jueves, 6 de febrero de 2020

(1024) Manco Inca, que tenía acogidos a varios almagristas, aprovechó la caótica situación de las guerras civiles para preparar un ataque contra los españoles que estaban en el Cuzco.


     (614) Tantas guerras entre españoles, las ya habidas y las por venir, dejaron aparcada la verdadera y valiosa tarea de los conquistadores, descubrir tierras y fundar poblaciones (salvo actuaciones esporádicas), y los indios (salvo los que eran amigos) las contemplaban como un delicioso espectáculo, viendo el sufrimiento de los españoles. También Manco Inca estaba contento, pero, sobre todo, porque veía una oportunidad de revancha: "Como ya cundía fuego tan cruel por todas partes, y el Demonio, enemigo del género humano, se alegrara de ver la guerra tan cruel que andaba entre los cristianos, y con cuánta crueldad los padres mataban a los hijos y los hijos a sus mismos padres, y que entre todos había tanta turbación, se animó Manco Inca para ir a al Cuzco y destruirla, sabiendo además que Gonzalo Pizarro había ido a Lima y dejado pocos cristianos en la ciudad. Mandó a algunos de sus capitanes que, con toda la gente que tenían, fuesen hacia el Cuzco y matasen a los cristianos y a sus indios amigos. Salieron de la provincia de Viticos, y pasaron por los pueblos cercanos al Cuzco haciendo el mayor daño posible. La noticia fue en breve tiempo a la ciudad del Cuzco, y Diego de Maldonado mandó a un criado suyo que fuese a ver si era verdad, al cual, llegado donde estaban los capitanes d Manco Inca, lo mataron".
     Cieza nos hace ver que un español sin caballo era muy vulnerable: "Enterados de lo que ocurría, los del Cuzco temieron grandemente el poder de Manco Inca, y el capitán Diego de Maldonado, por haber llevado Gonzalo Pizarro todos los caballos, mandó recoger todas las yeguas que hubiese, porque no hay otra fuerza capaz de resistir el índico furor más que la de los españoles sobre los caballos". Por lo que dice a continuación, algún caballo había: "Los indios llegaron a seis leguas del Cuzco, de donde no pasaron adelante porque también ellos temían el denuedo con que suelen pelear los españoles. El capitán Diego de Maldonado mandó que todos, hasta los clérigos, saliesen con sus caballos y sus lanzas en las manos a la plaza, para que los indios supiesen la determinación que tenían. Mandó, asimismo, al licenciado Antonio de la Gama que fuese con algunos hombres hasta el puente de Apurima, para resistir el daño que los indios venían haciendo".
     Y fue entonces cuando ocurrió algo a lo que ya me he referido varias veces. Hay que recordar que, tras su derrota en la batalla de Chupas, Diego de Almagro el Mozo había sido ejecutado, pero Diego Méndez (hermano del trágico y bravo capitán Rodrigo Orgóñez) logró escapar con otros almagristas, encontrando refugio al amparo de Manco Inca: "Estaban con Manco Inca Diego Méndez, Francisco Barba, Gómez Pérez, Cornejo y Monroy, quienes, por huir de la crueldad de Vaca de Castro, huyeron adonde los indios, donde permanecieron durante todo ese tiempo (llevaban allá casi tres años).Eran bien tratados por Manco Inca, y vigilados para que no pudiesen huir". Hay que precisar que este Diego Méndez suele ser confundido en numerosos textos con otro del mismo nombre, como ya conté, que murió mucho más tarde, y que también anduvo mezclado en rebeldías posteriores, de las que consiguió ser perdonado.

       (Imagen) Con el tiempo, Gonzalo tendrá como enemigo a un personaje de gran talla: JUAN DE VILLARROEL. Todo apunta a que nació en Carmona (Sevilla) hacia el año 1500. Estuvo en las guerras europeas, pero le tentó la aventura de las Indias. Cuando el notable capitán Cristóbal de Olid se rebeló contra Hernán Cortés, ayudado con refuerzos del gobernador de Cuba (que odiaba a Hernán), iba Villarroel incorporado a esa tropa. Francisco de las Casas, enviado por Cortés, derrotó y ejecutó a Olid, dándose a la fuga Villarroel, cuya pista se pierde durante muchos años. Tantos que solo vuelve a salir al escenario en 1545. Se había establecido  en la peruana Porco, quizá por haberle llegado rumores de que era una zona prometedora de riquezas. Y ocurrió que, por pura casualidad, un indio, criado suyo, hizo el gran descubrimiento de las minas de plata de Potosí (en lo que luego fue territorio boliviano, como se ve en la imagen). Villarroel se asoció con el indio y registraron la propiedad de las minas. Sin embargo, más tarde, se estableció una sociedad para su explotación entre Villarroel y varios españoles, uno de los cuales era el capitán Diego Centeno. Se fundó la llamada Villa Imperial de Potosí, de la que Villarroel fue su primer gobernador, generándose allí en poco tiempo una población muy numerosa y una riqueza excepcional. Lo curioso es que a Juan de Villarroel no le bastaba ser muy rico. Quizá fuera también un soñador de glorias militares, porque se puso a las órdenes de Pedro la Gasca para luchar contra el rebelde Gonzalo Pizarro, quien fue ejecutado tras sufrir en Jaquijaguana su derrota definitiva. Villarroel resultó gravemente herido, pero un año después, ya recuperado, su insaciable afán de acción lo llevó a una nueva aventura, la durísima de Pedro de Valdivia por Chile. En la Navidad del año 1553 murieron masacrados por los temibles araucanos Pedro de Valdivia, JUAN DE VILLARROEL y un hermano suyo llamado Andrés de villarroel.



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