(1545) Tras la muerte del Gobernador
Francisco de Sande, quedaron al mando provisionalmente los Oidores de la Real
Audiencia de Santa Fe de Bogotá, con la angustiosa responsabilidad de frenar en
lo posible los ataques de los indios, que iban en aumento, y, por supuesto, al
gran cacique Pipatón no le impedía su definitiva cojera liderar a su pueblo, a
cuya rebelión se unieron otras tribus: “Mataron a muchos indios amigos y a españoles, y entre estos a Don Pedro de
Silva, hijo de Don Vasco de Silva, Gobernador de Popayán. Incluso se acercaron
con mucho peligro a la ciudad de Santa Fe de Bogotá, y cercaron los caminos
reales por los que se comerciaba con Perú. La Real Audiencia decidió dar cuenta
al Rey de la grave situación que se estaba sufriendo y rogarle que, con el
nombramiento del futuro Gobernador, se proporcionasen los medios para poner fin
a tantos daños. En España, el Consejo de Indias le dio mucha importancia a la
petición de la Real Audiencia de santa Fe, y, para el nombramiento del nuevo
Gobernador, siguieron la opinión de su Presidente, Don Pedro Fernández de
Castro, Conde de Lerma, varón de raza y singular prudencia, quien consideraba
que era necesario enviar a un caballero de veteranía militar. Con ese criterio,
fue nombrado Don Juan de Borja (a quien ya le dediqué una reseña), hijo
de Don Fernando de Borja y nieto del Padre Francisco de Borja, Duque de Gandía y
General que fue de la Compañía de Jesús (canonizado en 1671). Llegado a
este Nuevo Reino de Granada, comenzó a emplear sus conocidos talentos y letras,
adquiridas por sus estudios en las Universidades de Salamanca y Alcalá. Fue
nombrado en agosto de 1604, y durante su gobierno, que ha durado 20 años, ha conseguido aplacar las
guerras que tanto afligían a este Reino”. E Rey, al nombrarlo Gobernador, le
entregó a Juan de Borja un escrito de recomendaciones basadas en los detallados
informes que tenía sobre el peligro de los indios en el Nuevo Reino de Granada.
Sabía perfectamente que, en concreto, el peligro de los indios fijaos había
llegado hasta las lejanas tierras de Popayán (actual Colombia) y de Ecuador,
así como que, a pesar de haber intentado contenerlos el Capitán Pedro de
Herrera con 80 hombres, no lo había conseguido. El Rey Felipe IV terminaba
diciéndole: “Os confío la pacificación de estos indios, y, de lo que en ello se
hiciere, me daréis cuenta en todas las ocasiones. Posada de Ventosilla (estaba
en Roa-Burgos), a 25 de abril de 1605.
Yo, El Rey”. En la imagen vemos que, el 10 de julio de 1607, el Gobernador le
mandó al Rey un informe desde Santa Fe, y que lo firma como Don Juan de Borja.
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