se casó dos veces, y tuvo tres hijas. En la imagen vemos que una de ellas, Isabel de Rojas y Mercado (por medio de su marido) presenta sus méritos y servicios. Lo hizo en 1610 (15 años después de fallecer su padre), y se refiere a él como 'general', aclarando que luchó contra Gonzalo Pizarro cuatro años. Lorenzo murió el año 1595, en aquella ciudad en la que, siendo joven, venció (una de tantas veces) a los mapuches: Angol.




No hay comentarios:

Publicar un comentario