viernes, 20 de agosto de 2021

(1499) Cabeza de Vaca tuvo noticias de muchas tribus diferentes, todas en guerra unas con otras. Los chaneses lo trataron bien porque habían llegado del norte con el portugués Alejo García y tenían muy buen recuerdo de él. Los guaxarapos se rebelaron.

 

     (1089) Lo que sigue es un relato centrado en los distintos tipos de indígenas que había en el entorno de Puerto de los Reyes. La situación era muy complicada porque algunos indios se portaron amistosamente con los españoles, pero había otros de poco fiar. En aquel revoltijo de tribus, había también un grupo de indios chaneses, que llegaron de lejanas tierras del norte traídos en su día por el gran portugués Alejo García. Él murió, pero los nativos quedaron, y estos, en concreto, hicieron amistad rápidamente con los españoles, porque, al parecer, guardaban un grato recuerdo del buen trato que les dio el luso. Además del riesgo que corrían los españoles por algún ataque inesperado, muchas de las tribus se llevaban a matar entre sí. Incluso los guaraníes, que tan amigos eran de los españoles en Asunción, resultaban sospechosos en Puerto de los Reyes.

     Cabeza de Vaca no perdió la oportunidad de obtener información de los chaneses acerca de los pueblos que habían conocido: "Quiso saber por ellos datos sobre las cosas de la tierra adentro y de sus habitantes y cuántos días habría de camino desde aquel puerto de los Reyes hasta llegar a la primera población. El cacique de los indios chaneses le dijo que, cuando Alejo García los trajo de su tierra, vinieron por tierras de los indios nayaes, y salieron a tierra de los guaraníes, los cuales mataron a los indios que traían, y que él y otros de su tribu, se escaparon huyendo por la ribera del río Paraguay arriba, hasta llegar al pueblo de estos sacocies (Puerto de los Reyes), donde fueron de ellos bien recibidos".

     Hartos ya de peligros, especialmente por las amenazas mortíferas de los guaraníes, los chaneses no se atrevieron a emprender el largo viaje a sus tierras de origen, y decidieron quedarse para siempre en Puerto de los Reyes, de forma que carecían de información sobre los poblados del entorno. Pero les dijeron a los españoles que los indios guaraníes, que habitaban en las montañas, les darían buena información acerca del camino que deseaban seguir, ya que ellos lo recorrían de ida y vuelta en sus guerras contra los indios del territorio interior. El cacique chanés le dio detalles al gobernador de las costumbres de su pueblo: "Dijo que en su tierra hay un solo indio principal que los manda a todos, y que hay muchos pueblos de su tribu que tienen guerra con los indios chimeneos y con otros llamados carcaraes. Se refirió también a que hay en aquel territorio otros grandes pueblos, que se llaman gorgotoquies, payzuñoes, estarapecocies y candirees, y todos tienen guerra unos con otros. Pelean con arcos y flechas, y todos generalmente son labradores y criadores, que siembran maíz, mandioca y batatas en mucha abundancia, y crían patos y gallinas como los de España, así como crían ovejas grandes. Para pelear entre ellos,  los indios mercadean arcos, flechas, mantas y otras cosas, y hasta dan a sus mujeres a cambio. Habida esta relación, los indios se fueron muy alegres y contentos, y el principal de ellos se ofreció a irse con el gobernador a la campaña  y descubrimiento de tierras, diciendo que luego se iría con su mujer e hijos a vivir a su tierra, que era lo que él más deseaba".

 

     (Imagen) Álvar Núñez Cabeza de Vaca seguía en su empeño de conquistar nuevas tierras: "Luego el gobernador mandó juntar a los oficiales y clérigos, y siendo informados del relato de los indios xarayes y de los guaraníes que están en su frontera, fue acordado que, con algunos indios naturales de este puerto de los Reyes, para más seguridad, fuesen dos españoles y dos indios guaraníes a hablar a los indios xarayes, y viesen las características de su tierra, así como su forma de vivir, y se informasen a través de ellos de los pueblos y gentes de la tierra adentro, y del camino que iba desde su tierra a la de los demás. También se consideró necesario hablar con los indios guaraníes, porque ellos informarían más abiertamente y con más conocimiento de las circunstancias reales. Este mismo día partieron los dos españoles, que eran Héctor de Acuña y Antón Correa, intérpretes de la lengua de los guaraníes, con hasta diez indios sacocies y dos indios guaraníes, a los cuales el gobernador mandó que hablasen al cacique de los xarayes, y le dijesen que el gobernador los enviaba para que, en su  nombre, le hablasen y conociesen, teniendo por amigos a él y a los españoles. Le pedirían también que viniese a verlo, porque quería hablarles, y que informasen a los españoles de las poblaciones y gentes de la tierra adentro y del camino que iba desde su tierra para llegar a ellas. Les dio a los mensajeros muchos rescates para regalos y un bonete de grana para que diesen al principal de los dichos xarayes, y otro tanto para el principal de los guaraníes, diciéndoles a estos lo mismo que al principal de los xarayes". Pero ocurrió alago inesperado: "Cuando llegó a Puerto de los Reyes Gonzalo de Mendoza con su gente, dijo que le informaron de que los indios guaxarapos, fingiendo que seguían siendo amigos, la  víspera de Todos Santos atacaron en tierra a los hombres del bergantín del capitán Agustín de Campos, y mataron a cinco, resultando también ahogado Juan de Bolaños cuando iba a refugiarse en la nave. Para mayor mal, los guaxarapos les dijeron a los indios de Puerto de los Reyes que habían matado a los cristianos, que no éramos valientes y que procurasen matarnos, pues contaban con su ayuda. A partir de entonces, comenzaron a sublevar y a ponerles malos pensamientos contra nosotros a los indios de Puerto de los Reyes". El cronista se olvida de que prometió explicar que un español tuvo la culpa de  esta rebeldía de los guaxarapos. (Recordemos, de paso, que, en 1543, Domingo de Irala fundó Puerto de los Reyes).




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