miércoles, 3 de abril de 2019

(Día 795) Hernando Pizarro promueve varias expediciones. Entre los capitanes estaban Alonso de Mercadillo y Pedro de Candía. Los dos fracasaron. Hernando Pizarro, sin duda decidido a ejecutar a Almagro, prepara un proceso contra él. Cieza se dispone a hablar de las andanzas de Aldana.


     (385) Cieza nos hace saber que también se pusieron en marcha otras expediciones. El capitán Pedro de Vergara iría a Bracamoros, y Alonso de Mercadillo a la tierra de los chupacos. Y añade: “Más adelante contaremos en qué acabaron estas conquistas, e hablaremos ahora de la de Pedro de Candía, que fue la primera”. Dice que Candía sacó ochenta y cinco mil pesos de oro, y gastaba tanto que muchos mancebos nobles se enrolaron “pensando que sería cordura hacerlo, por no tener que gastar ni otra cosa que aventurar más que su tiempo. Candía les pagó sus aderezos, y no solamente gastó con ellos lo que tenía, sino que se adeudó otro tanto”. Nombró cinco capitanes y un maestre de campo. Llevaba gente, no solo de los de Pizarro, sino también de los de Almagro. “Partió hacia su destino, siendo mucho el servicio de bagaje que llevaba, e mucho de ello se perdió”. Habla, como otras veces, del calvario de los indios en estas expediciones: “Estas provincias no se pueden conquistar de ninguna manera sin la ayuda de los nativos, y por eso se lleva siempre gran cantidad de ellos”. Llegó Candía al valle de Pacual, y se detuvo nada menos que mes y medio para aprovisionarse bien, porque le constaba que la travesía de los Andes iba a ser muy dura. Al enterarse Hernando Pizarro, le preocupó que su larga estancia agobiara demasiado a los indios: “Mandó al capitán Garcilaso de la Vega (el padre del cronista Inca Garcilaso) que fuese allá y no consintiese que los de Candía hiciesen ningún daño a los nativos, y que les ordenase a los españoles seguir adonde debían ir”.
     A la vuelta de Garcilaso de la Vega, empezó Hernando Pizarro a maquinar el montaje jurídico de un terrible propósito: “Mandó a los escribanos, no porque tuviese intención de dar vida al Adelantado Almagro, que, tomando testigos, llevasen a cabo un proceso contra él por los delitos que había cometido. Y, como, por nuestros pecados, los hombres que están en esta tierra tienen intenciones tan deseosas de vengarse, bastó con saber que Hernando Pizarro quería hacer proceso contra Almagro, para que muchos se presentaran diciendo que sabían cosas por las cuales era digno de muerte. Y los escribanos se daban gran prisa en tomar testigos, pues el proceso tuvo más de dos mil hojas de pliego de papel. Y, mientras se trataba en esto, se ponía gran cuidado en mantenerlo preso”.
     Respetando el orden sincrónico que le gusta emplear a Cieza, vemos que, al tiempo que ocurrían estas cosas, se ponían en marcha otras: “Tomemos un respiro sobre las guerras civiles, porque, mientras se acerca la de Chupas, es necesario contar lo que estos capitanes hicieron, y lo que le sucedió al teniente general Lorenzo de Aldana, quien iba, como ya dijimos, a la ciudad de Quito por mandato de D. Francisco Pizarro; también conviene saber ahora lo que hizo Manco Inca después de que Rodrigo Orgóñez lo alcanzó valientemente, liberando a Ruy Díaz y a otros cristianos”. Repite lo que ya nos contó. Manco Inca decidió refugiarse en los Andes, aunque el sumo sacerdote Villahoama, ejerciendo también como gran capitán, prefirió quedarse para seguir luchando contra los españoles.

     (Imagen) Nos sale al paso ALONSO DE MERCADILLO porque Hernando Pizarro le confía una expedición a la tierra de los chupacos. Resultó un fracaso, y, por tener un carácter irascible, sus propios hombres lo apresaron y lo denunciaron como blasfemo, pero quedó libre. A pesar de que apenas existen datos sobre él en los archivos históricos, hizo cosas muy importantes. Consta que llegó a las Indias en 1535, contando ya con el título de capitán, prueba de que era entonces un veterano y prestigioso militar. Después de su fracaso, anduvo por tierras ecuatorianas y fundó Loja (en 1546), Zamora y Zaruma. Aunque se le atribuyen otros orígenes, no queda duda de que nació en Loja (Granada). Quizá el despiste venga de que, cuando partió para las Indias, fue registrado como “el capitán Alonso de Mercadillo, hijo de Luis de Mercadillo y de Leonor de Villena, natural de Granada”. Salía con destino a la americana Veragua y bajo el mando del capitán Felipe Gutiérrez, otro conocido nuestro, a quien, al resultar un fracaso esa expedición, acompañó a Perú para ayudar a Pizarro contra el cerco de los indios. Gutiérrez, como vimos, quiso ser imparcial entre Pizarro y Almagro, pero se mantuvo fiel al primero. Lo mismo hizo Mercadillo. Luego sus vidas se separaron. Gutiérrez murió en 1545. Mercadillo luchó al lado de Gonzalo Pizarro, hasta el punto de estar implicado en la muerte del virrey Núñez Vela. Todo cambió cuando Pedro de la Gasca, ese prodigio de cuerpo contrahecho pero superdotado de inteligencia, ganó a Mercadillo para la causa del rey, logrando derrotar a Gonzalo Pizarro, condenarlo a muerte, y ejecutarlo. ALONSO DE MERCADILLO vivió después en la Loja ecuatoriana hasta el año 1560. Hoy lo hemos sacado del olvido.



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