(618) Lamento que tengamos que despedirnos de Pedro Cieza de León porque
me ha sido imposible encontrar el resto de su crónica sobre las Guerras
Civiles. Seguiremos con otros cronistas, y en la imagen explico cómo lo haré.
Va a ser fundamental recurrir inicialmente a Inca Grcilaso de la Vega. Así
pues, haciendo un pequeño remiendo sobre lo último que nos ha contado Cieza,
sigo de la manita de Garcilaso, aquel excepcional mestizo. Recordemos que
Jerónimo de la Serna y Antonio de Cáceres tuvieron la osadía y la habilidad de
apoderarse en el puerto de Arequipa de dos navíos que eran de Gonzalo Pizarro,
y se fueron con ellos a Lima para ponerse bajo el mando del virrey Blasco Núñez
Vela, quien los recibió con entusiasmo. Nos cuenta Inca Garcilaso que después
otros tuvieron la misma idea, pero sin saber que los barcos ya habían sido
secuestrados. Y da el nombre de varios de ellos: "Sucedió que los vecinos del Cuzco que habían seguido
a Gonzalo Pizarro, viendo que sus
intenciones eran muy diferentes a lo que ellos querían, pues nunca imaginaron
pedir justicia con las armas en la mano, acordaron huirse de él. Los
principales fueron Gabriel de Rojas, Garcilaso de la Vega (padre de Inca
Garcilaso), Juan de Saavedra, Gómez de Rojas, Jerónimo Costilla, Pedro del
Barco, Martín de Florencia, Jerónimo de Soria, Gómez de León, el licenciado
Carvajal, Alonso Pérez Esquivel, Pedro Pizarro y Juan Ramírez. En total eran
unos cuarenta, y yo conocí a muchos de los nombrados".
Se fueron a Arequipa porque allí creían que estaban los navíos de
Gonzalo Pizarro, con los que pensaban irse a Lima para servir a Su Majestad. Al
llegar, se enteraron de lo que había ocurrido con los navíos: "Viendo
burladas sus esperanzas, y no hallando otro camino seguro, se pusieron a hacer
un barco grande. Tardaron en hacerlo cuarenta días, pero, como los oficiales no
eran maestros ni la madera adecuada, se iba al fondo con la carga que había de
llevar". Echándole valor, y a la desesperada, porque podían sorprenderles
los hombres de Pizarro, decidieron hacer el recorrido por tierra, y les salió
bien el intento, aunque se encontraron
en Lima con algo muy preocupante: los de la Audiencia habían apresado al
virrey, embarcándolo después con destino a España.
Inca Garcilaso se lamenta por esta mala suerte: "Este retraso fue
lo que causó la desgracia del virrey y de los vecinos que le acataban. Pues, si
estos caballeros hubiesen llegado a tiempo desde Arequipa, habrían ocurrido las
cosas de muy otra manera. Ya que, viendo los vecinos en Lima que hombres tan
principales del Cuzco negaban a Gonzalo Pizarro y venían a ayudar a Blasco
Núñez, perderían el miedo que a Gonzalo le tenían, y no prenderían al virrey. Pero,
como otros autores dicen, lo prendieron y embarcaron por puro miedo de que
Gonzalo Pizarro matara al virrey si lo hallaba en Lima. Una vez preso y
embarcado, muchos vecinos se desperdigaron, y cada uno fue adonde le pareció
que aseguraba su vida". Cuesta creer que ese fuera el verdadero motivo. Se
diría, más bien, que los oidores de la Audiencia lo apresaron pensando que,
alejado el virrey, ellos podrían asumir toda la autoridad, o, al menos,
compartirla con Gonzalo Pizarro.
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