miércoles, 21 de diciembre de 2022

(1913) Fray Vicente de Requejada fue un clérigo muy extraño y lleno de contradicciones. De gran valentía, participó en campañas sumamente peligrosas, pero mezclaba su indudable religiosidad con actividades muy mundanas.

 

     (1513) Uno de los que se instalaron en la recién fundada Villa de Leyva fue FRAY VICENTE DE REQUEJADA, el cual había sido el primer párroco que hubo en Tunja (ver imagen). Su biografía resulta desconcertante, hasta el punto de que es difícil comprender a personaje tan excéntrico. Quizá fuera capaz de vivir experiencias contradictorias sin ningún remordimiento. Tuvo grandes méritos, y, al mismo tiempo, comportamientos sospechosos en un clérigo. Había nacido en Zaragoza hacia 1500. Ordenado sacerdote como agustino, llegó a Venezuela hacia 1528, y, ya en 1530, fue a una expedición capitaneada por el duro alemán Nicolás de Federman, se supone que como capellán, pero quizá también empuñando las armas, porque bravura no le faltaba: se dice que tuvo el valor de enfrentarse a un puma del que huían hasta los soldados. Luego aparece en Colombia cuando se fundó la la ciudad de Tunja. El año 1541, se incorporó a otra de las campañas que buscaban El Dorado: la que, como vimos, fue un desastre capitaneada por Hernán Pérez de Quesada, hermano de Gonzalo Jiménez de Quesada, quien, como sabemos, repitió el fracaso en la misma loca aventura. La de Hernán Pérez también fue durísima, hasta el punto de que el reverendo Requejada tuvo que matar, para no morir de hambre, un burro que llevaba. Iba con él una india que le servía como criada, y pudo regresar, que no era poca suerte, pero arruinado, a pesar de que había obtenido grandes beneficios en algunos negocios previos. No obstante, a su vuelta, pudo recuperar las posesiones inmobiliarias y otros  bienes que tenía documentados, situados en Tunja y Villa Leyva, regalados por el obispo de Santa Marta recompensando sus servicios como párroco. El año 1551 se encontraba de vuelta en España, y, sin el permiso de los superiores de la Orden de San Agustín, salió de Zaragoza. Como eso estaba castigado con penas canónicas, consiguió una bula papal con la que pudo ingresar en otro convento, también agustino, pero regido por los Comendadores del Espíritu Santo, situado en Triana, a las afueras de Sevilla, lo que le facilitaba obtener beneficios económicos. Esa autorización era válida por 20 años, y, ya pasados, se reincorporó a la Orden de San Agustín el año 1572. Volvió a Colombia y permaneció hasta su fallecimiento en Villa de Leiva. Dejó testamento, y el Obispo trató de borrar algunos párrafos, quizá porque delataban que había tenido un hijo ilegítimo con una indígena. No obstante, en una biografía publicada recientemente, se ve que, a pesar de todo, FRAY VICENTE DE REQUEJADA fue una persona muy valiosa, y un buen evangelizador.




No hay comentarios:

Publicar un comentario