(1151) Como era de suponer, los bravos
mapuches no estaban dispuestos a quedar sometidos por los españoles: "Para
convencerlos, fue el capitán Rodrigo de Quiroga con una compañía de a caballo.
Los indios, que desde lo alto lo vieron con poca gente, pues no eran más de
cuarenta, dieron aviso a los demás que por allí estaban, y, con grande ánimo,
bajaron a pelear unos mil indios. Traían en este tiempo, para defenderse de los
arcabuces, unos tablones gruesos, y los que los llevaban se ponían en la
vanguardia para recibir el primer ataque de la arcabucería". Rodrigo de
Quiroga
les
dijo a sus hombres que era inevitable batallar con ellos, porque los indios les
habían cortado la retirada por todas partes. Así que empezó la lucha: "Luego
hizo con su gente dos cuadrillas. Puestos
en ala, chocaron con los indios, y, aunque con los caballos atropellaron a
muchos y alancearon a otros, no por eso dejaron los indios de pelear,
alanceando a muchos soldados y caballos, pero los llevaban bien protegidos de
cueros cudríos (sin curtir), y sin separarse los cristianos, sino
siempre juntos y cerrados. Después de haber peleado un buen rato, desbarataron a
los indios, con muerte de muchos de ellos".
Visto que no había ninguna posibilidad de
pacificar a los indios, el gobernador García de Mendoza volvió a ocuparse de lo
que, de momento, más le interesaba: "En
estos días mandó a Jerónimo de Villegas que, con ciento y cincuenta hombres,
partiese a repoblar la ciudad de Concepción, alzando allí un árbol de justicia
en nombre del Rey, y que nombrase alcaldes y regidores como a él le pareciese. Cuando
Villegas llegó a Concepción, pobló aquella ciudad, dándole el nombre que antes
tenía, el día cinco del mes de enero de
1558". ".
Jerónimo de Villegas cumplió, pues,
perfectamente el encargo del gobernador, dejando repoblada la ciudad de
Concepción. Luego el cronista habla, de forma algo confusa, de otras fundaciones,
pareciendo que es el mismo Villegas quien sigue haciéndolas, pero quien, de
hecho, las llevó a cabo fue el propio gobernador: "Procuró luego (el
gobernador) tener su comarca de paz y hacer casas y sementeras, plantar
viñas y otros árboles de frutas, que hoy (hacia 1570) la adornan y ennoblecen
mucho. Personalmente, comenzó a buscar sitio donde poblar otra ciudad, porque
el lugar donde estaba no era conveniente, ya que la gente de aquella comarca
era la más belicosa de todo el reino. Halló un llano en la ribera de un fresco
río, cerca del monte, le pareció buen puesto, pobló una ciudad y le puso de nombre Cañete de la Frontera (su padre, el
virrey de Perú, era Marqués de Cañete;
la ciudad fue fundada en las ruinas del fuerte de Tucapel, donde los indios
mataron a Valdivia). Desde allí, quiso ir, pasando por La Imperial a poblar
otra ciudad por donde Valdivia había andado, y descubrir lo más que pudiese,
teniendo puesto el pensamiento no sólo en hacer lo posible, sino también en dejar
gloria y fama. Envió también al capitán Diego García de Cáceres a la ciudad de
Valdivia para que despachase con brevedad un navío cargado de trigo para el
proveimiento de aquella ciudad nuevamente poblada (Cañete)".
(Imagen) Entre las tropas de las Indias,
siempre hay personalidades notables. Acaba de mencionar el cronista a DIEGO
GARCÍA DE CÁCERES. Digamos en primer lugar que el gobernador García Hurtado de
Mendoza lo estimaba mucho. Pero no solo él: también Pedro de Valdivia lo trató con
gran consideración. Diego nació en Cáceres hacia el año 1515, y, en 1535, quizá
por tener raíces judías, partió para las Indias camuflando su condición. Fue
llegar y apuntarse a una campaña desastrosa por la zona de Veragua
(Centroamérica), capitaneada por el gobernador de la zona, Felipe Gutiérrez,
quien dio la espantada a medio camino, dejando a la mayoría de sus hombres
tirados, y se fue a Perú (como vimos hace mucho tiempo). Fueron numerosos los
que murieron, con antropofagia incluida, y, entre los supervivientes, estaban
Diego García de Cáceres y un gran protagonista de las guerras civiles de Perú,
Diego Centeno, yendo los dos a aquellas tierras, en 1536, para ayudar a un
Francisco Pizarro acorralado por los indios de Manco Inca. Pero Diego García de
Cáceres se trasladó el año 1540 a Chile, alistado en la tropa de Pedro de
Valdivia, a quien luego acompañó en sus fundaciones y campañas más importantes,
incluso en Tucapel (diciembre de 1553), donde fueron derrotados por los
mapuches, que mataron salvajemente a Valdivia. Fue enviado a Perú el año 1546
para reclutar gente, donde solo pudo convencer a 19 soldados, con la fatalidad
de que, de regreso a Chile, casi la
mitad murieron a manos de los indios en el valle de Copiapó. Un año después,
repitió viaje a Perú con Pedro de Valdivia, poniéndose los dos bajo el mando
del gran Pedro de la Gasca, y participaron en la batalla que derrotó
definitivamente a Gonzalo Pizarro. Allí, su declaración a favor de la lealtad
de Valdivia a la Corona resultó determinante para que Pedro de la Gasca lo
nombrara gobernador de Chile. Fue
albacea del testamento de Valdivia, lo que demuestra la confianza que le tenía.
García de Mendoza lo nombró teniente de gobernador y capitán general, y, temporalmente,
el año 1583 Diego García actuó como gobernador interino de Chile. Muy respetado
por los vecinos de Santiago de Chile, DIEGO GARCÍA DE CÁCERES tuvo cargos en su
cabildo durante largos años, y allí murió en 1586. En la imagen vemos parte de
lo que presentó como lista de sus méritos y servicios el año 1563.
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