lunes, 17 de junio de 2019

(Día 859) Almagro el Mozo y sus seguidores se encontraban en Lima marginados y viviendo miserablemente. Se iba fraguando la conspiración para matar a Pizarro, y no hizo caso de los avisos que sus amigos le dieron.


     (449) Pero no perdamos de vista que, además de estos viejos soldados almagristas incorporados al ejército pizarrista, quedaban otros que, muy descontentos, fueron haciendo una piña con Diego de Almagro el Mozo y maquinaron el asesinato del Marqués Don Francisco Pizarro. Cieza nos cuenta el inicio de esta deriva: “En este tiempo, los de Chile (almagristas derrotados) pasaban muy grandísima necesidad, y andaban por los pueblos de los indios para que les diesen de comer, desnudos y con mucha miseria. Como todos ellos sabían que D. Diego de Almagro el Mozo estaba en Los Reyes, venían a buscarlo desde Charcas, Arequipa y el Cuzco. Pero los que estaban en Los Reyes no pasaban menos necesidad que los que venían, porque ya el Marqués hacía muchos días que había mandado salir fuera de su casa a Don Diego, y, aunque después estuvo en la de Francisco de Chaves, también le echaron de ella. Juan de Rada y Juan Balsa, criados antiguos de su padre, le buscaron lugar donde estuviese. Juntáronse con él unos cuarenta de los que habían seguido al Adelantado Almagro, y padecían gran necesidad, y el Gobernador Pizarro de ninguna cosa les mandaba proveer, ni se acordaba de que, sin Almagro, él no habría sido lo que era, ni llegado a tener el mando que tenía”. Impesiona el relato de Cieza, y también extraña que el Mozo siguiera vivo, porque lo lógico era pensar que el odio concentrado que llevaba dentro acabaría convirtiéndolo en un enemigo mortal para Pizarro. A eso se añadía la vengativa actitud de no dar  ninguna ayuda a los derrotados almagristas sumidos en la desesperación y en la más absoluta pobreza. Hambre y humillación, malas consejeras. ¿Resultado?: a Pizarro le quedaba un año de vida.
     De nada sirvió que le advirtieran del evidente peligro; en este caso el aviso vino de los hermanos Suárez de Carvajal (a quienes ya conocemos): “El factor Illán Suárez de Carvajal, al enterarse de que muchos de los de Chile se iban a los Reyes con la posible intención de hacerle algo al Marqués, le envió una carta cifrada; la descifró el licenciado Benito Suárez, y le dijo al Marqués que su hermano, el factor, le avisaba en ella que se cuidase de que los de Chile no le matasen, porque iban a Los Reyes a juntarse con D. Diego de Almagro el Mozo. Y, aunque el Marqués tuvo esta noticia, no dio ninguna orden, ni puso en su persona ninguna guardia”. Lo que demuestra que Pizarro, tras haber derrotado a Almagro, estaba tan confiado, que había suprimido la guardia personal que siempre tuvo a su lado durante el conflicto.
     Todos los almagristas derrotados tenían un malvivir, incluso el Mozo: “Los que estaba con él, por no tener más que una capa, cuando salía uno cubierto con ella, los otros se estaban en casa quietos. Y, además de los que se juntaron con Almagro el Mozo, había otros en la ciudad que no hallaban en ningún vecino caridad para solamente darles de comer, y él de ninguna manera se pudiera sostener, ni los que con él estaban, si Domigo de la Presa no le hubiera dado un pueblo pequeño, en el que los indios le proveían de maíz, leña y otras cosas necesarias”. (El vasco Domingo de la Presa era uno de los secretarios de Pizarro, al que ya le dediqué un par de imágenes anteriormente).

     (Imagen) Los capitantes JUAN BALSA y Juan de Rada se convirtieron en los protectores y servidores del huérfano Diego de Almagro el Mozo. Incluso encabezaron los dos el asesinato de Pizarro. El Mozo pronto tuvo iniciativa y coraje para dirigir la gobernación heredada de su padre, y acaudilló el enfrentamiento contra Vaca de Castro, el representante del Rey. Fueron derrotados en la batalla de Chupas (Rada ya había muerto), al Mozo lo ejecutaron, Juan Balsa huyó adonde Manco Inca, y sus indios lo mataron. Muchos años después, en 1581, sus descendientes solicitaron mercedes por la brillante historia de toda la familia. En el documento de la imagen se habla, entre otras cosas, de los méritos de Juan Balsa. Resumo el contenido: Juan Balsa emparentó con incas de la alta aristocracia a través de su mujer, Inés Tocto Ocllo Caitore, de la que tuvo una hija llamada Francisca Balsa. Fallecida Inés, volvió a casarse con otra princesa, de la que nació un hijo, también llamado Juan Balsa. Luego se habla de que Juan Balsa (el padre), que sirvió como criado a Diego de Almagro, fue con él a luchar en Chile. Al tratar de la vuelta de Juan con Almagro al Cuzco, se hila fino para no meter la pata. Se dice que luchó contra los indios que estaban cercando la ciudad, lo cual era cierto. Pero se da la versión de que, en la batalla de Las Salinas (primera guerra civil), hizo un gran servicio a la Corona (en realidad fue una rebeldía que molestó mucho al Rey). Y, con un burdo camuflaje, se pasa directamente a las hazañas de otros descendientes (en primer lugar, las del hijo de Juan Balsa), dejando de lado su participación en el asesinato de Pizarro y en la batalla de Chupas frente a Vaca de Castro. Si la de Salinas fue una guerra no autorizada, la de Chupas alcanzó la categoría, por primera vez, de abierta sublevación contra la Corona.



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