martes, 17 de abril de 2018

(Día 670) Inca Garcilaso nos sitúa de nuevo en la trama de Manco Inca para atacar ya a los españoles que iban con Almagro a Chile, mientras él lo haría en Perú. Al no surgir la oportunidad, huye Villahoma y se queda Paullo (quien más tarde será un aliado fiel de los españoles).


     (260) Garcilaso nos sitúa en los tres escenarios que estaban en ebullición simultánea: las andanzas de Almagro en Chile, el cerco del Cuzco y el cerco de Lima. El personaje de Manco Inca está infravalorado. Tuvo el mérito excepcional de ser quien más dificultades ocasionó a los españoles, movilizando en su rebeldía cientos de miles de indios, y logrando poner literalmente en jaque a los invasores. Y todo ello a pesar de que solo tenía unos veinte años. Se le puede considerar, con toda justicia, un emperador inca tan valioso o más que los míticos Atahualpa y Huayna Cápac, porque se atrevió a batallar contra un enemigo superior, frente al que fracasó, pero con honor, y habiendo estado cerca de alcanzar la victoria. Tan cerca estuvo, que Pizarro se vio obligado a llamar urgentemente a todos los capitanes que estaban en otras lejanas campañas, como la de los chachapoyas y la de Quito, y a pedir desesperadamente ayuda exterior, enviando cartas a Santo Domingo, México,  Nicaragua y Panamá.
     Inca Garcilaso, hablando de las andanzas de Almagro por Chile, nos recuerda la traición que tenía preparada el gran líder de los incas: “Atrás dijimos que el Príncipe Manco Inca envió un mensaje a Chile avisando a su hermano Paullo y al sacerdote Villahoma de la determinación que tenía de matar a todos los españoles que había en el Perú para recuperar su imperio, y diciéndoles que ellos hiciesen lo mismo con don Diego de Almagro y con sus hombres. Los mensajeros llegaron, pero Paullo y los suyos, habiendo entrado en consulta, no se atrevieron a hacer cosa alguna contra los españoles, por parecerles que tenían pocas fuerzas para acometerles a descubierto por haberles ahogado y muerto el frío y la nieve más de diez mil indios en la Sierra Nevada, como ya vimos. Tampoco se atrevieron a acometerles de noche secretamente, porque veían que los españoles andaban vigilantes. Por lo cual acordaron disimular su intención y servir a los españoles fielmente hasta que se les ofreciese la ocasión de ejecutar su deseo. Pero cuando se vieron en la población de Atacama, fuera ya de los despoblados de Chile, acordaron que Villahoma huyese, y que Paullo se quedase, aunque solo fue para dar aviso a Manco Inca de lo que los españoles quisiesen hacer contra él”.
     Esto deja claro algo que parecía confuso. Como veremos más adelante, Paullo Inca, por oportunismo o por convicción de que la cristiana era una cultura superior, terminó aceptando el papel de emperador nombrado por los españoles, e incluso bautizándose (ya lo comenté), rompiendo totalmente cualquier implicación con la rebeldía de su hermano Manco Inca. Pero todo indica que, durante su estancia en Chile, se mostró fingidamente colaborador para llegar sano y salvo al Cuzco. De manera que, si no intentó acabar con los españoles, fue porque le pareció una tarea imposible. Caso muy distinto fue el de Villahoma, puesto que, llegado a Perú, se convirtió en una figura estelar de la sublevación general liderada por Manco Inca.

     (Imagen) En la imagen vemos una biografía de MANCO INCA. Es uno de los héroes nacionales de Perú porque, con su rebeldía, estuvo a punto de dar jaque mate a los españoles en su cerco del Cuzco y de Lima. Pero hay que reconocerle también un mérito extraordinario al Sumo Sacerdote VILLAHOMA, otro miembro de la familia real de los incas. Su influencia sobre el jovencísimo Manco Inca era poderosa, y todo hace suponer que, aunque actuando en segundo plano, fue él quien le quitó de la cabeza las absurdas ilusiones de que los españoles le devolvieran todo el poder imperial sobre el pueblo inca, y lo convenció de que, sin más dilaciones, se levantara en armas para acabar con ellos. Había acompañado antes de forma astuta a Almagro en su viaje a Chile, yendo junto a Paullo, un hermano de Manco Inca, con la retorcida intención de que los miles de indios que llevaban destruyesen a los españoles. Pero no su surgió la oportunidad. VILLAHOMA huyó, se juntó con Manco Inca, y fue, actuando como capitán, un hombre decisivo en el impulso de la rebelión general de los incas. A punto estuvieron de triunfar, pero se les tornó la suerte. En 1539 VILLAHOMA fue apresado por los españoles y conducido a la ciudad del Cuzco. Tras negarse a mediar para que Manco Inca se rindiera, PIZARRO lo mandó quemar vivo en el valle de Yucay, junto a varios capitanes incas. He visto en PARES que, ya en 1543 (muerto también Pizarro), CARLOS V le escribió a MANCO INCA (quien, al parecer, quería negociar una paz) diciéndole que se presentara ante el virrey BLASCO NÚÑEZ VELA, que tenía orden de “no hacerlo preso, sino, por el contrario, favorecerlo, honrarlo y hacerle mercedes”. De nada sirvió, porque Manco Inca murió asesinado dos años después.



No hay comentarios:

Publicar un comentario