(569) Cieza , además de dar noticia de varios de los cargos (que ya he
comentado) de la extensa carrera de BLASCO NÚÑEZ DE VELA, el primer Virrey de
Perú, hace una pequeña descripción de sus características personales. En cuanto
a figura trágica, tuvo mucha semejanza con Diego de Almagro el Viejo. Se diría
que, a pesar de su gran valía y de sus extraordinarios méritos, el destino los encaminó hacia el despeñadero
utilizando sus propios errores. Lo que comenta el cronista sobre Núñez Vela muestra
claramente que fue su rígido carácter el que lo llevó a la perdición: “Había
llegado ya antes a este imperio de las Indias como Capitán General de la
Armada, para llevar a España el tesoro que acá había. Era alto de cuerpo, de
buena apariencia y gentil presencia. Tenía los ojos zarcos (de azul claro)
e muy claros, el rostro aguileño, la frente ancha, la barba espesa e de mucha
autoridad. Era muy buen hombre de a caballo, de entrambas sillas (son dos
estilos de montar: a la brida y a la jineta), y de vivo juicio, pero no lo
tenía asentado. Fue uno de los que siempre se extremaron en servir a su Rey,
muy temeroso de Dios, llano, humilde, bien criado, enemigo de traidores y amigo
de lealtad. La ira dominaba mucho en él y súbitamente. Desde que entró en esta
tierra, no tuvo fe entera en ninguno, e así como era súbito en la ira, lo era
en el matar a los que le enojaban”.
Así que Carlos V nombró sin titubeos virrey de Perú a Blasco Núñez Vela,
y él lo aceptó como una carga obligatoria, pero muchos decían que iba a fracasar,
entre ellos, según indica Cieza, el más grande de las Indias (Cortés): “Blasco
Núñez fue nombrado Virrey de Perú e Presidente de la Audiencia que se había de
aposentar en las Ciudad de los Reyes, y se le dieron las Leyes Nuevas para que
las hiciese ejecutar. Habiendo besado a Su Majestad las manos, se despidió de
los señores del Consejo, e vino a la ciudad de Ávila, donde, holgándose algunos
días con su mujer e hijos, se partió de
aquella ciudad llevando en su compañía a Francisco Velázquez Vela Núñez, su
hermano, e a Diego Álvarez Cueto, su cuñado, e a otros caballeros, deudos y
amigos suyos, e con muy gran recámara y aparato, y con todos fue hacia Sevilla.
Al divulgarse en España que Blasco Núñez iba al Perú como virrey, se decía que
no había de dar fruto, sino que aumentarían los males. Cuentan que el Marqués
del Valle, Don Hernando Cortés, espejo de gobernadores y capitanes en Indias,
dijo públicamente muchas veces que Blasco Núñez no tendría paz en Perú, porque
los que allí vivían hacían su voluntad, y que él, cuando iba descubriendo por
la Nueva España (México), por
todos los caminos iba poniendo cruces (convirtiendo a los indios), y,
entre los capitanes que habían descubierto el Perú,siempre en ellos hubo
envidias y rencores disimulados, y asuntos que vinieron a dar en las batallas
que todos habían oído”.
También había que poner en marcha en Perú la poderosa institución
judicial: “Llegado a Sevilla el Virrey Blasco Núñez Vela, encontró allá a los
nombrados como Oidores: el Licenciado (Diego Vázquez de) Cepeda, el cual
era Oidor de Canarias, el Doctor (Juan Lissón de) Tejada, el Licenciado (Juan)
Álvarez y el Licenciado (Pedro Ortiz de) Zárate, y con todos fue al gran
puerto de Sanlúcar de Barrameda, mandando aderezar las naves en las que iban a
apartir”.
(Imagen) No podía haber delito más grave ni más insensato que el de
matar al Virrey. La muerte de Blasco Núñez Vela iba a ser la perdición para los
rebeldes. El Rey se ocuparía de ello. Pero también su viuda, DOÑA BRIANDA DE
ACUÑA, se armó de coraje tras ser asesinado su importante marido, e inició un
macroproceso judicial contra todos aquellos a los que consideró responsables de
su muerte. Ella se había quedado en España al cuidado de sus siete hijos. Con
el tiempo, los varones llegaron a tener cargos importantes. Antonio Vela, el
mayor, sucedió a su padre como itular de su casa de Ávila, y murió siendo
Embajador de España en Francia, Cristóbal Vela fue nombrado Arzobispo de Burgos,
y Diego Vela, Obispo de Lugo, Juan de Acuña Vela era Caballero de la Orden de
Alcántara y Capitán General de la Artillería Española, y Luis Vela, Caballero
de la Orden de Santiago. Hay constancia en la crónica de Cieza de que, con
Blasco Núñez Vela, llegó a Perú su hermano Francisco Velázquez (o Blázquez)
Vela Núñez, y de que vivieron juntos las angustias de su misión, pero no he
podido confirmar qué le deparó el destino. Es de temer que también lo
masacraran los hombres de Pizarro. Sobre todo sabiendo lo que le ocurrió a un
pariente de ambos con nombre parecido, JUAN VELÁZQUEZ VELA NÚÑEZ. En el
documento de la imagen su hijo cuenta en 1563, entre sus méritos, lo siguiente:
Llegó a Perú con el Virrey Vela Núñez, pariente suyo. Batalló con él como
capitán de su guardia personal, y, al ser apresados por la gente de Gonzalo
Pizarro (no menciona la muerte del Virrey) a él lo atormentaron y le condenaron
a cortarle las manos y darle garrote vil como traidor. Cuando iban a matarlo,
el arzobispo de Lima (Jerónimo de Loaysa) consiguió que lo perdonaran, pero le
cortaron una mano. No obstante, peleó después junto a Pedro de la Gasca, con lo
que tuvo la revancha de asistir a la derrota y ejecución de Gonzalo Pizarro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario