lunes, 10 de febrero de 2020

(Día 1027) Cuando Vela Núñez le dijo al virrey que Gonzalo Díaz había desertado (de lo que muchos vecinos de Lima se alegraron), se llevó un gran disgusto, pero se repuso, dio ánimos a su gente y puso en orden su tropa.


     (617) Vela Núñez, mientras tanto, continuaba su marcha hacia Lima. Cieza nos habla de su temor a que Gonzalo Díaz lo persiguiera para matarlo. Explica también cuál era su pensamiento sobre las ordenanzas (más moderado que el de su hermano, el virrey), y añade un dato revelador de que Vela Núñez, a diferencia del virrey, sobrevivió tras ser derrotados por Gonzalo Pizarro: "Él habría querido que el virrey hubiese suspendido las ordenanzas, para evitar los grandes alborotos que había por todas partes. Pero, también, la maldad de la gente le hacía suponer que, aunque las suspendiera, no cesarían los tumultos. Estas y otras cosas me dijo a mí Vela Núñez en la ciudad de Cali cuando quería yo informarme de estos asuntos (eso tuvo que ocurrir antes de que el virrey fuera asesinado)".
     En cuanto llegó a Lima, Vela Núñez le contó al virrey lo que había pasado. Se llevó un gran disgusto por la huida de los traidores, exclamando en privado que aquella era una tierra maldita, en la que el atrevimiento de muchos a rebelarse contra el Rey era tan grande, que resultaba increíble: "Diciendo esto, salió fuera dando a entender que  no recibía pena de la huida de Gonzalo Díaz, e dijo que los traidores estarían mejor fuera de la ciudad que dentro de ella. Pero, cuando lo supieron en la ciudad, fue muy grande el alboroto, y, aunque  a muchos les pesase, otros se alegraban en gran manera, tanto vecinos como soldados, diciendo: 'Ahora vendrá  Pizarro, será gobernador, no tendremos Audiencia ni limitaciones en nuestros indios ni ordenanzas, e Blasco Núñez Vela habrá de volverse a España".
     Luego el virrey reunió a los oidores, a los capitanes, y a su gente principal para deliberar sobre lo ocurrido. A todos les dio ánimos y despreció al enemigo por ser más débil de lo que parecía. Pero el temor a las deserciones seguía latente: "Se pensaba enviar a Diego Álvarez de Cueto (cuñado del virrey) para que, con gente ligera de a caballo, fuesen hasta Chincha para proteger al capitán Garcilaso de la Vega, a Diego de Rojas y a los que les acompañaban, porque venían huyendo. Pero, aunque Cueto estaba preparado para ir, temiendo que algunos desertasen, mandaron que no fuese".
     Todo iba a desembocar en una guerra. El virrey organizó a sus hombres: "Se hizo alarde general de la tropa, y, solamente de hombres de infantería, había más de quinientos. Se nombró capitán de la compañía que había mandado Gonzalo Díaz a Jerónimo de la Serna, de lo cual se resintió Manuel Estacio. Dijo que, habiendo Gonzalo Díaz negado como traidor al Rey la lealtad que le debía, y siendo él su alférez, tenía que sucederle en el cargo de capitán, pues su persona no era de tan poco valer que no lo mereciese. Y, con grande enojo, diciendo que bandera de traidor (la de Gonzalo Díaz) no había de estar en el campo leal, la arrastró por la plaza. El virrey le dijo a Manuel de Estacio que no se molestase, pues, cuando hubiera más gente, él también sería capitán, pero todavía mostró Estacio su enfado. El factor Illán Suárez de Carvajal había enviado con un esclavo negro una carta secreta a su hermano, el licenciado Benito Suárez, pero no eran en deservicio del Rey, pues, cuando murió el licenciado, yo vi en el Cuzco esa carta cifrada, la cual solo contenía exhortaciones para que el licenciado dejase de estar en compañía de Gonzalo Pizarro, y viniese a juntarse con el virrey para servirle".

     (Imagen) Cieza le reconoce valentía y determinación a ALONSO DE BARRIONUEVO MOLTALVO al velar por el hermano del virrey. Esa lealtad a la Corona la tuvo toda su vida, y, como veremos, también sus antepasados la ejercieron. El año 1597, un hijo suyo del mismo nombre presentó una relación de méritos de Alonso, ya fallecido, para conseguir alguna merced del Rey. Lo que cuenta nos confirma, además, que, con frecuencia, cuando se le perdonaba la vida a alguien, se aplicaba después un castigo. En el texto de la imagen subraya que su padre fue uno de los principales conquistadores de Perú, pero nada dice de los tiempos anteriores a la rebelión de Gonzalo Pizarro. Resumo la relación de méritos que le atribuye: "Antonio de Barrionuevo, su padre, fue rápidamente a Lima para liberar al virrey cuando estaba preso en la Audiencia, y, por esa razón, lo prendieron a él y lo condenaron a muerte, pero, después de grandes ruegos, en lugar de ejecutarle, le cortaron la mano derecha y le despojaron de toda su hacienda. Así estuvo durante más de cuatro años, hasta que Don Pedro de la Gasca remitió toda la información al Consejo de Indias, y se reconoció el daño que le habían hecho, por lo que el licenciado Cepeda fue condenado a pagar una gran cantidad, pero de nada le sirvió a su padre, porque el dicho Cepeda no tenía bienes. Por todo ello le pide al Rey alguna merced, pues su padre, debido a lo pasado, le dejó pobre y él tiene diez hijos. Hace apelación también a la lealtad de su padre a la Corona, el cual era, además, nieto de Don Ramírez de Barrionuevo, Caballero de Santiago, quien sirvió a los Reyes Católicos bajo el mando de don Álvaro de Luna". Confirmando lo que dice su hijo, hay constancia de que en 1553 ALONSO DE BARRIONUEVO MONTALVO andaba en pleitos con quien le cortó la mano y le robó la hacienda, el licenciado Cepeda (entonces en la cárcel).



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