(1089) Lo que sigue es un relato centrado
en los distintos tipos de indígenas que había en el entorno de Puerto de los
Reyes. La situación era muy complicada porque algunos indios se portaron
amistosamente con los españoles, pero había otros de poco fiar. En aquel
revoltijo de tribus, había también un grupo de indios chaneses, que llegaron de
lejanas tierras del norte traídos en su día por el gran portugués Alejo García.
Él murió, pero los nativos quedaron, y estos, en concreto, hicieron amistad
rápidamente con los españoles, porque, al parecer, guardaban un grato recuerdo
del buen trato que les dio el luso. Además del riesgo que corrían los españoles
por algún ataque inesperado, muchas de las tribus se llevaban a matar entre sí.
Incluso los guaraníes, que tan amigos eran de los españoles en Asunción,
resultaban sospechosos en Puerto de los Reyes.
Cabeza de Vaca no perdió la oportunidad de
obtener información de los chaneses acerca de los pueblos que habían conocido:
"Quiso saber por ellos datos sobre las cosas de la tierra adentro y de sus
habitantes y cuántos días habría de camino desde aquel puerto de los Reyes
hasta llegar a la primera población. El cacique de los indios chaneses le dijo
que, cuando Alejo García los trajo de su tierra, vinieron por tierras de los
indios nayaes, y salieron a tierra de los guaraníes, los cuales mataron a los
indios que traían, y que él y otros de su tribu, se escaparon huyendo por la
ribera del río Paraguay arriba, hasta llegar al pueblo de estos sacocies (Puerto
de los Reyes), donde fueron de ellos bien recibidos".
Hartos ya de peligros, especialmente por
las amenazas mortíferas de los guaraníes, los chaneses no se atrevieron a
emprender el largo viaje a sus tierras de origen, y decidieron quedarse para
siempre en Puerto de los Reyes, de forma que carecían de información sobre los
poblados del entorno. Pero les dijeron a los españoles que los indios guaraníes,
que habitaban en las montañas, les darían buena información acerca del camino
que deseaban seguir, ya que ellos lo recorrían de ida y vuelta en sus guerras contra
los indios del territorio interior. El cacique chanés le dio detalles al
gobernador de las costumbres de su pueblo: "Dijo que en su tierra hay un
solo indio principal que los manda a todos, y que hay muchos pueblos de su
tribu que tienen guerra con los indios chimeneos y con otros llamados carcaraes.
Se refirió también a que hay en aquel territorio otros grandes pueblos, que se
llaman gorgotoquies, payzuñoes, estarapecocies y candirees, y todos tienen
guerra unos con otros. Pelean con arcos y flechas, y todos generalmente son
labradores y criadores, que siembran maíz, mandioca y batatas en mucha
abundancia, y crían patos y gallinas como los de España, así como crían ovejas
grandes. Para pelear entre ellos, los
indios mercadean arcos, flechas, mantas y otras cosas, y hasta dan a sus
mujeres a cambio. Habida esta relación, los indios se fueron muy alegres y
contentos, y el principal de ellos se ofreció a irse con el gobernador a la campaña
y descubrimiento de tierras, diciendo
que luego se iría con su mujer e hijos a vivir a su tierra, que era lo que él
más deseaba".
(Imagen) Álvar Núñez Cabeza de Vaca seguía
en su empeño de conquistar nuevas tierras: "Luego el gobernador mandó
juntar a los oficiales y clérigos, y siendo informados del relato de los indios
xarayes y de los guaraníes que están en su frontera, fue acordado que, con algunos
indios naturales de este puerto de los Reyes, para más seguridad, fuesen dos
españoles y dos indios guaraníes a hablar a los indios xarayes, y viesen las
características de su tierra, así como su forma de vivir, y se informasen a
través de ellos de los pueblos y gentes de la tierra adentro, y del camino que
iba desde su tierra a la de los demás. También se consideró necesario hablar con
los indios guaraníes, porque ellos informarían más abiertamente y con más conocimiento
de las circunstancias reales. Este mismo día partieron los dos españoles, que eran
Héctor de Acuña y Antón Correa, intérpretes de la lengua de los guaraníes, con
hasta diez indios sacocies y dos indios guaraníes, a los cuales el gobernador
mandó que hablasen al cacique de los xarayes, y le dijesen que el gobernador
los enviaba para que, en su nombre, le
hablasen y conociesen, teniendo por amigos a él y a los españoles. Le pedirían
también que viniese a verlo, porque quería hablarles, y que informasen a los
españoles de las poblaciones y gentes de la tierra adentro y del camino que iba
desde su tierra para llegar a ellas. Les dio a los mensajeros muchos rescates
para regalos y un bonete de grana para que diesen al principal de los dichos
xarayes, y otro tanto para el principal de los guaraníes, diciéndoles a estos
lo mismo que al principal de los xarayes". Pero ocurrió alago inesperado:
"Cuando llegó a Puerto de los Reyes Gonzalo de Mendoza con su gente, dijo
que le informaron de que los indios guaxarapos, fingiendo que seguían siendo
amigos, la víspera de Todos Santos atacaron
en tierra a los hombres del bergantín del capitán Agustín de Campos, y mataron
a cinco, resultando también ahogado Juan de Bolaños cuando iba a refugiarse en
la nave. Para mayor mal, los guaxarapos les dijeron a los indios de Puerto de
los Reyes que habían matado a los cristianos, que no éramos valientes y que
procurasen matarnos, pues contaban con su ayuda. A partir de entonces,
comenzaron a sublevar y a ponerles malos pensamientos contra nosotros a los
indios de Puerto de los Reyes". El cronista se olvida de que prometió
explicar que un español tuvo la culpa de
esta rebeldía de los guaxarapos. (Recordemos, de paso, que, en 1543,
Domingo de Irala fundó Puerto de los Reyes).
No hay comentarios:
Publicar un comentario