lunes, 3 de febrero de 2020

(Día 1021) El hermano del virrey partió para intentar apresar a Pedro de Puelles. Iba con él el traidor Gonzalo Díaz de Pineda. Varios capitanes huyeron del Cuzco para pasarse al bando del virrey. Gonzalo Pizarro nombró maese de campo a Francisco de Carvajal.


     (611) Le pedía el virrey a su hermano Vela Núñez que pusiese mucha diligencia en apresar a Pedro de Puelles y sus hombres: "Le decía que  los de Gonzalo Pizarro habían revuelto el reino, y había que castigar a los que se hubiesen unido a tan loca pretensión como la que Gonzalo traía, y que, pensando en ello, ni se acordaba de doña Brianda de Acuña, su mujer, ni de sus hijos, ni creía que los volvería a ver. Vela Núñez le rogó que no prosiguiese con aquella plática, afirmándole que  pondría toda la diligencia que fuere posible en el mundo".
     Después se escenificó una (previsible) farsa: "Pasado esto, el virrey llamó a Gonzalo Díaz de Pineda, al cual, tras haberle abrazado, le dijo que actuase como buen caballero y capitán, y que su hermano no iba como soldado suyo. Le pidió darse maña para que los que iban a juntarse con Pizarro fuesen muertos o presos. Gonzalo Díaz le respondió que así lo haría, pero su deseo era verse ya con posibilidad de estar junto a Pizarro y a su servicio, porque dicen que Villegas  y él se habían mostrado ese deseo en la Ciudad de los Reyes. Salidos de la ciudad,  caminaron hacia la provincia de Guayacheri, y, en el camino, Gonzalo Díaz, Juan de la Torre, Cristóbal de Torres, Piedrahita, Alonso de Avila y otros iban tratando sobre cuándo podrían pasarse a Pizarro".
     Al partir del Cuzco Gonzalo Pizarro, algunos se atrevieron a no seguirle, mostrando así su disconformidad con sus peligrosas ambiciones: "Considerando cuán mal guiado iba el negocio de Gonzalo Pizarro, se pusieron de acuerdo Gabriel de Rojas, Garcilaso de la Vega, Gómez de Rojas, Jerónimo Costilla, Soria, Manjarrés, Pantoja y Alonso Pérez Esquivel, con otros, hasta catorce vecinos y soldados, para volver a Arequipa, desde donde irían a juntarse con el virrey para servirle".
     En Arequipa se les unieron Luis de León y Ramírez, y emprendieron todos el viaje hacia Lima. Llegaron dos capitanes adonde estaba Gonzalo Pizarro y le pusieron al corriente de los que le habían abandonado. Uno de estos dos era Diego Centeno, lo que deja bien claro que, por entonces, actuaba como uno de los capitanes de la máxima confianza de Gonzalo. Nada hacía suponer que, como ya sabemos, más tarde serían mortales enemigos, convirtiéndose Centeno en una de las figuras más relevantes al servicio de la Corona: "Cuando Gonzalo Pizarro lo supo, recibió una gran congoja, diciendo que, si apresaba a los huidos, los había de matar. No poco alteró aquella noticia a sus soldados, y hasta se dice que muchos de los que con él estaban, preferían ir en compañía de los capitanes Gabriel de Rojas y y Garcilaso de la Vega que quedarse con Pizarro".
     Fue entonces cuando Gonzalo Pizarro desplazó  del puesto más importante de su ejército a alguien que era muy violento y de pocos amigos, para colocar en su sitio a otro mucho peor, aunque muy bravo y experto en estrategias militares: "Sabiendo Gonzalo Pizarro cuán  entendido era  en las cosas de la guerra Francisco de Carvajal, determinó nombrarlo maese de campo, pues, además, no tenía mucha confianza en quien hasta entonces lo había sido, Alonso de Toro".

     (Imagen) Ya conté algo de JUAN DE LA TORRE Y DÍAZ CHACÓN, pero conviene ampliar sus datos porque fue un tipo extraordinario. Nació a finales del siglo XV. Siendo muy joven, formaba parte, como ya vimos, de las tropas de Pedrarias Dávila, pero pronto aparece por Santo Domingo, donde, pasados unos años, figuraba como alguacil mayor y titular de una encomienda de indios. Se trasladó más tarde a Panamá, y se incorporó a la campaña peruana de Francisco Pizarro, convirtiéndose en uno de los gloriosos Trece de la Fama. Después pasó tres años en Panamá, pero en 1531 se puso de nuevo bajo el mando de Pizarro, quien le confió el cargo de Maestre de Campo. Una extraña circunstancia le impidió participar en el apresamiento y el botín de Atahualpa. Tras fundarse San Miguel de Piura (la primera población española de Perú), Pizarro lo dejó allí al mando de una guarnición. Una mañana apareció en la puerta de la iglesia un cartel mofándose críticamente de Pizarro y sus hermanos, y alguien le fue con el cuento de que había sido José de la Torre. Aunque Pizarro le dio crédito y lo condenó a muerte, José defendió su inocencia, y Pizarro, ante las dudas, optó por perdonarle la vida, pero lo desterró a Cuba. Aclarada su inocencia tres años después, Pizarro le pidió que regresara y le devolvió el cargo que tenía en su tropa. El año 1580, recién fallecido José de la Torre, ya muy anciano, en Arequipa (fue uno de sus fundadores), un hijo suyo, llamado Hernando de la Torre, presentó una relación de sus méritos (la imagen muestra el primer folio). En ella se afirma que, aunque Cieza lo acaba de señalar como uno de los que planeaban traicionar al virrey, sin embargo, se mantuvo fiel. Si algo queda claro en el documento, es que siempre tuvo la sensatez y la valentía de luchar con las fuerzas leales al Rey. Y, por su larga vida, JUAN DE LA TORRE batalló contra todos los principales rebeldes: contra Diego de Almagro el Mozo, contra Gonzalo Pizarro y contra Francisco Hernández Girón.



No hay comentarios:

Publicar un comentario