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-Partamos, pues, con Bernal, secre, que ya tenía yo ganas.-Derechitos a
Yucatán, tierno abad, pero pasando por el puerto de Matanzas (Cuba). Bernal aclara la toponimia: “Antes de que la isla (Cuba) se conquistase, zozobraron 30 españoles en aquella costa.
vinieron unos indios y los mataron, salvo a tres hombres y una mujer, que era
hermosa y se la quedó un cacique. Y por esto se puso el nombre de Matanzas. Yo
la conocí, y la vi casada en Cuba con Pedro Sánchez Farfán”. Bernal y sus
compañeros se dispusieron a volver de nuevo a Yucatán. Oyeron misa, y zarparon.
¿Qué tal, pater? -Que nadie olvide, hijo mío, que uno de los pilares
fundamentales de la epopeya de Indias era la fe, que les daba un coraje ciego
frente a las imposibles batallas. El capitán general de la armada, Juan de
Grijalva, nacido en Cuéllar en 1490, había ganado méritos y riqueza bajo el
mando de su paisano Diego de Velázquez, en la conquista de la isla el año 1511.
Bernal dice que salieron el 8/4/1518, “y en 10 días doblamos el cabo (cubano) de San Antonio (el mapa muestra el recorrido); y en
otros 10 días vimos la isla de Cozumel, que entonces la descubrimos. Cuando
bajamos a tierra, los naturales habían huido, pero vino una india moza de buen
parecer, y hablaba jamaicano. Dijo que naufragó junto a la costa y que los
indios mataron a su marido y sus compañeros, sacrificándolos a los ídolos. Luego
Juan de Grijalva, mandó que nos embarcásemos, y la india se fue con nosotros”.
-Ojo al dato, reve: “se fue”; quizá esperara una vida mejor. -Es de suponer,
jovencito, ya que se suele idealizar la vida de los nativos. Cuenta Bernal que
iban siguiendo la ruta del viaje anterior. Llegaron así a Champotón, “donde nos
habían desbaratado los indios, y se juntaron todos como la otra vez, cuando nos
mataron 56 soldados, por lo que estaban muy ufanos”. Describe la parafernalia
chulesca de los indios. Bajaron a tierra aguantando un chaparrón de flechas y
piedras, y tras enzarzarse cuerpo a cuerpo, “les hicimos perder la furia a
buenas estocadas y con las ballestas, haciéndoles retraerse a unas ciénagas”.
Balance de la primera ‘visita’: “nos mataron a 7 soldados, y al capitán
Grijalva le dieron 3 flechazos y le quebraron 2 dientes. Prendimos a 3 indios,
y por medio de las lenguas (intérpretes) Julianillo y Melchorejo, se les
dio a entender que se les perdonaba lo hecho, y les mandó a llamar al cacique
del pueblo, pero no volvieron”. Siempre amigo del detalle, Bernal habla de algo
desquiciante en la batalla: “Había muchas langostas pequeñas, que nos daban en
la cara, y como los indios tiraban mucha flecha y granizo de piedras,
pensábamos que eran las langostas, y no nos escudábamos, por lo que la flecha
venía y nos hería. Otras veces creíamos que eran flechas y eran langostas, con
harto estorbo para nuestro pelear”. Digamos de paso que los capitanes de
Indias, hasta los más importantes, no solo eran de ordeno y mando, sino también
de liarse a espadazos en primera fila, y así le flecharon y le volaron los
dientes a Grijalba.
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