jueves, 9 de febrero de 2023

(1950) Bernal habla, con justificado orgullo, de sus inicios en Las Indias, y de la complicada relación entre dos hombres excepcionales, Hernán Cortés y el Gobernador de Cuba Diego Velázquez de Cuéllar.

 

     (3) –Felices noches, querubín: Bernal dice que solo nos quiere a nosotros dos de embajadores. -Y, a ser posible, haciendo un buen trabajo. Oigamos sus palabras: “En el año  de 1514 llegué a Nombre de Dios (Panamá) con el gobernador Pedrarias Dávila, donde murieron de pestilencia muchos soldados, y también había diferencias entre el mismo gobernador  y un hidalgo que se decía Vasco Núñez de Balboa”. Cuenta el crimen de Dávila contra Balboa: “Según pareció, sospechando que se quería rebelar, lo mandó degollar”. Como el ambiente debía de ser terrorífico, Bernal pasó a Cuba, y se enorgullece de sus méritos: “Ningún capitán pasó 3 veces a esta Nueva España, de manera que soy yo su más antiguo descubridor, y doy muchas gracias a Dios por haberme guardado de muchos peligros de muerte. El gobernador de Cuba, Diego Velázquez, pariente mío, prometió darme los primeros indios que vacasen, pero no quise aguardar, porque siempre tuve el celo de servir a Dios y ganar honra”. Le vino al pelo la primera expedición que Velázquez estaba preparando en Cuba para ir hacia la costa continental bajo el mando de Francisco Hernández de Córdoba, y se alistó de inmediato. No se priva de criticar  a su ilustre pariente por exigir la ilegalidad de que se le trajeran indios esclavos con los que cubrir los gastos de aquella aventura. Hubo protesta general, y tuvo que ceder. ¿Qué opinas, experimentado clérigo? -Pues que lo que dice después resulta contundente: estaba bien informado. Como algunos pensaban que  no procedía hacer público semejante comentario, añade. “Conviene que lo diga por los pleitos que nos pusieron Diego Velázquez y el obispo de Burgos, que se llamaba Juan Rodríguez de Fonseca”. Reconozco que Fonseca fue mi gran protector, pero a estas alturas cuánticas, no puedo ocultar que, estando de por medio su ambición, se saltaba el Decálogo completo. El gobernador de Cuba Diego Velázquez será un enemigo constante de Cortés, hasta que tuvo que dejarlo por imposible, a pesar de su valía personal y su enorme energía. Llegó a Indias en el 2º viaje de Colón (1493), pacificó La Española, y el hijo de Colón, Diego, le confió en 1511 la conquista de Cuba, complicado trabajito en el que estaba a sus órdenes Cortés (qué vueltas da la vida). Diego Velázquez lo bordó, y tuvo dos aciertos que le cubrieron de gloria: 1.- Fue el visionario pionero de un nuevo enfoque de progreso, el desarrollo de la ganadería y la agricultura, con un gran impulso de la caña de azúcar. 2.- Fundó con entusiasmo y ojo clínico las 7 primeras ciudades  de Cuba: Baracoa, Bayamo, Santiago (1ª capital), Puerto Príncipe, Sancti Spiritu, La Habana (capital definitiva) y San Juan de los Remedios. Como su mismo 2º apellido lo dice, era de la segoviana Cuéllar,  vetusta población en la que cada piedra rezuma historia.




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