(Día 218) Termina Cieza hablando de una
última pacificación de indios: “Le pesó mucho a Alvarado que los indios que
iban con los españoles talaban los campos y destruían las sementeras de los
rebeldes, y envió mensajeros a su señor para que quisiese ser su amigo.
Respondió que le enviase una espada, porque quería ver con qué armas peleaban
los españoles. Enviole Alvarado una espada que tenía el pomo de plata. Holgose
cuando la vio; determinó salir de paz a los cristianos, enviando primero un
presente de plumas y mantas al capitán, y acompañado de algunos indios, fue a
verse con él, quien le honró mucho, esforzándolo en que tuviese buen corazón
con los cristianos”.
Dando un salto atrás, Cieza nos sitúa en
lo que ocurrió después de que los indios chilenos mataran a tres hombres que
habían andado ‘por libre’ para quitarles cosas. Como ya vimos, se salvaron dos
y, a su vuelta, Almagro los abroncó por su indisciplina, e inmediatamente, como
siempre se hacía cuando los indios mataban a españoles solitarios, organizó una
salida para darles un duro escarmiento: “Cuando Almagro supo de la muerte que
habían dado en Jujuy a los tres cristianos, recibió mucho enojo, mandó al
capitán Salcedo que partiese rápido con sesenta caballos y peones, y que no
parase hasta llegar a aquella tierra y hacer gran castigo en ella. Salió
Salcedo llevando por guías a los dos que se habían salvado”. Suponiendo los
indios lo que iba a ocurrir se habían preparado: “Hicieron por los caminos grandes hoyos cubiertos sutilmente con
hierbas y se fortificaron haciendo baluartes”. Salcedo llegó pronto pero no
podía rendirlos: “Los sitió para que nadie pudiera entrar ni salir y envió
aviso a Almagro pidiéndole ayuda. El cual mandó a Francisco de Chávez, que
partió con algunos de a caballo, y dándose prisa, se juntó con Salcedo”. Cuando
llegó Chávez, los indios, viendo el panorama, huyeron por un pasadizo. Los
españoles acamparon allí esperando la llegada de Almagro, “pero muy recatados
porque sabían que estaban cerca de los xuris, gente indómita, muy agresivos y
que comen carne humana; fueron tan temidos de los incas que no pudieron
hacerlos amigos y, por temor de los daños que hacían, tenían en las fronteras
siempre guarniciones con gente de guerra. Mucho cuentan de estas gentes,
especialmente los españoles que andan en la conquista del río de la Plata.
Tornó Salcedo a enviar mensajeros a Almagro haciéndole saber lo que había
sucedido y cómo los tres cristianos habían sido muertos ciertamente en aquella
tierra, y que tenía noticias de que más adelante iban otros tres”.
Mientras, Almagro continuaba detrás su
marcha: “En Topisa, Almagro alcanzó a Villahoma y a Paullo, que iban
adelantados; le dieron los indios
noventa mil pesos (más de 360 kilos)
de oro fino que traían de Chile para los
tributos de los incas, y tuvo gran noticia de haber ricas vetas de metales en
Collasuyo. Se habló de poblar allí, lo cual fuera otra cosa de lo que luego
sucedió, pues aquella era la tierra más rica del mundo. Mas Almagro respondió
que era poca tierra para tantos españoles como iban con él”.
(Imagen) En otra misión de castigo a los
indios por haber eliminado a un español solitario, FRANCISCO DE CHÁVEZ dejó
manchada su memoria para siempre: los indios habían huido, y él mató a todos
los niños que quedaron en su poblado. Hasta los españoles se escandalizaron y
lo denunciaron al rey, quien dispuso que parte de su herencia se destinara a
socorrer a niños indígenas huérfanos. Pero
se podría asegurar que muy pocos personajes de Indias tuvieron un historial
militar más extenso y heroico que el
suyo. Nació, como Pizarro, en Trujillo, eran de la misma edad y murieron
juntos. Chávez estuvo al lado de Cortés en la definitiva toma de México, siguió
peleando por tierras de Guatemala. Su viejo amigo Pizarro se lo llevó al Perú y
fue uno de los que derrotaron a Atahualpa en Cajamarca, donde mostró un rasgo
de piedad al opinar, contra el criterio general, que no era justo matar a
Atahualpa, considerando sensatamente que lo más acertado sería enviarlo a la
Corte española. Se enroló en la campaña de Chile bajo el mando de Almagro, lo
que, en la guerras civiles, le trajo consecuencias ‘esquizofrénicas’. Luchando
a su lado contra Pizarro cuando volvieron a Perú, Almagro terminó ejecutado,
pero su viejo amigo lo perdonó y le dio puestos de confianza. Luego su corazón
dividido le jugó una mala pasada. Estaba con Pizarro cuando llegaron a su casa
los almagristas que se habían conjurado para matarlo. Al oír sus ruidos, salió Chávez
con valentía y una confianza mal calculada a ‘dialogar’ con sus antiguos
compañeros, que en lugar de escucharle lo mataron, para hacer después lo mismo
con Pizarro. DOS GRANDES PERSONAJES DE INDIAS UNIDOS AL NACER Y AL MORIR.
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