jueves, 12 de agosto de 2021

(1492) Se prepararon los viajes de conquista y evangelización. Aracare, un cacique traidor, amotinó dos veces a los indios que acompañaban a los españoles, y fue ejecutado. Había fracasado anteriormente la primera fundación de Buenos Aires.

 

     (1082) Así que el gobernador pidió consejo a clérigos y capitanes sobre si les parecía que era el momento oportuno para que él enviara gente a descubrir, conquistar y evangelizar nuevas tierras, ya que los indios del entorno más próximo habían sido pacificados. El texto nos da el nombre de los clérigos: "El comisario fray Bernardo de Armenia y fray Alonso Lebrón, franciscanos, el mercedario Juan de Salazar, el jerónimo Luis de Herrezuelo,  Francisco de Andrada y los bachilleres Martín de Almenza, Martínez y Juan Gabriel de Lezcano, clérigos y capellanes de la iglesia de la ciudad de la Asunción. También pidió su parecer a los oficiales de Su Majestad y a los capitanes, diciendo todos que estaban conformes con la voluntad del gobernador, y así quedó aquel día concertado".

     Cabeza de Vaca quiso hacerlo todo con eficacia, pero sin precipitaciones: "El gobernador llamó a los indios más principales de de los guaraníes, y les dijo que quería ir a descubrir las poblaciones de aquella provincia, pero que, antes de ponerlo en efecto, iba a enviar algunos cristianos para que escogiesen el camino por donde habían de ir, y que, por ser ellos cristianos y vasallos de Su Majestad, les pedía que les sirviesen de guías por tierra, pues resultarían  de mucho provecho y serían bien gratificados. Estuvieron conformes con lo que les pedía, y fueron muchos los indios que se ofrecieron a ir con los cristianos, siendo el primero un indio principal que se llamaba Aracare".

     Ya entonces apareció en acción quien va a ser pronto, a pesar de su brillante trayectoria anterior, el gran enemigo de Álvar Núñez Cabeza de Vaca: "Vista la buena voluntad de los indios, decidió que fueran con ellos tres cristianos que hablaban idiomas nativos. Asimismo, el gobernador mandó preparar tres bergantines con provisiones, en los que, con noventa cristianos, el capitán Domingo de Irala, vizcaíno, subiese por el río Paraguay todo lo que pudiese navegar y descubrir durante tres meses y medio. Partieron estos tres navíos el día 20 de noviembre del año 1542. En ellos iban también los tres españoles con los indios que habían de descubrir buenos caminos por tierra, y en busca del puerto de  montaña llamado de las Piedras, a setenta leguas de la ciudad de la Asunción. Ocho días después de partir los navíos, escribió una carta el capitán Vergara en la que decía que los tres españoles habían ido con más de ochocientos indios que estaban muy contentos de poder enseñarles el camino hacia el puerto de las Piedras, y que él seguía río arriba para hacer descubrimientos".

     Pero todo se va a ir al traste entre esos indios que iban tan contentos. Y, sorprendentemente, se debió a que el cacique Aracare, que era el guía principal, resultó ser un taimado traidor que odiaba ferozmente a los españoles. Yendo por el puerto de las Piedras, empezó a convencer a los ochocientos indios de que los cristianos eran malos. Llegó a lograrlo, y la situación fue tan conflictiva, que todos abandonaron la campaña. Pero no bastó este fracaso para que el nefasto Aracare se conformara. Al contrario: estaba más crecido, y la volvió a liar. El gobernador intentó repetir la aventura. Esta vez, en lugar de 800 indios cristianizados, fueron 1.500, también entusiasmados, los que partieron el día 15 de diciembre de 1542 hacia el puerto de las Piedras para explorar nuevas tierras. Pero ocurrió exactamente lo mismo y por culpa también del terco Aracare, tuvieron que volverse. La única diferencia fue que el gobernador, ya harto, apresó al insoportable Aracare, lo procesó, fue condenado a muerte y lo ejecutaron.

 

     (Imagen) No había nacido con buen pie la primitiva población de Buenos Aires, hasta el punto  de que, como vimos, su definitiva fundación la llevó a cabo Juan de Garay en 1580 (¡39 años después!): "El día 20 de diciembre llegaron al puerto de la ciudad de la Asunción los cuatro bergantines que el gobernador Cabeza de Vaca había enviado al río Paraná a socorrer a los españoles que venían (tras alcanzar Buenos Aires por orden suya) en la nao que envió desde la isla de Santa Catalina, y luego todos desembarcaron. Por su parte, Pedro de Estopiñán Cabeza de Vaca, que era el capitán de dicha nao,  dijo que tras entrar por el río Paraná, fue en busca del puerto de Buenos Aires, y, en su entrada, halló un mástil hincado en tierra, con unas letras grabadas que decían: 'Aquí está una carta'. Una vez abierta, vieron que la firmaban Alonso Cabrera, veedor en funciones, y Domingo de Irala, vizcaíno, que decía ser teniente de gobernador de la provincia (tras la muerte de Pedro de Mendoza). En ella se comunicaba que habían abandonado el pueblo de Buenos Aires, y llevado a la gente en una nao a la ciudad de la Ascensión por culpa de haberse alzado y amotinado el pueblo, estando muy cerca de verse todos perdidos por el hambre y por la  guerra que los indios guaraníes les daban. Añadían que, por tierra y cargando un esquife de la nao, se les habían ido veinticinco cristianos huyendo del hambre, y buscando la costa del Brasil, de manera que, de no ser socorridos en breve, los habrían matado a todos los indios, pues, aun habiéndoles ayudado ciento cincuenta soldados,  los indios dieron fuego a su campamento, y resultaron muertos y heridos varios españoles. Decían también que, no obstante  lo ocurrido, se puso gran diligencia en tornar a fundar el pueblo y puerto de Buenos Aires en el río Paraná, en un afluente que se llama río de San Juan, pero no se pudo asentar porque el tiempo de aquel invierno era muy trabajoso, y las aguas derribaban las tapias que se hacían. Por manera que les fue forzado dejarlo de hacer, y decidieron que toda la gente subiese por el río arriba para llevarla a la ciudad de la Asunción". Era el año 1541, y Domingo Martínez de Irala fue sospechoso de abandonar Buenos Aires para hacerse amo y señor de Asunción, que se convirtió en la capital de la gobernación. Pero pronto llegó el nuevo gobernador, ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA, y el conflicto resultará inevitable.




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