(85) –Bernal,
querido socio, siempre tan amigo de la verdad.
-Certo, caro dottore: su admiración por Cortés no le impide ver sus
errores. Deja bien claro que había metido la pata: “Y en aquella refriega
mataron 5 caballos e hirieron a muchos de los nuestros. Y Cortés, viendo la
mala consideración que había hecho entrando por la calzada, y cómo los
mexicanos se habían cebado en ellos, mandó que todos se retirasen, haciéndolo
muy ordenadamente y sin volver la espalda; y de esta manera se escapó Cortés
aquella vez del poder de México”. Mientras, en Texcoco el resto de los
españoles, Bernal entre ellos, estaban preocupados: “Y cuando volvió Cortés,
nos alegramos mucho porque hacía más de 15 días que no sabíamos qué le había
acaecido”. Pero Cortés no solo se metía en fregados por iniciativa propia, sino
que también se prestaba a ayudar a poblaciones de nativos en apuros: “Los de
Chalco y Tamanalco le dijeron que les enviase socorro porque les iban a dar
guerra grandes escuadrones de mexicanos. Y tantas lástimas le dijeron que mandó
a Gonzalo de Sandoval que fuese allí con 230 soldados. E yendo por el camino
vieron venir a los enemigos como leones bravos, pero les respondieron con tanta
fuerza que huyeron. Pero a uno que se decía Gonzalo Domínguez, como era mal
camino, le rodó el caballo y le tomó debajo, y a los pocos días murió de
aquella caída. Era uno de los mejores y más esforzados jinetes, y teníamosle en
tanto en las guerras, que todos sentimos mucho su muerte. Y yo no fui testigo
porque estaba muy mal herido de un golpe de lanza que me dieron en la garganta,
que estuve a peligro de muerte”. Una vez más queda acreditada la fiabilidad de
Bernal, porque añade: “mas todo lo que escribo pasó al pie de la letra, porque
luego se sabe en el real la manera en que las entradas se hacen”. La huida de
los mexicanos no les dejó tranquilos del todo a los de Chalco, porque tenían
miedo de ser atacados por los de otro pueblo próximo y fortificado. Sandoval,
al estilo Cortés, decidió echarles una mano en la difícil tarea, y se dispuso a
tomar el lugar. Era una subida muy dura, “en la que recibieron muchas heridas,
y hasta al capitán le descalabraron, pero se entró en el pueblo, donde se les
hizo mucho daño, sobre todo por parte de los de Chalco y los tlaxcaltecas, pues
nuestros soldados solo intentaban hacerlos huir, procurando no acuchillar a
ninguno porque les parecía crueldad”. Es significativo, reverendo.
- Y que lo digas, observador plumífero. El detalle de que evitaran el
ensañamiento es de agradecer, y
probablemente era su tónica general. Pero va mezclado con la insensibilidad al
hacer esclavos. “En lo que más se empleaban los soldados era en buscar una
buena india o tener algún despojo (botín),
y lo que comúnmente hacían era reñir a los naturales amigos porque eran tan
crueles, y para quitarles algunos indios o indias para que no los matasen”.
Sandoval se volvió confiado a Texcoco, pero llegó pronto un mensaje de los de
Chalco pidiendo de nuevo ayuda porque estaban sufriendo otro ataque de los
mexicanos. Cortés le echó la bronca a Sandoval (Bernal va a defender a su
admirado Gonzalo) “creyendo que por su descuido recibían mala obra nuestros
amigos, y sin quererle oír, le mandó volver. Sandoval recibió mucha pena de que
no le escuchara, y partió. Se encontró con que los de Chalco ya les habían perdido
el miedo a los mexicanos y pelearon muy como varones, matando a muchos, y prendiendo
a numerosos enemigos, entre ellos, quince principales. Sandoval se volvió a
Texcoco llevando los mexicanos presos y mostrando gran enojo por lo pasado, y aunque se holgó
mucho Cortés y le envió recado de que no había entendido bien las cosas, no le
fue a ver ni a hablar con él. Pero luego tornaron a ser amigos, y no había
placer que Cortés no le diera para tenerle contento”. Buen ejemplo de un gran
líder que sabe reconocer sus errores.
(Foto: Imagen de la catedral de Chalco, como un remanso de paz; el
tiempo ha borrado las amarguras pasadas, y
nos regala una urbanización bella y serena que fue el resultado de un
parto muy doloroso. Tampoco es justo que se olvide la extraordinaria labor de
los religiosos, representados por ese frailuco que aparece de espaldas).
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