martes, 4 de febrero de 2020

(Día 1022) Hubo un plan de atentado contra Gonzalo Pizarro. Carvajal le animó porque tenía grandes capitanes, aunque sabía que, si muriese el virrey, vendría otro. Gonzalo tomó medidas de precaución y los conspiradores abandonaron la idea.


     (612) Solía ocurrir que, entre los soldados, era muy difícil guardar un secreto, y Gonzalo Pizarro se enteró de que el clérigo Baltasar de Loaysa no había ido a Lima para espiar, sino para que el virrey acogiese a Gaspar Rodríguez de Camporredondo y a los otros capitanes que habían preparado el plan: "Incluso fue informado Gonzalo Pizarro de que intentaban matarlo. Al saberlo, recibió gran turbación. Sin aguardar más, llamó al maese de campo Francisco de Carvajal, y le dio cuenta de lo que le habían dicho". Cieza se extiende mucho al contar lo que el temible Carvajal le contestó. Le expuso a Gonzalo que él habría preferido mantenerse neutral en el conflicto creado por la llegada del virrey, pero que, ya que fracasó su intento de marchar a España, seguiría sirviéndole como maestre de campo, aunque, si empezaba la guerra, sería muy cruel, porque, saliendo derrotados, serían castigados, y, venciendo al virrey, "habría de venir pronto otro de España". Añadió que, dado que Gonzalo había tomado tan a pecho su objetivo, mostrase ánimo valiente, pues le tenía a él como servidor y a otros esforzados capitanes, y que, después de todo, y como le dijo Lentulio a Pompeyo, la muerte era el fin de los males.
     También le dio otro consejo: "En lo tocante a Gaspar Rodríguez, le dijo que no era tiempo de mostrarse cruel, sino que bastaba con que lo vigilara para protegerse e impedir que se escapase, y que había que esperar a que volviese Pedro de Puelles para saber lo que ocurría en Lima y lo que  se contaba del virrey. Oído por Pizarro lo que Carvajal le había dicho, mandó a sus amigos que vigilaran a Garpar Rodríguez para que no pudiese huir".
     Después Cieza, que quiere contarlo todo, yendo y viniendo por el tejido de la historia, le dice a los lectores que hagan un esfuerzo para entender el proceso de los hechos, y hasta les hace un pequeño reproche: "Ya que suelen prestar su atención para oír novelas fingidas, y otras que no pequeño daño traen a las verdaderas con sus asuntos profanos y sus deshonestidades, pongan atención a esta que leen, pues en ella, si buscan guerras y acontecimientos, que siempre suelen placer, no hallarán pocos". Tomamos nota, maestro.
     Gonzalo Pizarro tenía momentos de decaimiento, estando, incluso, tentado con la idea de ir en son de paz adonde el virrey, ya que le obsesionaba pensar que todo aquel sueño fuera un disparate que los aplastaría. Por lo cual, Cieza considera que, si Gaspar quería quitarle la vida, esa era la gran ocasión: "No obstante, Gonzalo Pizarro estaba sobre aviso, y también vigilaba Pedro de Hinojosa, capitán de su guardia. Hablando Gaspar Rodríguez sobre aquel asunto con Alonso de Mendoza, este le aconsejaba que lo efectuase, y que él sería el primero que haría camino con su espada por el cuerpo de Pizarro, para que pagase la traición que en su pecho llevaba forjada. Dicen que Gaspar Rodríguez y Alonso de Mendoza fueron a la tienda de Gonzalo Pizarro, y que, estando en su lecho, descubrió la ropa, mostrando que estaba armado, dando a entender que no ignoraba el pensamiento de Gaspar Rodríguez. De manera que, si Pedro de Puelles no hubiese avisado de lo que tramaban, Pizarro estaría muerto o preso".

     (Imagen) El año 1563, Jerónimo Núñez Vela presentó los méritos de su abuelo y de su padre. Del primero, llamado Bernardino Romaní, cuenta su importancia en las guerras europeas, y, más tarde, en Perú. Se sabe de él, por ejemplo, que, siendo corregidor en Lima, los oidores de la Audiencia le habían confiado que fuera al mando de cuarenta arcabuceros para castigar a algunos soldados partidarios del rebelde Francisco Hernández Girón, y consiguió apresar a diez, condenando a cuatro de ellos a galeras. Lo que nos interesa principalmente es lo que Jerónimo cuenta de su padre, JUAN VELÁZQUEZ VELA NÚÑEZ, sobrino del virrey Núñez Vela. Estaba al mando de la guardia que protegía al virrey, pero no hay que confundirlo con otro Juan Velázquez Vela Núñez, a quien, como nos acaba de  contar Cieza, le había encargado el virrey, hermano suyo, apresar a Pedro de Puelles y a sus hombres, que se acercaban amenazantes. Más adelante aclararé el enredo que hace difícil distinguir a los dos. En su día, veremos que, después de que mataran al virrey, Gonzalo Pizarro le perdonó la vida a su hermano Vela Núñez, aunque no tardó en ejecutarlo.  Sigamos con lo que ahora cuenta Jerónimo Núñez Vela de su padre en el texto de la imagen (lo resumo): "Fue apresado, sirviendo al virrey, por los tiranos Gonzalo Pizarro y sus secuaces. Le dieron tales tormentos que en mucho tiempo no pudo comer por su propia mano. Le condenaron a cortarle las manos, colgarle de los pies y matarlo a garrote por traidor. Habiéndole sacado, en un rocín de albarda y con una soga al cuello, por las calles y con pregones, al llegar a la horca, por intercesión del arzobispo de Lima (Jerónimo de Loaysa) y otras personas, suprimieron la pena de muerte, pero le cortaron la mano derecha y le recluyeron en el monasterio de Santo Domingo, vestido de fraile y obligado a serlo. Y allí estuvo hasta que fue el licenciado Pedro de la Gasca, con quien se juntó y se puso al servicio de su Majestad hasta que Gonzalo Pizarro fue desbaratado y ejecutado. Más tarde, colaboró aportando suministros para la lucha contra el rebelde Francisco Hernández Girón". Poco más se sabe de JUAN VELÁZQUEZ VELA NÚÑEZ, pero queda claro que le sobrevivió bastantes años al Juan Velázquez Vela Núñez hermano del virrey.



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