jueves, 19 de diciembre de 2019

(Día 984) No hubo manera. NI Rodrigo de Contreras ni el Contador Juan de Cáceres pudieron conseguir que el virrey suavizara su postura con respecto a las Leyes Nuevas. Con mucha soberbia, le dijo a Cáceres que merecía que lo ahorcara.


     (574) Dado que el que había sido gobernador de Nicaragua, Rodrigo de Contreras, hizo el viaje hasta Panamá desde España entre los hombres que acompañaban al Virrey de Perú, Blasco Núñez Vela, tuvo tiempo suficiente para conocer perfectamente el preocupante contenido de las Leyes Nuevas, y ambos llegarían a sacar una conclusión clara sobre sus respectivos caracteres. Eran hombres acostumbrados a mandar y sin rastro de timidez. El primero que se sinceró fue Contreras: “Viendo que el Virrey afirmaba con juramento públicamente que, en cuanto llegara al puerto de Tumbes, los indios iban a conocer que eran vasallos del Emperador (con los mismos derechos y obligaciones que los españoles), por lo cual los encomenderos debían limitarse a cobrarles los tributos que tenían obligación de darles, y que de inmediato se habían de ejecutar las Ordenanzas como el Rey mandaba, Rodrigo de Contreras fue a su posada y le dijo: ‘Creo que Vuestra Señoría no ignora las alteraciones que hubo en este nuevo imperio de Indias  al saber los españoles que venían las nuevas ordenanzas. Teníamos por cierto que se vendría a ejecutarlas con moderación, pero, viendo que Vuestra Señoría da a entender públicamente que, en cuanto llegue a Nueva Castilla, habrán de ser cumplidas y ejecutadas, me acongojo. No solo no conviene publicarlas, sino que debería ir a aquel reino y esperar un año, o más, hasta que en aquellas tierras no haya alboroto, pues el tiempo dirá lo que se haya de hacer. Y si se obligan a cumplir, desde ahora soy adivino de los grandes males que habrán de suceder”.
     La réplica de Núñez Vela también fue contundente, y basada en razones de peso, si se tiene en cuenta la triste situación de los nativos, aunque, por desgracia, el Virrey era cualquier cosa menos un habilísimo diplomático. Le dijo a Rodrigo de Contreras: “Se ha metido tanto la codicia en los que están acá, que, por adquirir dineros, han hecho grandes males y destruido casi totalmente las provincias. Si no vinieran ahora las Leyes Nuevas, no habría otra cosa que ver más que los edificios arruinados. Que nadie crea que los ministros del Rey hemos de tolerar las ambiciones de acá, y ninguno se desvergonzará sin que yo no le quite la cabeza de los hombros como muestra de su traición”.
    Oídas sus palabras, Rodrigo de Contreras salió de allí, pero hubo luego otros funcionarios que le hablaron en el mismo sentido que Contreras, aunque también inútilmente : “Les contestó que él haría lo que le pareciese. Como el Contador Juan de Cáceres le insistió en que, por noticias que tenía de gente del Perú, suponía que, si ordenaba ejecutar las Ordenanzas, no le obedecerían y se pondrían en armas, le respondió ásperamente que, si no fuera funcionario del Rey, le mandaría ahorcar”.
     Acabamos de ver que Francisco de Carvajal se disponía a ir a España con permiso de Vaca de Castro, pero también sabemos que ese plan se frustró, para desgracia de muchos, y que pronto iba a demostrar con hechos por qué alcanzó  en Perú el apelativo de ‘Demonio de los Andes’.
    
     (Imagen) Fueron muy duras las palabras del Virrey Blasco Núñez Vela cuando, veladamente, le amenazó al Contador JUAN DE CÁCERES con ahorcarlo por insistirle en que no aplicara de inmediato las Leyes Nuevas. En aquel revuelto ambiente de Perú resultaba muy peligroso sacar de quicio a quienes tenían mucho poder y, al mismo tiempo, un carácter explosivo, y el Virrey era temible por su espiritu justiciero. De Juan de Cáceres se sabe que ejerció de forma intermitente durante 16 años como Contador del Rey. En su vida se dio la paradoja histórica de que ahora le vemos saliendo en defensa de los encomenderos, y algunos años después, por oponerse a su rebelión contra el Rey, lo pagará con la vida, porque entonces bastaba no ser amigo para ser enemigo.El documento de la imagen es del año 1555. En él los del Consejo de Indias informan favorablemente la concesión de una merced a la viuda de Juan de Cáceres, María Ortiz de Orantes, y a sus hijos, por los méritos de su marido, entre los que se menciona su injusta y reciente muerte. Dicen que Juan había sido premiado por el Obispo de Palencia (Pedro de la Gasca), prueba evidente de que ya fue fiel a la Corona contra Gonzalo Pizarro. Pero añaden que esa fidelidad le resultó fatal en la última sublevación importante: “Sabiendo Francisco Hernández Girón (luego derrotado y ejecutado) que el dicho Contador había de ser un estorbo para lo que pretendía hacer, lo prendió, le cortó la cabeza y le tomó todo lo que tenía, que era más de diez mil pesos”. La recomendación del Consejo de Indias se la tomó en serio el Rey, puesto que, un año después, mandó que se estudiara a fondo. Dio orden a la Audiencia de Lima de que se mandara “información sobre los servicios prestados y el estado en que quedó la familia de María Ortiz de Orantes, mujer e hijos de Juan de Cáceres, Contador que fue de Perú, robado y muerto a manos de Francisco Hernández Girón, para hacerles alguna merced”.  Como veremos, el cronista Inca Garcilaso, siendo un adolescente, fue testigo de su ejecución en 1553.





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