(1082) Así que el gobernador pidió consejo
a clérigos y capitanes sobre si les parecía que era el momento oportuno para
que él enviara gente a descubrir, conquistar y evangelizar nuevas tierras, ya
que los indios del entorno más próximo habían sido pacificados. El texto nos da
el nombre de los clérigos: "El comisario fray Bernardo de Armenia y fray
Alonso Lebrón, franciscanos, el mercedario Juan de Salazar, el jerónimo Luis de
Herrezuelo, Francisco de Andrada y los
bachilleres Martín de Almenza, Martínez y Juan Gabriel de Lezcano, clérigos y
capellanes de la iglesia de la ciudad de la Asunción. También pidió su parecer
a los oficiales de Su Majestad y a los capitanes, diciendo todos que estaban
conformes con la voluntad del gobernador, y así quedó aquel día concertado".
Cabeza de Vaca quiso hacerlo todo con
eficacia, pero sin precipitaciones: "El gobernador llamó a los indios más
principales de de los guaraníes, y les dijo que quería ir a descubrir las
poblaciones de aquella provincia, pero que, antes de ponerlo en efecto, iba a
enviar algunos cristianos para que escogiesen el camino por donde habían de ir,
y que, por ser ellos cristianos y vasallos de Su Majestad, les pedía que les
sirviesen de guías por tierra, pues resultarían
de mucho provecho y serían bien gratificados. Estuvieron conformes con
lo que les pedía, y fueron muchos los indios que se ofrecieron a ir con los
cristianos, siendo el primero un indio principal que se llamaba Aracare".
Ya entonces apareció en acción quien va a
ser pronto, a pesar de su brillante trayectoria anterior, el gran enemigo de
Álvar Núñez Cabeza de Vaca: "Vista la buena voluntad de los indios, decidió
que fueran con ellos tres cristianos que hablaban idiomas nativos. Asimismo, el
gobernador mandó preparar tres bergantines con provisiones, en los que, con
noventa cristianos, el capitán Domingo de Irala, vizcaíno, subiese por el río
Paraguay todo lo que pudiese navegar y descubrir durante tres meses y medio.
Partieron estos tres navíos el día 20 de noviembre del año 1542. En ellos iban también
los tres españoles con los indios que habían de descubrir buenos caminos por
tierra, y en busca del puerto de montaña
llamado de las Piedras, a setenta leguas de la ciudad de la Asunción. Ocho días
después de partir los navíos, escribió una carta el capitán Vergara en la que
decía que los tres españoles habían ido con más de ochocientos indios que
estaban muy contentos de poder enseñarles el camino hacia el puerto de las
Piedras, y que él seguía río arriba para hacer descubrimientos".
Pero todo se va a ir al traste entre esos
indios que iban tan contentos. Y, sorprendentemente, se debió a que el cacique
Aracare, que era el guía principal, resultó ser un taimado traidor que odiaba
ferozmente a los españoles. Yendo por el puerto de las Piedras, empezó a
convencer a los ochocientos indios de que los cristianos eran malos. Llegó a lograrlo,
y la situación fue tan conflictiva, que todos abandonaron la campaña. Pero no
bastó este fracaso para que el nefasto Aracare se conformara. Al contrario:
estaba más crecido, y la volvió a liar. El gobernador intentó repetir la
aventura. Esta vez, en lugar de 800 indios cristianizados, fueron 1.500,
también entusiasmados, los que partieron el día 15 de diciembre de 1542 hacia
el puerto de las Piedras para explorar nuevas tierras. Pero ocurrió exactamente
lo mismo y por culpa también del terco Aracare, tuvieron que volverse. La única
diferencia fue que el gobernador, ya harto, apresó al insoportable Aracare, lo
procesó, fue condenado a muerte y lo ejecutaron.
(Imagen) No había nacido con buen pie la
primitiva población de Buenos Aires, hasta el punto de que, como vimos, su definitiva fundación
la llevó a cabo Juan de Garay en 1580 (¡39 años después!): "El día 20 de
diciembre llegaron al puerto de la ciudad de la Asunción los cuatro bergantines
que el gobernador Cabeza de Vaca había enviado al río Paraná a socorrer a los
españoles que venían (tras alcanzar Buenos Aires por orden suya) en la nao que
envió desde la isla de Santa Catalina, y luego todos desembarcaron. Por su
parte, Pedro de Estopiñán Cabeza de Vaca, que era el capitán de dicha nao, dijo que tras entrar por el río Paraná, fue
en busca del puerto de Buenos Aires, y, en su entrada, halló un mástil hincado
en tierra, con unas letras grabadas que decían: 'Aquí está una carta'. Una vez
abierta, vieron que la firmaban Alonso Cabrera, veedor en funciones, y Domingo
de Irala, vizcaíno, que decía ser teniente de gobernador de la provincia (tras
la muerte de Pedro de Mendoza). En ella se comunicaba que habían abandonado
el pueblo de Buenos Aires, y llevado a la gente en una nao a la ciudad de la
Ascensión por culpa de haberse alzado y amotinado el pueblo, estando muy cerca
de verse todos perdidos por el hambre y por la guerra que los indios guaraníes les daban.
Añadían que, por tierra y cargando un esquife de la nao, se les habían ido
veinticinco cristianos huyendo del hambre, y buscando la costa del Brasil, de
manera que, de no ser socorridos en breve, los habrían matado a todos los
indios, pues, aun habiéndoles ayudado ciento cincuenta soldados, los indios dieron fuego a su campamento, y
resultaron muertos y heridos varios españoles. Decían también que, no
obstante lo ocurrido, se puso gran
diligencia en tornar a fundar el pueblo y puerto de Buenos Aires en el río
Paraná, en un afluente que se llama río de San Juan, pero no se pudo asentar porque
el tiempo de aquel invierno era muy trabajoso, y las aguas derribaban las
tapias que se hacían. Por manera que les fue forzado dejarlo de hacer, y decidieron
que toda la gente subiese por el río arriba para llevarla a la ciudad de la Asunción".
Era el año 1541, y Domingo Martínez de Irala fue sospechoso de abandonar Buenos
Aires para hacerse amo y señor de Asunción, que se convirtió en la capital de
la gobernación. Pero pronto llegó el nuevo gobernador, ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE
VACA, y el conflicto resultará inevitable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario