miércoles, 17 de febrero de 2021

(Día 1346) Gonzalo Silvestre y Juan López terminaron felizmente su cabalgada, pero salvados en último extremo de los indios por la ayuda de un grupo que capitaneaba Nuño Tovar. Silvestre hizo el viaje de vuelta con treinta jinetes.

 

     (936) Inca Garcilaso aprovecha la valentía de los dos jinetes para hacer una loa patriótica: "En lo poco que de estos dos españoles hemos dicho, y en otras cosas semejantes que adelante veremos, se podrá notar el valor de la nación española que, pasando tantos y tan grandes trabajos, ganaron el nuevo mundo para su príncipe. Dichosa ganancia para indios y españoles, pues éstos ganaron riquezas temporales y aquéllos espirituales". Así lo veían entonces, pero, además, aunque para la mentalidad actual no sean legítimos los métodos imperialistas, es evidente que su cultura se enriqueció en gran manera, como nos ocurrió a nosotros con los romanos.

     También hará el cronista otra reflexión sobre la dureza de quienes tienen mucho poder, porque va a entrar en escena un capitán al que Hernando de Soto lo destituyó del cargo de maestre mayor por haberse casado sin su permiso con la hija del Conde de la Gomera:

 "Al oír los españoles que en el campamento estaban la vocería de los indios, sospecharon lo que pasaba, y salieron a toda prisa al paso de la ciénaga para proteger a los dos jinetes. Delante de todos ellos iba Nuño Tovar corriendo a toda furia encima de un hermosísimo caballo, de manera que, con la bravura del animal, y con su propia gallardía, pues era lindo hombre a la jineta, pudo salvar de tanto peligro a los dos compañeros. Los indios, cuando vieron a Nuño Tovar y a los demás caballeros que venían al socorro, los dejaron y se volvieron. Este buen caballero, aunque desfavorecido por su capitán general, no dejaba de mostrar en todas ocasiones el esfuerzo de su ánimo, cumpliendo siempre la obligación que a su propia nobleza debía. Los príncipes y poderosos que son despóticos cuando con razón o sin ella se dan por ofendidos, suelen pocas veces, o ninguna, conceder el perdón que los tales merecen, antes parece que se ofenden más y más de que porfíen en su valor".

     Los dos 'suicidas' fueron acogidos con entusiasmo por los soldados del campamento. Después le tocó el viaje de vuelta a Gonzalo Silvestre con las provisiones para los de Soto, y acompañado por treinta jinetes, pero con Juan López, pues tuvo el cuajo de quedarse diciendo:  "A mí no me mandó el general volver, ni venir". Durante el trayecto de vuelta, Gonzalo Silvestre y los que le acompañaban iban muy preocupados por el posible ataque de los indios, que eran extremadamente hábiles lanzando flechas a distancia, en tanto que ellos solo llevaban armas de corto alcance. Pero dio la casualidad de que no aparecieron, lo que inca Garcilaso atribuye a que, por razones extrañas, quizá rituales, había ocasiones en que no luchaban. Llegaron, pues, sanos y salvos, a pesar de que no encontraron a los de Soto donde debían estar: "Siguieron el rastro del gobernador, y, le hallaron alojado en unos hermosísimos valles de grandes maizales. Los recibió muy bien y, con palabras magníficas y grandes alabanzas, encareció la buena diligencia que Gonzalo Silvestre había hecho, así como el mucho peligro y sufrido trabajo que había soportado. Luego le prometió para más adelante la gratificación de tanto mérito. Por otra parte, le pedía perdón por no haberle esperado como habían quedado. Decía, disculpándose, que había pasado adelante, lo uno, porque no se podía sufrir el hambre que tenían, y lo otro, porque no tuvo por muy cierta su vuelta por el mucho peligro en que iba, y que había temido le hubiesen matado los indios". Se supone que no le gustó mucho la justificación a Gonzalo Silvestre.

 

     (Imagen) Es el momento de aclarar algunas confusiones relativas a LEONOR DE BOBADILLA, de la que hablamos anteriormente. Tuvo una vida verdaderamente complicada. Ya sabemos que era hija del primer Conde de la Gomera, Guillén Peraza de Ayala, y, a su vez, hermana de Don Sebastián (nombre frecuente en La Gomera) y Don Baltasar de Castilla (igualmente conocidos), siendo el primero un rebelde antecesor de Francisco Hernández Girón. La expedición de Hernando de Soto, como casi todas las que iban a las Indias, se detuvo en la isla de la Gomera, y consiguió que el conde le permitiera llevar consigo a su hija Leonor, prometiéndole que la casaría muy bien. Hay quien asegura que Soto tenía una oculta intención libidinosa, pero no hubo tal, ya que la dejó de inmediato bajo la protección de su mujer, Isabel de Bobadilla (que no era su hermana, según se dice, sino su pariente). Picoteando en datos diseminados de Inca Garcilaso, queda claro que, en algún momento de la continuación del viaje, Nuño Tovar, a quien Soto le había otorgado el muy importante cargo de maestre de campo del ejército, se enamoró de Leonor, siendo correspondido, y la dejó embarazada de un niño, casándose de inmediato. Muy enfadado por esta sorpresa, Hernando de Soto destituyó a Tovar, lo que Inca Garcilaso consideró una mezquindad, alabando al mismo tiempo la lealtad y brillantez con que el destituido siguió cumpliendo sus deberes militares. Nuño Tovar será uno más de los que van a morir en la campaña de La Florida, como el mismo Soto, y ambos de enfermedad. Poco después se casó Leonor con Lorenzo Mejía de Figueroa, a quien, en 1547, mandó decapitar Gonzalo Pizarro, por simples sospechas de traición. Tuvieron un hijo llamado Gonzalo Mejía de Figueroa, del que su juvenil compañero de estudios, Inca Garcilaso, dice que "fue un mozo de toda buena enseñanza, y murió muy temprano, dejando mucha lástima a los que le conocían". Y, asimismo, una hija que se llamaba María de Ayala Castilla; recordemos que el año 1553, en la boda de María (no pasaba de tener 12 años) con Alonso de Loaysa, empezó Girón su rebeldía haciendo una matanza durante el banquete, siendo uno de los muertos Baltasar de Castilla, hermano de LEONOR DE BOBADILLA, cuyos dos grandes amores, Nuño Tovar y Lorenzo Mejía, murieron jóvenes y sin ver recompensados los muchos méritos que tenían.




No hay comentarios:

Publicar un comentario